Los amigos de Mohamed VI realizan obras de caridad para mejorar la imagen del rey

El rey Mohamed VI de Marruecos, en febrero de 2019.
El rey Mohamed VI de Marruecos, en febrero de 2019.
Jesus Briones/ GTRES
El rey Mohamed VI de Marruecos, en febrero de 2019.

La popularidad de Mohamed VI de Marruecos no está en su mejor momento. Desde las instituciones han intentado solventarlo de todas las maneras posibles. Incluso inventándose que el monarca había recibido un premio, el Jean Jaurès de la Paz, que en realidad no existe. Por lo que su imagen se está empobreciendo a una velocidad vertiginosa. Así que al rey han acudido a ayudarle sus mejores amigos: los hermanos Azaitar.

La prensa del país y parte de la extranjera (sobre todo desde Francia) ya se han mostrado muy contrarios a la ostentosidad de la que hacen gala y a tantos privilegios que poseen en mitad de una pandemia, por lo que, tal y como explican desde Vanitatis, han iniciado una contraofensiva para limpiar su nombre y, de paso y ante todo, dar una imagen de hombres caritativos que ayude a salvaguardar la imagen del rey.

Ellos son Omar, Ottman y Abu Azaitar. De este último ya hablamos, explicando entre otras cosas que es un boxeador apodado 'el Gladiador marroquí', que tuvo trato de favor cuando visitó La Meca o que está acusado de machismo y violencia de género desde que una exnovia  interpuso una denuncia contra él por haberle reventado el tímpano de una agresión.

Explican desde el medio que, si bien normalmente los ataques a la corona o a sus amistades tienen consecuencias inmediatas para los periodistas y los medios, este no está siendo el caso porque le interesa al más influyente de los consejeros reales, Fouad Ali el Himma.

Por tanto, estos últimos ataques hacia los hermanos por parte de la prensa oficialista serían, entre otras cosas, una advertencia hacia Mohamed VI para que deje de lado a sus polémicos amigos, cuyos abusos de poder están dañando la imagen del monarca alauí y de toda la institución desde que se conociesen en una recepción en abril de 2018, en una audiencia en el palacio real de Rabat para celebrar los premios obtenidos por Abu en artes marciales mixtas.

Desde entonces, el monarca y la fratría -nacida en Colonia, Alemania, de padres emigrantes marroquíes desde el Rif- han pasado las vacaciones juntos en Rincón, al norte del país, a bordo del yate Al Lusial  o en las islas Seychelles. Esto ha dañado bastante la imagen del rey porque en este tiempo ha salido a la luz que dos de los hermanos tienen antecedentes penales por palizas e intentos de robo en su ciudad natal.

¿Y qué han hecho los hermanos Azaitar para intentar paliar esta oleada de noticias sobre sus constantes desmanes? Aprovechar su posición. Por un lado, y según aseguraba el pasado diciembre Mehdi Hijaouy en la revista económica Challenge, han recordado continuamente sus éxitos deportivos y que han hecho "sonar el himno nacional en la otra punta del mundo".

Hijaouy se autodenomina fundador del Washington Strategic Intelligence Center, una institución de investigación que no solo carece de página web sino que cuando se busca solo aparece el nombre de Hijaouy y alabando la labor de los Azaitar con los MMA (las artes marciales mixtas en sus siglas en inglés), que según él deberían ser añadidas "a la formación de aquellos cuyo oficio va a ser la seguridad, pero bajo la supervisión de los magos marroquíes en este arte". Un chanchullo con todas las de la ley.

Por el otro lado, está en la demagogia barata. No hay nada más extendido, sobre todo en Occidente, que las clases altas creyendo que hacen un bien común cuando realizan una aislada obra de caridad individual con el pretexto de querer cambiar a mejor y, sin embargo, retratarse haciéndolo para conseguir likes y aprobación de sus seguidores porque el objetivo siempre fue su ego y mantener su posición privilegiada.

Señalan desde Vanitatis que detrás de esta campaña de realizar altruistas obras de caridad se encuentra el altavoz que les ha dado de nuevo sus redes sociales y, sobre todo, el digital Achkayen. En un reportaje abordó cómo habían colaborado con una ONG local para repartir lotes de comida, ropa invernal y sillas de ruedas en la provincia de Sidi Bennour, en el Alto Atlas.

El propio Abu subía a sus redes sociales fotografías de él besando a una anciana desamparada, charlando con mendigos a los que daba mantas o entregando una silla de ruedas a una persona necesitada (imagen que omitió de su Instagram). No se tiene constancia de que haya hecho donaciones de su amplísima fortuna para los mismos fines hasta este momento.

El periódico, en boca de su periodista Omar Boumédiène, explica que Abu "da limosnas, exhibiendo su generosidad aparentemente de buena gana, para limpiar su reputación ensombrecida por una sucesión de escándalos", así como, en otro artículo, añaden que los hermanos se dedican a "acumular grandes riquezas en lugar de fijarse como objetivo servir a su país". 

Además, sacan a relucir un vídeo en el que la famosa presentadora Badria Atallah, en el que recuerda que "en el Islam la limosna debe de ser discreta y no divulgada por el que la da: lo que el profeta aconsejaba cuando dijo que al hacer una limosna tu mano izquierda debe ignorar lo que ha dado tu mano derecha".

Desde Vanitatis recuerdan, sin embargo, que algo que omiten todas estas publicaciones es que todo ese poder, ese alarde y hasta saltarse las restricciones son capaces de hacerlo porque cuentan con el amparo y protección de Mohamed VI.

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