Los expertos dudan del modelo de contagio masivo que valora Israel: "Más transmisión creará más variantes"

Archivo - Arxiu- Un sanitari realitza una prova PCR
Imagen de archivo - Un sanitario realiza una prueba PCR.
RICARDO RUBIO/EUROPA PRESS
Archivo - Arxiu- Un sanitari realitza una prova PCR

En Israel, las autoridades sanitarias se han planteado como medida para combatir la variante Ómicron un modelo de “contagio masivo”. Estudian esta posibilidad ante la velocidad con la que se propaga y contagia esta última variante y porque, según informa el medio israelí N12 “la tasa de inmunización y la falta de restricciones reales al público no permiten otro modelo”.

De esta propuesta no han tardado en hacerse eco medios de distintos países y en el caso de España, expertos aragoneses ya han manifestado desacuerdo ante esta medida al periódico Heraldo.

Esta medida también se baraja en el marco de un estudio preliminar del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica, en el que exponen la evidencia de que ciudadanos de Sudáfrica que se han contagiado de Ómicron, tienen un 80% menos de riesgo de hospitalización si se compara con variantes previas.

El epidemiólogo Nacho de Blas explicaba al periódico que esta opción ya se barajó a finales del 2020, con el finde conseguir una inmunidad de rebaño. Sin embargo, el se muestra partidario de "cortar la transmisión en la medida de lo posible”.

Actualmente algunos países como Suecia o Reino Unido se ha apostado por no poner restricciones cuando se empezaron a suministrar las primeras dosis de vacunas.

Sin embargo, el epidemiólogo no lo ve adecuado y remarca la evidencia de la transmisión del virus mediante el aire. Insiste en la necesidad de “procurar una mayor depuración y desinfección del aire”, recalcando también la importancia de la ventilación cruzada.

El catedrático de Ciencias Ambientales y Química de la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez, también rechaza la medida. Según explicaba en sus redes sociales “Esto no funciona así. Más transmisión creará más variantes, y no hay inmunidad duradera para un virus que cambia rápidamente”

De Blas explica la inmunidad no es permanente, “ahora varía ente unos 6 o 9 meses y si aparecen nuevas variantes y llegan a todos los rincones será aún de más corta duración”, por lo que opina que una propagación masiva “entraña muchos riesgos”.

El epidemiólogo explica que existen condicionantes para conseguir una inmunidad de rebaño “robusta, duradera”, una de ellas que “el virus se propagara de forma homogénea por toda la población” algo que no sucede. Además, si se adaptara este modelo, uno de los efectos que tendría es la bajada de defensas, provocando una mayor probabilidad de transmisión de otras enfermedades.

Además, en Heraldo explican que “según la OMS, los virus tienden a mutar en variantes más infectivas pero menos letales”.

Con una perspectiva diferente, Javier Zulueta, neumólogo español, afirmó a Onda Cero que se “podría lograr una inmunización generalizada y hacer desaparecer el nivel de pandemia” pero remarcando que “la vacuna no deja de ser crucial ante las nuevas variantes”, ya que es la medida principal de contención del virus.

Sin embargo, tanto De Blas como Jiménez apuestan por la contención de la transmisión. El primero exponiendo como ejemplo la medida de contención que se aplicó para contener las infecciones por la bacteria del cólera en el siglo XIX: la depuración del agua. La extrapola a la pandemia actual explicando que “impedir que haya tantos virus y bacterias en el aire” podría acercarnos a dejar de lado las mascarillas.

Por su parte, José Luís Jiménez pone el foco en el covid persistente, “un grave problema para la salud pública para el que no estamos preparados”, que puede controlarse evitando los contagios y atendiendo adecuadamente a los pacientes post-covid.

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