A Lorenzo Fernández-Ordóñez no le ha dado tiempo a tomarse un descanso. El arquitecto que, junto a Fernando Porras-Isla, inauguró la Plaza de España el pasado 22 de noviembre, acaba de finalizar otro de los proyectos que marcarán el paisaje urbanístico de la capital.

Jorge Paris

El puente de la Concordia ya planea sobre la M-12, preparada para recibir a todo aquel que entre por la que constituye la entrada contemporánea a una ciudad: su aeropuerto. El proyecto tan solo está a falta de que el Ayuntamiento recepcione el proyecto, y esto ocurrirá entre diciembre y enero, tal y como confirman el área de Obras a 20minutos.

Es decir, quince años después de que la Junta de Valdebebas sacase a concurso público este proyecto. Si en 2007 lanzó la idea, al año siguiente ya habían salido a la luz el nombre de los ganadores: Francisco Millanes, Francisco Domouso, Lorenzo Fernández-Ordóñez; Emilio Rodríguez y la empresa de ingeniería IDEAM SA. "El requisito que pedían es que fuera un puente icónico, que tuviera una imagen singular", explica el arquitecto, quien detalla todos los entresijos del proceso, como que el puente se construyó en Galicia y fue trasportado hasta la capital, o que se llegó a plantear el paso de un tranvía y de un carril bici. También repasa los baches del proyecto provocado por la crisis de 2008 o las dudas sobre el color de la estructura, finalmente gris.

Pero sobre todo, explica lo que supondrá este puente para los madrileños y turistas. Al fin y al cabo, no es su primer puente. Con la ingeniería IDEAM ha realizado, entre otros, la pasarela Padre Arrupe, en frente del Guggenheim de Bilbao, y el puente Infante D. Henrique sobre el Duero en Oporto. También trabajó en el 4º puente sobre el Urumea en San Sebastián. Sin embargo, este, a diferencia de los anteriores, es "más dinámico" porque "a medida que te mueves, el puente cambia", revela a 20minutos.

¿Para quién es este puente?

Este puente tiene una doble visión: el que lo cruza por arriba y el que lo atraviesa por debajo. El primero es cualquier madrileño porque es una nueva entrada a la T4, para la que hay que atravesar Valdebebas. Además, los vecinos de esa zona van a estar mucho más conectados con la T-4 porque hasta ahora tenían que dar un gran rodeo. Pero también, es para quien llega a Madrid en avión. Siempre que entre a la ciudad con cualquier vehículo, pasará por debajo del puente y, entonces, va a verlo como un gran arco de bienvenida; es como pasar por una puerta.

¿Cuántos coches estima que lo atravesarán cada día?

Se han realizado distintas estimaciones. El puente dispone de dos carriles por sentido y habrá que esperar a su puesta en marcha para comprobar el flujo de vehículos definitivo.

¿Cuál es su originalidad que no tenga otro en el mundo?

La serie de mallas que unen el arco con el tablero, lo que hace que su percepción sea muy diferente. Es decir, normalmente los puentes tienen un arco y, luego, los tirantes que unen el arco con la base. En este caso, en vez de tener esos cables, tiene una malla.

Cedida.

¿En qué se han inspirado para diseñar esa malla?

Tiene una inspiración muy grande en todo el diseño aeronáutico. Piensa en un avión. Este tiene un elemento longitudinal (fuselaje) unas costillas (alas) y luego una piel que lo recubre todo. Pues la visión del puente es igual: un elemento longitudinal con unas costillas, pero le hemos quitado esa piel para que se vea el interior.

Como si se descubriera el cadáver del avión...

Eso es. Se lo hemos quitado porque queremos que haya un juego de transparencias, porque esta malla genera un juego de luces y sombras de día que genera riqueza.

También tiene influencia del escultor Eusebio Sempere.

Ha sido siempre una inspiración para nosotros, en el sentido de conseguir con muy pocos materiales un efecto de movimiento. A medida que te mueves, el puente cambia gracias al juego de las mallas.

Busca recordar a la cubierta de la T-4. ¿Dónde se ve eso?

En el juego de ritmos, que tiene ver con con el arte dinámico. El puente está compuesto por patrones geométricos que se repiten pero que, al mismo tiempo, generan un dinamismo. También a que es un objeto que da sensación de flotar, como un avión.Y luego en el color, que es de aluminio.

Madrid es una ciudad alegre. ¿Por qué apostar por el gris?

La verdad es que dudamos mucho sobre el color del puente. Al principio pensamos en el blanco, por ejemplo. Pero al final apostamos por el color de un avión antes de pintarlo: ese gris que brilla como el aluminio. Nos dimos cuenta de que el color habría sido demasiado protagonista.

¿Aspira a que sea una seña de identidad de Madrid?

El puente va a ser el primer gran elemento que va a ser reconocible. Va a dar la sensación de 'he llegado a casa'; 'ya estoy en Madrid'. Digamos que no aspira a ser la Torre Eiffel, pero sí una puerta alegre que da la bienvenida, en vez de ser el típico puente de hormigón por el que simplemente atraviesas.

Cedida.

El proyecto tiene quince años de vida. ¿A qué se han debido los retrasos?

El proyecto lo ganamos en 2007 y lo hicimos en 2008, justo antes de la crisis. Cuando vino la crisis, se paró todo y entonces se puso en duda. Nosotros ya creíamos que no se iba a hacer... hasta que hace tres años la Junta de Compensación de Valdebebas retomó el proyecto.

¿Por qué se puso en duda?

Porque de repente no había talleres. Y el precio del metal había subido mucho con respecto a 2008. Además, en la crisis se puso en duda todas las operaciones urbanísticas de Madrid, entre ellas, la de Valdebebas.

¿Esta fue su mayor complicación?

No. El mayor reto fue integrar en el diseño todos los elementos, entre ellos la iluminación. La mayoría de los puentes tienen farolas y nosotros hemos integrado la iluminación dentro del arco.

Como arquitecto. ¿Cuál es su puente favorito?

El puente Salginatobel, en Suiza. Lo hizo el ingeniero R. Mayart.

Rama- Wkimedia Commons.