La exministra de Defensa y secretaria general del PP entre 2008 y 2018, María Dolores de Cospedal, se negó este jueves a declarar en la comisión de investigación sobre la operación Kitchen, la presunta trama parapolicial articulada desde el Ministerio del Interior en la etapa del Gobierno de Rajoy para espiar y sustraer información sobre la corrupción del PP al extesorero del partido, Luis Bárcenas. Lo hizo, según aseguró, por el recurso que ha interpuesto la Fiscalía contra el auto con el que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón la desimputó y la exoneró de responsabilidades penales.

“Les informo de que tengo la intención de no declarar”, señaló Cospedal nada más llegar y antes de que la palabra pasara al resto de los grupos políticos, que interrogaron el pasado jueves a Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior e "ideólogo" de la trama según el magistrado, y que harán lo propio con el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, que no está investigado en la trama, el próximo lunes. Antes de irse, la exministra añadió que no es "amnésica" y que a todo lo que le preguntaron los diputados ya contestó en sede judicial. Así, tan solo habló en contadas ocasiones. 

El único momento en el que se salió de su propio guion fue al final de la comparecencia, cuando el diputado de Bildu Oskar Matute mentó a Bárcenas. Sin nombrarle, como en anteriores ocasiones, la exministra recordó que pesa contra "esa persona que fue gerente y tesorero del Partido Popular" una sentencia por intromisión a su honor. "Se le condenó a cesar en esa actitud y no volver a proferir injurias contra mí. También a pagar 50.000 euros, cosa que nunca ha hecho", añadió la que fuera secretaria general de los 'populares' durante una década, que también recordó el archivo de la causa en la que se investigó al PP por la destrucción de los ordenadores del extesorero.

Esta era la segunda vez que la exministra estaba llamada a declarar a esta comisión parlamentaria del Congreso de los Diputados. La primera ocurrió en junio. Sin embargo, finalmente su comparecencia se suspendió al conocerse horas antes la noticia de su imputación, justo cuando declaraba su marido, el empresario Ignacio López del Hierro. "No me pilla por sorpresa", señaló entonces López del Hierro. “Vine y hubiera comparecido. No fue culpa mía no declarar. Ahora no declaro porque la Fiscalía, PSOE y Podemos han recurrido el auto”, añadió la exministra.

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El juez García Castellón imputó a Cospedal y a López del Hierro por los delitos de cohecho, malversación y tráfico de influencias. Lo hizo al darle credibilidad a algunas de las agendas encontradas en los registros realizados a la casa del excomisario José Manuel Villarejo. En las mismas habría apuntes que permitían, según se señaló entonces, "interferir la participación" de Cospedal y López del Hierro en la captación de Sergio Ríos, el entonces chófer de Bárcenas al que se acusa de haber cobrado hasta 2.000 euros al mes -provenientes de los fondos reservados del Ministerio del Interior- para conseguir información del extesorero del Partido Popular. En estos hechos habría sido clave el comisario Andrés Gómez Gordo, que fue jefe de Seguridad de Cospedal y que admitió ante el juez haber conseguido que el confidente se uniera a la trama y haberle pagado con fondos reservados. 

No obstante, tras escuchar sus declaraciones, decidió no mantenerles como investigados al cerrar la investigación, cuyo exponente con un cargo de responsabilidad más alto es Fernández Díaz. Esto no contentó al Ministerio Público, que en un recurso de apelación señaló que aún hoy existen "suficientes indicios de criminalidad" contra Cospedal y consideró "prematuro" el fin de la investigación sin haber llevado a cabo más diligencias, como la investigación del número de teléfono con el que presuntamente Villarejo se comunicaba con Rajoy para informarle del transcurso de las operaciones de la trama, según señaló en sede judicial y también en la comisión del Congreso.

El Ministerio Público también apuntó que eran "plenamente coincidentes" los apuntes de Villarejo relativos a la captación de Ríos con otros tres interlocutores: Luis de Grande Ortiz, Cospedal y Gómez Gordo. Sobre el papel de este último preguntó el diputado del PSOE, Felipe Sicilia. “Era un policía que formaba parte de la Kitchen porque así usted tenía conocimiento perfecto de cómo va la trama”, argumentó Sicilia, que también citó un mensaje intervenido que el ex secretario de Estado de Seguridad y también investigado, Francisco Martínez, le habría enviado a su mujer en el que le contaba que “había estado hablando con Cospedal” y que le dijo que “le daba igual lo que dijera Villarejo” de ella “porque todo lo que ha hecho ha sido por el bien de España”.

Asimismo, también le preguntaron a Cospedal sobre las reuniones que tuvo con Villarejo, sobre lo que también le preguntaron en la Audiencia Nacional. La exministra reconoció varios encuentros con Villarejo en la sede de Génova, con la intención de que le contara lo que sabía sobre filtraciones a la prensa relacionadas con el PP y con ella. Eso sí, negó que le hiciera encargo alguno, desmarcándose del presunto espionaje al extesorero Luis Bárcenas.