Austria decreta su cuarto confinamiento ante su mayor ola de covid: "La vacunación obligatoria es lo que más le está molestando a la gente"

  • 20 Minutos habla con dos residentes en Viena para explicar la situación del país ante el nuevo confinamiento.
  • "Me sorprende un confinamiento tan laxo con la incidencia que hay", explica un español residente en la capital.
Asistentes a la manifestación contra las medidas para frenar la expansión del coronavirus del gobierno austriaco en Viena.
Asistentes a la manifestación contra las medidas para frenar la expansión del coronavirus del gobierno austriaco en Viena.
EFE / EPA / CHRISTIAN BRUNA
Asistentes a la manifestación contra las medidas para frenar la expansión del coronavirus del gobierno austriaco en Viena.
Austria arrancó su confinamiento general tras las protestas.
Europa Press

Austria se enfrenta a un nuevo confinamiento, el cuarto desde que empezó la pandemia, para intentar frenar la vertiginosa cuarta ola de contagios que ha situado al país como el segundo con más incidencia de la Unión Europea (UE). "Las medidas eran bastante laxas, nadie llevaba mascarilla", explica Javier Afonso, un español que vive en Viena, a 20 Minutos.

Las restricciones volvieron a entrar en vigor el pasado lunes 22 de noviembre, día que el país notificó una incidencia de 2.037 casos a 14 días por cada 100.000 habitantes. 

Ese mismo lunes, el porcentaje de austriacos vacunados era solo del 65,38%. El país vacuna a un ritmo muy lento, pues ha tardado más de dos meses en aumentar un 10% las personas con la pauta completa de vacunación. 

Estas cifras se sitúan a pocas semanas de las celebraciones Navideñas y con la ciudad funcionando al 100%, pues antes del decreto de las nuevas restricciones, la única manera mediante la que la pandemia se dejaba ver era por el uso de mascarillas en interiores.

Una primera ola mínima

Austria vivió una primera ola, al principio de la pandemia, que no se puede comparar con otros países europeos, entre ellos, España. Y es que en el pico de esta primera ola solo se llegaron a notificar algo más de 1.300 casos al día, con una incidencia mínima: 104 casos por 100.000 habitantes.

Por poner estos datos en comparación, en España el registro máximo de casos nuevos durante la primera ola fue de 10.000 al día. Es cierto que, por lo general, la primera ola fue más liviana que las siguientes, sobre todo a principios de 2021, pero Austria registra ahora sus cifras históricas más altas, mientras que España no llega a los datos de la primera ola.

Paul Skerra vive en Viena y explica a 20 Minutos que el primer confinamiento, en 2020, no fue todo lo duro que se esperaba para la situación. "Creo que no fue suficientemente estricto, mucha gente ignoraba e ignora todas las normas, y creo que muchas cosas fueron mal y se deberían de haber gestionado de otra manera diferente", explica.

Por eso, el país vivía un idilio en el que el ocio no registraba restricciones, entrar y salir del país era sencillo, los tests rápidos eran gratuitos y la vacunación estaba abierta a todo el mundo -incluso extranjeros- y era accesible con un simple registro.

Un confinamiento más laxo de lo necesario

Pero a pesar de este nuevo confinamiento, que tiene como principal objetivo reducir la vida social de los austriacos, las restricciones no son tan duras en relación con la gravedad de la situación.

"Me sorprende que sea un confinamiento tan laxo con la incidencia que hay. No hay toque de queda, puedo ir a trabajar, hacer deporte, pasear... Sales a la calle y notas que hay menos gente, pero no hay un cambio brutal. Incluso puedo ir a casa de otra persona de diferente burbuja", explica Javier Afonso, un español de 26 años que vive en el centro de Viena -el distrito 12- desde el pasado abril.

Cuando se instaló, por trabajo, venía de una España con toques de queda y grandes restricciones, pero en Austria, todo cambió rápidamente. "Las medidas han sido bastan te laxas, llegué en abril y estaba todo el ocio cerrado, pero dos meses después abrieron todo con 100% de aforo. Tampoco hacía falta llevar mascarilla por la calle, solo en sitios cerrados", explica.

Incluso en sitios cerrados, la medida de la mascarilla era bastante laxa. "La norma general era la de las tres G (en alemán, geimpft, geheilt y geprüft): vacunado, testado o haber pasado la enfermedad. Si cumplías una de esas condiciones, no hace falta llevar mascarilla en interiores", explica.

Ahora quieren reducirlo a dos G, y que un test rápido o una PCR no permita que no lleves la mascarilla en interiores.

Las restricciones, demasiado ligeras

Este confinamiento no ha pillado a nadie por sorpresa en el país. "Se sabía que la cosa estaba empeorando, aunque desde final de verano había una sensación de normalidad". 

Este aumento de casos, que se ha disparado desde finales de octubre, no se debe a que los ciudadanos no cumpliesen las medidas restrictivas: es que estas eran prácticamente inexistentes. "No es que la gente no las cumpliese, es que eran muy ligeras. Todo el mundo siempre ha intentado no llevar la mascarilla, al aire libre nadie la llevaba".

Skerra cree que el gobierno austriaco no ha tomado las decisiones correctas a lo largo de la pandemia. "Creo que la primera buena decisión fue la que tomaron hace unos días de obligar a la vacunación a todo el mundo en febrero", argumenta.

"Además, considero que muchas cosas fueron mal porque deberían haber escuchado a los científicos y no a la economía o a algunos partidos de derechas", añade.

Afonso reflexiona que "al final, aunque la gente está bastante concienciada, no se lo han tomado tan en serio como en otros países como España". "Ellos no han visto imágenes del Palacio de Hielo lleno de ataúdes... Eso no lo tienen en su memoria colectiva, así que eso influye a que se lo tomen un poco menos en serio", concluye.

20 días a las puertas de Navidad

El confinamiento inicial es de solo 20 días, por lo que acabaría a una semana de las primeras celebraciones navideñas. "Dicen que son 20 días, que lo van a revisar según los números", explica Afonso. "No estoy seguro de que sea dentro de 20 días", vaticina.

Paul Skerra, por su parte, es algo más optimista y cree que el confinamiento para los vacunados sí acabará el 13 de diciembre.

Pero, para los no vacunados, el confinamiento es indefinido. "Es un poco de broma, ¿cómo controlas a los no vacunados?". El español explica que no hay ningún tipo de control en la calle para evitar que no se cumplan las restricciones.

Ante estas nuevas medidas, sobre todo el confinamiento indefinido para los no vacunados, y la obligatoriedad de inmunizarse contra la covid-19 a partir de febrero de 2022, ha provocado varias manifestaciones en el país, aunque muy localizadas y sin mayor impacto, al contrario que en otras ciudades europeas.

"Las manifestaciones han sido muy en el centro y no han hecho mucho ruido, no me he cruzado con ninguna", relata Afonso.

"El tema de la vacunación obligatoria es lo que está molestando a mucha gente", asegura. "En Viena la situación no era tan mala, pero el problema es la Austria más rural...", explica.

"Fletaron autobuses a los pueblos para llevar a la gente a vacunarse a ciudades más grandes, y muchos recibían a los autobuses tirándoles cosas y echándoles del pueblo", cuenta el español. "En estos países germano parlantes hay mucho antivacunas en general", sentencia.

Tanto Javier Afonso como Paul Skerra reciben esta semana su dosis de refuerzo de la vacuna, y esperan que el confinamiento dure lo anunciado por las autoridades de cara a las Navidades.

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