Entrevista | Ángel Martín publica el libro que hubiera querido leer cuando estuvo loco, 'Por si las voces vuelven'

Ángel Martín durante la presentación de 'Por si las voces vuelven'.
Ángel Martín durante la presentación de 'Por si las voces vuelven'.
GTRES / Daniel Gonzalez
Ángel Martín durante la presentación de 'Por si las voces vuelven'.

El cómico, humorista y guionista Ángel Martín pasó por un brote psicótico en 2017 del que tardó más de dos años en recuperarse por completo. Un episodio que acabó por desbordarse cuando comenzó a oír voces que le hablaban de los asuntos más diversos, a ver mensajes en todas partes y a escribir tuits que no tenían ningún sentido para sus allegados. Un círculo pequeño, con su pareja al frente, que le ayudó a salir de allí y a "reconstruirse" para ser "una mejor persona de la que era".

Toda esa experiencia la ha volcado ahora en Por si las voces vuelven (Ed. Planeta. 256 páginas. 17.90 euros), una suerte de manual, un libro en el que cuenta las cosas que a él le funcionaron para salir del pozo. Y aunque "no es un libro de salud mental", sino un libro sobre su "propia locura", es el libro que él habría querido encontrar cuando necesitó informarse sobre lo que le estaba pasando.

Su comunidad, como él define a sus seguidores en redes sociales, han hecho que con la obra aún en la preventa (se publica este miércoles 17) ya haya llegado a una tercera edición.

Dice que volverse loco es lo mejor que le ha pasado en la vida, ¿fue una catarsis? Lo puedo decir ahora, haciendo balance, recuperado y sin medicarme. Me doy cuenta de que lo que soy ahora lo he podido lograr solo por lo que sucedió, por estar obligado a reconstruirme y haber acabado por ser una persona mejor de lo que era.

¿Cuál fue el mayor obstáculo que salvó a la hora de decidirse a escribir este libro? No hubo nada que me echara para atrás. Esta es la historia que me apetecía contar y lo hice de forma consciente. Habría sido distinto si de repente me hubiesen dicho “oye, ¿por qué no haces un libro sobre eso que te pasó? Y a tí no te apetece. Como la iniciativa partió de mí no tuve que pensar si lo tenía claro o no.

¿Visibilizar los problemas es quitarles el estigma? Creo que quitarse el estigma es un trabajo individual de cada uno, visibilizarlos lo que hace es que no estén escondidos, que ya es algo. Los estigmas los ponemos cada uno de nosotros, diciendo "a este que le ha pasado esto le pongo este sello, a ese este otro", así que dejar de hacerlo es algo individual, de cada uno.

¿Puede ayudar este libro a que alguien sepa que no está solo, que más gente tiene enfermedades o problemas mentales? A raíz de mencionar que yo he vivido algo así he recibido mensajes de mucha gente que no conozco a través de redes contándome que han pasado por cosas parecidas o que conocen a gente que lo ha vivido y que qué guay saber que yo he pasado por algo parecido. Mencionarlo por lo menos te da la sensación de no estar solo en eso, de que le pasa a más gente.

¿Usted supo darse cuenta de lo que pasaba? Yo no ingresé por voluntad propia. Cuando entraba en el hospital yo no sabía por qué me estaban ingresando. Fue mi chica la que vio que estaba haciendo cosas raras. Puse un tuit felicitándola por la película de Wonder Woman, como si fuera suya. Los demás pensaron que estaba bromeando, pero ella sabía que no. Yo no me daba cuenta de que esas cosas no tenían sentido.

¿La gente lo lleva en secreto? Hay gente que me dice que no lo sabe nadie de su entorno, pero que es guay contármelo a mí. Se abre una especie de habitación donde puedes hablar porque te van a entender. Pero es esa habitación, hay que ver si te ves suficientemente fuerte para contarlo fuera. Eso es curro de cada uno, de cuánto de igual te da lo que piensen los demás o cuánto necesitas contarlo.

¿Ha vivido usted esa tiranía del qué dirán? No, nunca me ha preocupado eso. Estoy siendo más consciente de que existe después de mencionar que he pasado por algo así que antes.

Hay que ser valiente para reconocer que has tenido un problema de índole mental, pero ¿también hay que serlo para decirle a otra persona que lo está teniendo? A lo mejor lo que hay que decir no es "creo que necesitas ayuda", sino "¿estás bien?". Igual es eso. Tiene más que ver con la forma de acercarse y pensar si de verdad te importa esa persona o no. Creo que si yo veo a alguien a quien quiero que está haciendo cosas raras no tendría apuro en acercarme y decirle "oye, estás raro, ¿está pasando algo, te apetece hablar?".

Porque aunque esa persona, aunque le esté pasando algo, no quiera compartirlo conmigo sí que se irá a casa con la sensación de que a alguien le importa. A lo mejor hoy no te lo dice, mañana tampoco, pero quizá en una semana recibes una llamada para hablar.

Hay que estar a las duras y a las maduras, ¿no? Hay que perder el miedo a ser humanos. Estamos muy centrados en lo nuestro. Es muy fácil quedar para bromear, para compartir los éxitos, pero no entiendo por qué nos cuesta acercarnos a un colega y decirle "oye, te noto más apagado, ¿pasa algo?". Si tengo un amigo al que noto rebotado o más triste, me acerco. Y la mitad de veces te dicen "¿tanto se me nota?". Y si te dicen que no pasa nada, pues los dos os quedáis tranquilos.

¿Es porque no tenemos una cultura general de las enfermedades mentales como la tenemos de las enfermedades físicas? Probablemente. Primero porque nos cuesta mucho distinguir entre estar pasando una racha más triste, o estar de bajón y que sea normal o que sea un problema de verdad. Nos cuesta poner esa línea. Segundo porque creo que, por lo menos a mi generación, nos han educado de forma que la debilidad no se debe mostrar, que nadie debe verla, que tienes que estar siempre bien y con una sonrisa y que tus cosas son tuyas nada más. No sé cómo será en las generaciones de ahora, pero la mía era la de ‘los chicos no lloran’, y eso no ayuda.

En 2020 hubo en España récord histórico de suicidios ¿tiene algo que ver con esto? Es que 2020 ha sido un año en el que a mucha gente se le ha roto la vida, directamente. Para mucha gente ha ido mucho más allá de quedarse en casa unos meses, han tenido que cerrar sus negocios, quedarse encerrada… cosa que han hecho que fueran incapaces de superar el dolor y los problemas.

Hay que pedir ayuda cuando pasa, pero después, ¿hay que pedir perdón? Yo he pedido perdón después a gente que sé que he podido decirles cosas que les hicieron daño. He pedido perdón, sí. No es que haya que hacerlo, pero tienes que entender que cuando pasas por una cosa así se dicen y hacen cosas que pueden hacer daño a otros y que en ese momento ellos no sabían por qué estabas diciendo eso. Y aunque sepas que la otra persona ya lo ha entendido un "perdona" se agradece siempre.

¿El ingenio y la locura colindan? No creo… Si tuvieran que ver veríamos que el 90% de las personas a las que les pasa esto están relacionados con trabajos creativos y creo que no es así. Supongo que puede potenciarlo, si tienes una caída en algo así y te dedicas a currar con el coco puede que vayas a lugares que otra persona no, pero no lo creo.

¿Hay que dejar de decirle a los demás las cosas negativas que hacen o la cuestión es cómo se las decimos? Lo primero sería descubrir si es algo negativo o si es algo negativo desde tu punto de vista, lo que es muy delicado. A lo mejor está mal solo desde donde lo miras tú. A no ser que sea algo que está mal objetivamente hablando, si está quemando coches con gente dentro, está mal objetivamente y es interesante decírselo (risas). Lo primero es aprender a distinguir si lo que vas a decir es algo que está mal o algo que te molesta a ti y después cómo decirlo.

¿Falta tacto? Desde hace tiempo se ha puesto de moda decir eso de "es que yo soy así", "voy de frente" o "digo las cosas a la cara"... pues a lo mejor eres un gilipollas, porque lo mismo me lo puedes decir bien, sin atacar. Es mucho mejor decir las cosas sin hundirle en la mierda, es mucho más productivo.

¿Ha sacado algo en claro de las voces? Algo que se queda conmigo es que a veces decidimos o marcamos el grado de locura de los otros en base a lo que nosotros consideramos locura. Ponemos una línea, un umbral que se puede modificar si se habla, se escucha y no se prejuzga.

¿Y en lo práctico? Usé todo lo que me dijeron para un libro (risas). Ahora le hago mucho caso a mi intuición, más que antes.

¿Cómo llevaría que hicieran bromas sobre su enfermedad? Soy el primero en bromear sobre este episodio de mi vida. Nunca he tenido problema en que se bromee sobre él.

¿El límite está en la intención? El límite está en la intención con la que se bromea. Uno sabe cuándo está yendo a molestar y cuando está haciendo humor. Cuando te dedicas a esto sabes, ves perfectamente cuándo alguien quiere molestar o cuando se hace una broma y los demás no la están entendiendo.

¿Qué se quiere decir a sí mismo en este libro por si el episodio se repite? Que escuche mejor, que lo mismo me dijeron cosas interesantes y no las anoté, cago en la leche (risas). Tendría una grabadora a mano.

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