Así es Marina Di Guardo, la madre y mentora de las hermanas Ferragni

La 'influencer' y escritora Marina Di Guardo.
La 'influencer' y escritora Marina Di Guardo.
Instagram Marina Di Guardo
La 'influencer' y escritora Marina Di Guardo.

A sus 60 años recién cumplidos, Marina Di Guardo no cesa de presumir en redes sociales de sus tres hijas: Chiara, Valentina y Francesca. Allí donde van juntas, los mediodías que quedan para almorzar o el tiempo que pasa con sus nietos son algunos de sus temas estrella. También, en ocasiones, se hace algún que otro selfi o graba el remoto lugar que acaba de conocer. Hasta ahí, nada fuera de la norma. Y sin embargo, Marina Di Guardo no solo es la madre de la mayor bloguera de moda del mundo (Chiara), sino que sus tres hijas forman un clan de influencers que han convertido su apellido, Ferragni, en una marca per se.

¿Y quién es Marina Di Guardo? Pues la matriarca de las mayores instagramers italianas nació hace 61 años (el 29 de octubre de 1961) al norte del país transalpino, en Novara, al oeste de Milán, en la región del Piamonte. Eso sí, ella se considera siciliana (concretamente, de Catania) porque sus abuelos habían nacido en la famosa isla mediterránea.

Su familia, de corte excesivamente tradicional incluso para la época, siempre trató a su única hija (tiene tres hermanos) con bastante dureza y severidad, lo que le marcó el carácter y la necesidad de resolver los problemas y sacarse los cuartos ella sola. Alguna que otra vez, como en una entrevista con la edición italiana de Vanity Fair, ha dicho que le hubiese gustado recibir más cariño de sus padres, algo que ella ha intentado cambiar en su trato con sus tres hijas, sin dejar de ser estricta cuando la ocasión lo merecía.

"Yo era la única mujer en una familia poblada por hombres. Tuve una infancia solitaria, con tres hermanos y una ama de casa cuya dulzura fue canibalizada por un padre totalmente desbordado; un médico de hospital que nos decía que era nuestro Dios y cada vez que conseguía un aumento y ascendía de puesto teníamos que movernos en masa: de Novara a Luino, Lago Mayor, Milán...", ha llegado a confesar.

Marina Di Guardo se casó cuando tenía 23 años con un dentista de Cremona, Marco Ferragni, y la familia se trasladó a la ciudad de la Lombardía, a unos 90 kilómetros al sureste de Milán, donde trabaja como subdirectora en una sala de exposición de moda de la compañía Blumarine, trabajo que hubo de dejar en cuanto llegaron sus tres hijas.

La primogénita, Chiara, nace en marzo de 1987; la segunda, Francesca, nuevamente en marzo, solo que dos años después de su hermana mayor; y la tercera, Valentina, casi el último día de diciembre de 1992, tras un breve embarazo de solo seis meses y medio porque, sí, también tendría que haber nacido en marzo.

Hasta que no se hizo más activo en Instagram, Ferragni era el más desconocido de todo el clan de los Ferragnez. Esto se debe a que cuando Chiara tenía 15 años, en 2002, él y Marina se divorciaron. Marco tuvo otro hijo algo después, a quienes las hermanas consideran un "medio hermano" de doce años, que según el semanario Oggi se llamaría Lorenzo y de quien no ha trascendido la madre, debido al hermetismo del dentista, que en sus redes sociales se dedica a presumir delante de sus algo más de 115.000 seguidores de sus hijas y de su pasión por el deporte, en especial el windsurf y el esquí.

Aquella separación supuso un antes y un después en la vida tanto de sus hijas como de la propia Marina, que se dedicó por entero a ellas. De hecho, poco después de la boda de Chiara con el rapero Fedez, su pareja y padre de sus dos hijos, Leone y Vittoria, Marina comentó que vio a la novia "siempre radiante", y que "es fácil pensar" que siempre han sido "felices, pero no es así".

"Para las chicas, la separación entre su padre Marco y yo fue como si tuvieran que cruzar por un pasaje oscuro y estrecho pasaje", explicó Marina Di Guardo al citado medio. Pero no poco después encontraría su vocación: la escritura. Para empezar, se convirtió en la primera bloguera de la familia. Con su amor por la fotografía y las palabras creó un blog de viajes llamado The travel passion, siendo por tanto su primera profesión y su hobby las semillas de lo que luego haría tan famosas a sus hijas: la moda y los blogs. Que si se suman dan como resultado, claro, a influencers.

Fue cuando por fin se independizaron sus hijas y poco a poco fueron haciéndose un hueco en el mundo de la moda y de sus propias empresas (no por nada hay medios que las consideran las Kardashian italianas y en diciembre estrenan su propio reality en Prime Video) que Marina Di Guardo consiguió sacar todo lo que tenía dentro y convertirse por derecho propio en toda una escritora. En 2012 publicó su primer libro, L'inganno della seduzione.

Desde entonces cinco libros más, todos ellos a medio camino entre el thriller y la novela negra histórica. Algunos, como La memoria dei corpi, ha sido traducido a varios idiomas, y para otros, como Dress code rosso sangue, ha tirado de experiencias propias y, este en concreto, está ambientado en el mundo de la moda milanesa. Tiene, además, intención de llevar al cine o al mundo de las series sus obras.

Pero a pesar de su éxito, de que muchos usuarios siempre alaben lo bien que se cuida y que podría pasar por una hermana más de sus hijas, Marina Di Guardo tiene claro qué es lo más importante para ella, comohizo saber recientemente hablando con el diario Libero: "Mi única preocupación es que mis hijas estén tranquilas y contentas con aquello que hagan. Nunca le he dado demasiado valor al dinero. No es lo que les dará la felicidad. Pero me da mucha paz que las tres hayan elegido profesiones que no las exponen al riesgo de estar sometidas o ser víctima de abusos. Les enseñé que el mayor activo es la libertad".

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