Bielorrusia 'orquesta' la llegada masiva de migrantes a la frontera con Polonia: ¿por qué Lukashenko presiona a la UE?

  • Es una forma de presionar a la UE ante las sanciones aprobadas por los Estados miembros contra cargos de su Gobierno.
  • Polonia avisa de que se trata de un movimiento "sin precedentes" y avisa de que su frontera "es sagrada".
  • Bruselas pide a Varsovia que recurra a Frontex para reforzar los controles.
Migrantes en la frontera de Bielorrusia y Polonia.
Migrantes en la frontera de Bielorrusia y Polonia.
POLAND'S MINISTRY OF NATIONAL DE
Migrantes en la frontera de Bielorrusia y Polonia.
Migrantes en la frontera de Bielorrusia y Polonia.
POLAND'S MINISTRY OF NATIONAL DE

El régimen de Alexandr Lukashenko quiere presionar a la Unión Europea a través de Polonia y lo hace moviendo a miles de migrantes hacia la frontera. Bielorrusia tiene esta manera de reaccionar a las sanciones emitidas por Bruselas -a través de los Estados miembros- contra el que está considerado como "el último dictador de Europa". La confrontación no se da solo entre Minsk y Varsovia, sino a nivel de toda la Unión, pues la frontera polaca es frontera comunitaria y ante la ausencia de una política migratoria común la respuesta tiene que coordinarse a nivel nacional.

"Es un movimiento sin precedentes, y Polonia debería recurrir a Frontex porque es una herramienta que está para situaciones como esta", comentan fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. Bruselas precisamente avisa a Varsovia de que esta es la vía más efectiva para controlar la situación, incluso a pesar de la delicada situación que atraviesa la agencia. En todo caso, no podrá prestar colaboración si el Estado miembro no lo pide. En ese contexto, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki ha asegurado que habrá "respuesta" porque la frontera "es sagrada".

¿Por qué maniobra de esta forma el régimen de Lukashenko? Porque es su forma de presionar a la UE ante las sanciones aprobadas por los Estados miembros contra cargos de su Gobierno, que dejan al país en una situación de vulnerabilidad. Para restar importancia al asunto, el presidente bielorrusio ha asegurado que los migrantes "no son una amenaza". En cambio, tanto sus opositores como cargos de las instituciones europeas expresaron que se trata de una "amenaza híbrida" y que es "intolerable" que el régimen "utilice a estas personas como armas políticas", pues además llegan a la frontera escoltadas por las fuerzas policiales bielorrusas.

Y hay cifras. Las autoridades polacas estiman en más de 30.000 los intentos de paso ilegal en la frontera desde principios de año. El Gobierno polaco ha reforzado la vigilancia en la zona, para lo cual decretó a principios de septiembre el estado de emergencia en las regiones adyacentes con Bielorrusia. De momento no se plantea recurrir a Frontex para reforzar la presencia de controles en la zona.

Mientras, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó un órdago a Bielorrusia e hizo un llamamiento al Consejo. "Solicito la aprobación de sanciones extendidas, posibles sanciones a las aerolíneas de terceros países involucradas", sostuvo en un comunicado, teniendo en cuenta que las medidas restrictivas tienen que aprobarlas los 27. "También queremos prevenir una crisis humanitaria y garantizar retornos seguros", sentenció tras hablar, entre otros, con el propio Morawiecki. Los Estados miembros disponen del régimen de sanciones por violaciones graves de derechos humanos, en cuyo listado ya han sido incluidos cargos bielorrusos. Bruselas insiste en seguir por ese camino.

También se solidarizó con Polonia el secretario general de la OTAN. "El uso de migrantes como una táctica híbrida por parte de Bielorrusia es inaceptable. La OTAN se solidariza con Polonia y todos nuestros aliados en la región", sostuvo Jens Stoltenberg. Califica la situación de "preocupante" y mantuvo este martes contactos con el presidente polaco, Andrej Duda, para buscar posibles soluciones a corto plazo.

No solo Polonia está a merced de las decisiones de Lukashenko, sino que también Letonia ha reforzado los controles en su frontera con Bielorrusia y Lituania ha decretado durante un mes el estado de emergencia en la suya. Con esto, son tres Estados miembros de la UE en jaque por los movimientos del régimen bielorruso. Minsk, en cambio, define a los migrantes como "refugiados" que quieren presentar una solicitud de asilo y que se agrupan solo para evitar una "expulsión forzosa" desde Polonia. En general, se toma estas maniobras como una maniobra de Bielorrusia ante el intento que hicieron los países Bálticos de hacer caer al presidente tras las elecciones de agosto de 2020, que se dieron en un contexto de represión y persecución a los opositores.

El papel de Rusia en la posición de Lukashenko

Relevante es también el papel de Rusia respecto a Minsk, teniendo en cuenta que Putin es el aliado natural de Lukashenko. El Kremlin y Bielorrusia han prolongado 25 años la presencia de militares rusos en territorio de la antigua república soviética, que comparte frontera con varios países miembros de la OTAN. En este sentido, Rusia ha culpado "a Occidente" de todo lo que está sucediendo en la frontera. Putin es el principal sostén del régimen de Lukashenko, que ha quedado aislado en los últimos años.

Según el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, la raíz del problema es la política que los países de la OTAN y la Unión Europea han practicado en relación a Oriente Medio y el norte de África, y el intento "de imponer su propia interpretación de los valores democráticos". Fue muy duro con sus oponentes estratégicos: "No se puede olvidar dónde empezó todo y de quién es la culpa de lo que está ocurriendo ahora. Por eso, la principal responsabilidad del arreglo de la crisis migratoria reside ahora en aquellos que crearon las condiciones para el surgimiento de este problema".

En virtud del protocolo firmado por ambos gobiernos, se extiende por un cuarto de siglo la presencia del 43 nudo de comunicaciones de la Armada rusa Vileika y de la estación de radar Volga, que forma parte del sistema ruso de alerta y prevención de ataques con misiles. Vileika garantiza la comunicación con los submarinos atómicos rusos en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico, además de efectuar actividades de espionaje electrónico.

Mientras, el radio de acción de la estación Volga, que puede detectar misiles balísticos y otros objetos aeroespaciales, es Europa Occidental y las zonas de patrulla de los submarinos de la OTAN en el Atlántico Norte y el mar de Noruega. Ambas instalaciones militares operan desde 1995, un año después de que llegara al poder el actual líder bielorruso.

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