Polonia termina de declarar la 'guerra' a Bruselas y Von der Leyen amenaza con sanciones y el bloqueo de las ayudas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de fondo, en el pleno del Parlamento Europeo.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de fondo, en el pleno del Parlamento Europeo.
PARLAMENTO EUROPEO
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de fondo, en el pleno del Parlamento Europeo.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de fondo, en el pleno del Parlamento Europeo.
PARLAMENTO EUROPEO

Polonia y la UE están enzarzados en un guerra legal porque Varsovia insiste en declararla. Y de ahí no sale. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki acudió este martes al Parlamento Europeo en Estrasburgo para insistir en que el Constitucional de su país está por encima de la justicia europea y de lo que pueda decir el TJUE. Es decir, no aplica el principio de primacía del Derecho de la UE. Varsovia está enrocada en la raíz de un problema que amenaza no solo con enquistarse, sino también con abrir un conflicto sin precedentes entre Bruselas y uno de los Estados miembros más complejos.

"No podemos permitir, y no vamos a permitir, que nuestros valores comunes sean puestos en peligro. La Comisión va a actuar", sostuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que, como si estuviera previendo lo que iba a decir Morawiecki, abrió la caja de pandora y recordó las herramientas de las que dispone el Ejecutivo comunitario para responder al órdago polaco: sanciones en el TJUE, mecanismo de condicionalidad para que no reciban los fondos y, en última instancia, el artículo 7 de los Tratados, que equivale a dejar a un país miembro sin voto en el Consejo.

En un discurso bastante contundente, la presidenta mostró su "preocupación" por la deriva iliberal de Varsovia, y entiende que el Gobierno de Morawiecki ha traspasado una línea muy relevante. "Es un ataque directo contra la unidad del orden jurídico europeo. Solo un orden jurídico común asegura la igualdad de derechos, la seguridad jurídica y la confianza mutua entre Estados miembros y, por tanto, de las políticas comunes", remató.

Justo después, Morawiecki advirtió, con dureza, que su Gobierno no va a "ceder" ante los "chantajes" de la Comisión, y pidió que las reglas "sean iguales para todos", en referencia a la amenaza de la suspensión de las ayudas. "Es intolerable que se hable de sanciones económicas", prosiguió el primer ministro, que alargó su discurso durante más de cuarenta minutos a pesar de disponer solo de cinco minutos de intervención. Dijo, asimismo, que Polonia "nunca será una provincia" de la UE.

"Es intolerable que se hable de sanciones económicas"

Además, el dirigente acusó a la UE de sobrepasar sus prerrogativas al intentar influir en la organización y la independencia en la justicia polaca. Eso sí, esta discusión se da en un contexto que ya es complicado desde hace tiempo, pues Varsovia está en el foco de Bruselas por colocar en sus tribunales a jueces de la cuerda del Gobierno de Ley y Justicia.

En este sentido, Von der Leyen lamentó que "por primera vez" un tribunal nacional dictamine que los Tratados comunes son incompatibles con la Constitución nacional, al tiempo que ha alertado de las "graves consecuencias" que ello tiene en los derechos fundamentales de los ciudadanos polacos. 

Condensando todo, la presidenta de la Comisión recordó que Polonia debería recibir varios millones de euros en los próximos años, en total si se tienen en cuenta el Marco Financiero Plurianual, los fondos de cohesión y el Fondo de Recuperación poscovid. Pero sin tribunales independientes y respeto al estado de derecho ese dinero no llegará. Y quiso terminar precisamente con un mensaje a la ciudadanía: "Polonia está y estará siempre en el corazón de Europa".

Morawiecki pese a su dureza quiso dejar claro que el objetivo del PiS no es -ni ha sido nunca- sacar a Polonia de la UE. Expresó sobre esto que Europa es el "destino de Polonia". Lanzó un mensaje incluso pasional. "Europa es nuestro lugar, no queremos ir a ningún otro lado. Queremos que Europa sea fuerte y valiente, no buscamos beneficios a corto plazo, también seguimos pensando en lo que podemos dar a Europa", comentó ya casi al final de su intervención. No obstante, pidió que se deje de hablar de "Estados miembros de primera y Estados miembros de segunda" entre los 27.

"Los votos no dan legitimidad para derribar las democracias"

En el debate, también los grupos mayoritarios en la Eurocámara fueron duros con las palabras de Mateusz Morawiecki. "Mi país [Alemania] firmó el Tratado de Maastricht y tuvo que cambiar la Constitución para adaptarse", le dijo el portavoz del PPE, Manfred Weber, dejando claro que es Polonia la que debe respetar lo que dicen los Tratados, y no los Tratados los que se deben acoplar a la legislación polaca, como pretende el PiS. Además, acusó al Gobierno polaco de estar "haciéndole el juego" entre otros al presidente ruso Vladimir Putin. "Paren, por favor", sentención.

Por su parte, Iratxe García, líder del grupo socialista, espetó que los votos "no dan legitimidad para derribar las democracias" e incidió en que no quieren "un polexit" [salida de Polonia de la UE]. "Pero cuando uno se salta las normas, se está poniendo él solo en la puerta de salida", le advirtió, al tiempo que añadía que el Ejecutivo polaco, como otros, ha iniciado un camino "hacia el autoritarismo".

"Pero cuando uno se salta las normas, se está poniendo él solo en la puerta de salida"

Tanto los liberales como los Verdes siguieron con ese discurso. "Ninguno de los ejemplos que ha puesto en su intervención tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en Polonia. Es el Constitucional polaco el único que ha declarado inconstitucionales los artículos 1 y 19 del Tratado", aviso Guy Verhofstadt, que calificó el momento como "una situación sin precedentes". Por su lado, Ska Keller, le reprochó al dirigente polaco que esté llevando a su país "por una senda peligrosa", muy similar, dijo, a la que se produjo con el brexit. La Izquierda, por su parte, fue muy rotunda: "Basta de palabras, no se debe financiar a Polonia con fondos de la UE", concluyó Martin Schirdewan.

Morawiecki solo encontró el apoyo de los grupos de ultraderecha de la Eurocámara, ECR (al que pertenece Ley y Justicia) e Identidad y Democracia. "Solo se preocupan de la separación de poderes en algunos países de la UE, no en todos. El pueblo polaco es un rehén", dijo Nicolas Bay, de ID. Desde ECR, Ryszard Legutko apuntó, en defensa del PiS, que el Parlamento Europeo "tiene una tendencia progresista muy ideologizada". Y habló de que "la tiranía de la mayoría que lo controla todo ha librado una guerra fría para desestabilizar a los gobiernos conservadores europeos".

La Unión Europea ha encontrado en el Gobierno polaco y en sus planteamientos una deriva peligrosa con la que el choque ya es inevitable. Polonia, por dar contexto, fue el segundo mayor beneficiario de los fondos regionales hasta el año 2020 y está entre los mayores receptores del Fondo de Recuperación. La Comisión Europea cuenta con herramientas para responder al pulso que ha decidido echarle Mateusz Morawiecki. Es lo más cercano a una 'guerra' que se ha encontrado Bruselas desde que el Reino Unido eligió caminar por la senda de salida en 2016.

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