Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

'La polonesa'

Manifestación en Varsovia a favor de la permanencia de Polonia en la UE.
Manifestación en Varsovia a favor de la permanencia de Polonia en la UE.
ALBERT ZAWADA / EFE
Manifestación en Varsovia a favor de la permanencia de Polonia en la UE.

Frédéric Chopin compuso su Polonesa en pleno auge de exaltación patriótica, un sentimiento propio de uno de los países más invadidos del planeta. Desde el Imperio romano hasta el siglo XX Polonia ha sido sistemáticamente ocupada por toda suerte de fuerzas externas. Es el periodo actual, desde la caída del bloque soviético, el único en que su independencia no se ha visto amenazada y, a partir de su incorporación en la Unión Europea en 2004, el más fructífero económicamente de su historia, hasta el punto de que el PIB de Polonia se duplicó en ese espacio de tiempo.

El gran impulsor de semejante ciclo virtuoso fue sin duda la llegada masiva de fondos estructurales erigiéndose en el mayor receptor de Europa. El 60% de la inversión publica en Polonia proviene de esa fuente y solo en los tres pasados ejercicios la lluvia de dinero europeo superó los 150.000 millones de euros, una inyección que puso en órbita su economía.

Aunque hay otros aspectos positivos nada desdeñables, el económico explicaría por sí solo el alto grado de aceptación que la pertenencia a la UE tiene para la inmensa mayoría de los polacos. Los eurobarómetros cifran hoy en mas del 80% la proporción de sus ciudadanos que votaría por la continuidad en la Unión en un hipotético referéndum que planteara la salida. Ningún partido en consecuencia se atreve a plantear allí el llamado Polexit, ni siquiera la fuerza gobernante que sin embargo exhibe una rabiosa eurofobia.

Nadie duda dentro y fuera de Polonia que son los manejos de Mateusz Morawiecki, actual presidente del gobierno y líder de la ultraconservadora Ley y Justicia, los que dictaron la sentencia del Tribunal Constitucional que blinda una reforma del poder judicial que socava el orden europeo situándolo al borde de la ruptura legal con la UE. La reforma viene a liquidar la independencia de los jueces desde la Corte Suprema hasta los magistrados de base. Una situación altamente explosiva que ha desatado la alarma entre la población polaca, que ve en el desafío del gobierno de Morawiecki el riesgo de perder su hasta hoy ventajosa relación con Europa. Tal percepción explica la masiva respuesta que obtuvieron las manifestaciones convocadas el domingo pasado en más de cien ciudades del estado reivindicando su europeísmo y contra el ataque a la Unión Europea.

Lo que denuncia la Plataforma Cívica, principal partido de la oposición que lidera el expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk, es que el fallo judicial garantiza el poder autoritario del actual gobierno sin el freno de los tribunales comunitarios, y con el creciente control gubernamental de los medios de comunicación. Un golpe directo a los principios comunitarios y a que unas mismas reglas fundamentales sean respetadas en toda la Unión Europea.

Tanto el gobierno polaco como el de su vecina Hungría maniobran para que la Comisión Europea no pueda suspender la concesión de subvenciones comunitarias a aquellos países que violen los principios del Estado de Derecho, lo que no será fácil porque los principales países de la Unión, entre ellos España, apoyan el correctivo con determinación. Varsovia se juega 36.000 millones entre subvenciones y préstamos y no debería ver un solo euro más hasta que no tuerza el brazo.

Años después de ser compuesta la Polonesa de Chopin recibió el sobrenombre de La heroica como pieza simbólica de la revolución liberal de 1846. La suya es una forma musical de marcha moderada que no ha de acompañar el paso de ningún dictador.

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