Miedo a ser penalizadas por embarazo, estereotipos... las barreras que afrontan las mujeres para elegir carreras STEM

Mujer ingeniera.
Mujer ingeniera.
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Mujer ingeniera.

La oferta de carreras es la misma para ellos que para ellas. No existe ningún impedimento explícito en las condiciones de acceso que excluya a unos u otros. No obstante, las niñas y jóvenes van absorbiendo a lo largo de su vida una serie de discursos, miedos e inseguridades que terminan por influir en la elección de su camino educativo y, por tanto, laboral. La incertidumbre de lo que pueda pasar si se quedan embarazadas, por ejemplo, o la imposibilidad de compaginar la vida personal con la profesional son algunos de los factores que más influyen en esa decisión.

¿Por qué siguen las mujeres eludiendo matricularse de algunos ámbitos STEM, como informática, ingeniería o física? ¿Por qué cada vez optan más por estudios asociados a la salud y los cuidados, como medicina, enfermería, biología o farmacia? Son algunas de las preguntas que un equipo de investigadoras de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) se ha propuesto responder. Lo han hecho a través de un estudio con 26 adultos jóvenes -11 hombres y 15 mujeres de entre 18 y 29 años- que, o bien están cursando una carrera del ámbito STEM, o trabajan ya en alguno de los sectores desde hace como mucho cinco años.

Los resultados, publicados en la revista 'Emerging Adulthood', concluyen que los estereotipos de género "siguen modelando" la visión de las chicas hacia sectores como la ciencia, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas (conocido como STEM, por sus siglas en inglés). Profesiones que, además, todavía las consideran "eminentemente masculinas e infravaloran su capacidad para dedicarse a ellas"; un fenómeno conocido como el ‘efecto Matilda’ y promovido por la falta de referentes femeninos en estos ámbitos.

Esta conclusión va en línea con las cifras que se han ido lanzando en los últimos años que señalan una baja participación femenina en estos sectores. Según datos de la UNESCO, solo alrededor del 30% de todas las estudiantes seleccionan campos relacionados con STEM en la educación superior. A nivel mundial, la matrícula de mujeres es particularmente baja en TIC (3%), ciencias naturales, matemáticas y estadísticas (5%) y en ingeniería, manufactura y construcción (8%).

En España, la tendencia se mantiene. Según datos de la Organización de Estados Iberoamericanos (IOE), en 2020 únicamente el 13% de estudiantes de las carreras STEM eran mujeres. Además, si tienen que elegir, las jóvenes normalmente optan por vías de la rama de ciencias, pero más relacionadas con los cuidados, como enfermería, medicina, farmacia o alejadas de la tecnología. Los expertos ya señalan el perjuicio que supone esto para la sociedad en general, ya que muchas de las profesiones de ciencia y tecnología son cada vez más esenciales.

Sesgos sociales que influyen a la hora de elegir

Hasta ahora se conocían los datos y, por tanto, la problemática, pero este estudio cualitativo ahonda en las razones que aleja a las mujeres de las carreras científicas y tecnológicas. Las investigadoras de la UOC, Milagros Sáinz, Lídia Arroyo y Alisa Petroff, han investigado por primera vez los desafíos profesionales y los sesgos de género a las que se enfrentan a lo largo de su transición al mercado laboral.

Milagros Sáinz

MILAGROS SÁINZ

  • Investigadora y directora del grupo GenTIC (Género y TIC: Investigando el Género en la Sociedad Red)
Coautora de la investigación.

"Conocer los problemas a los que se enfrentan las jóvenes ya matriculadas de ámbitos STEM y con experiencia profesional es fundamental para poder establecer estrategias y políticas de retención de talento femenino", señala Sáinz. La investigadora explica a 20minutos que "resultó sorprendente" sobre todo que la mayoría de ellas que eran las únicas de su equipo de trabajo "seguían siendo testigos de situaciones de machismo brutales". Además, señala que pese a que por una parte seguían "muy motivadas" porque les gustaba lo que estaban haciendo, se enfrentaban a una "lucha continua" para demostrar su capacidad y "para no sentirse desplazadas" en el trabajo.

Uno de los factores que más siguen preocupando e influyen a la hora de decidir, apunta el estudio, es si les permitirán conseguir un equilibrio entre la vida personal y la laboral, y si podrán compatibilizar maternidad y carrera sin ser penalizadas por ello. De hecho, nueve de cada diez entrevistadas para la investigación consideran que ser madres puede suponer un freno en su desarrollo profesional e impedir llevar a cabo una carrera exitosa; un efecto que no creen que se dé en sus compañeros hombres. 

"Las ingenieras con parejas del mismo gremio daban por hecho que serían ellas las que iban a renunciar al ascenso si se quedaban embarazadas"

"Cuando terminan la carrera, se enfrentan a las desigualdades de género estructurales del mercado de trabajo y a las expectativas sociales respecto a la maternidad", explica Petroff, añadiendo que es una percepción que se potencia por la falta de referentes, como madres y científicas. Tal y como explica Sáinz muchas de las ingenieras entrevistadas con parejas del mismo gremio ya daban por hecho desde el primer momento que serían ellos los que iban a tener que luchar por los puestos de promociones y ellas, sin embargo, iban a tener que renunciar. 

La educación: el primer paso hacia el cambio

"Muchas de las cuestiones que podemos atajar provienen de la educación, tanto en los colegios como en los propios hogares", asevera la investigadora. Para ella, "lo ideal" sería trabajar en todas las etapas para educar desde una base lo más "fluida" posible, dando así las oportunidades para que desarrollen sus competencias, su personalidad desde ese punto. 

El Gobierno ha mostrado su predisposición a revertir esta dinámica mediante los currículos que el Ministerio de Educación está elaborando. Tanto en el de Primaria como en el de Secundaria se incluye la perspectiva de género como método para ayudar y motivar a las chicas a plantearse estas asignaturas. Llegan incluso a afrontar en los documentos la necesidad de abordar el asunto desde un sentido socioemocional que evite tener que enfrentarse a una de estas asignaturas sin temor al fracaso.

Con todo, Milagros Sáinz reconoce que el avance ha sido más que notable en las últimas décadas, tal y como se está viendo también en otros ámbitos. "Pero una parte de la gente joven y de la sociedad en general mantiene todavía una actitud muy poco igualitaria y queriendo volver a los roles tradicionales", lamenta.

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