#NoMoreMatildas o qué habría pasado si Einstein hubiese sido mujer: "Los libros de texto están llenos de estereotipos"

  • Este movimiento exige más presencia de científicas en el material educativo para que las escolares tengan referentes.
  • Este jueves se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Los tres cuentos ilustrados lanzados por la campaña #NoMoreMatildas.
Los tres cuentos ilustrados lanzados por la campaña #NoMoreMatildas.
#NoMoreMatildas
Los tres cuentos ilustrados lanzados por la campaña #NoMoreMatildas.

Bárbara Mcclintock. Inge Lehmann. O Ángela Ruiz Robles. A la inmensa mayoría de los ciudadanos estos nombres no les dirán nada. Pero si hablamos de Albert Einstein, Alexander Fleming o Erwin Schrödinger muy probablemente sí sepan a quiénes nos referimos. Las primeras también fueron científicas brillantes pero por su condición de mujer sus méritos se los llevó algún compañero y ellas quedaron relegadas al olvido.

Con el objetivo de reparar ese atropello, y en el marco de la celebración este jueves del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se ha lanzado la campaña #NoMoreMatildas. La iniciativa ha sido impulsada por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo en España, y es una idea de Gettingbetter Creative Studio, con la colaboración de Dos Passos Agencia Literaria y Comunicación y la producción de Kamestudio.

El movimiento pretende dar a conocer el Efecto Matilda, denominado así en honor a Matilda Joslyn Gage, la primera activista que lo denunció, y visibilizar de esta forma a quienes nunca debieron ser invisibles. Por una cuestión de justicia pero también para ofrecer a las niñas ejemplos que contribuyan a despertar su vocación científica. Los responsables de la iniciativa se hacen eco de estudios de la Universidad de Valencia y la Complutense que revelan apenas un 7,6% de referentes femeninos en los materiales educativos de la ESO respecto a sus homólogos varones y un 12% en las citas de trabajos académicos. 

En ese contexto, en España la presencia de chicas en algunas carreras STEM va en retroceso. Es el caso de la ingeniería informática, donde en los 80 representaban más de un 30% y hoy apenas llegan al 12%. O de las matemáticas, grado en el que en el año 2000 la proporción de alumnas era del 60% y en 2018 había caído al 37%. Y en aquellas donde hay paridad o incluso las graduadas son mayoría se enfrentan después al techo de cristal.

Para ayudar a paliar esta situación, #NoMoreMatildas ha elaborado un anexo a los libros de texto de 5º de Primaria, "por ser el primer curso en el que se empiezan a estudiar las figuras de los científicos". En ese encarte aparecen algunas de esas pioneras a las que se les negó la autoría de sus hallazgos. A través de tres cuentos, el proyecto invita igualmente a reflexionar sobre cómo habría sido la vida de Einstein, Fleming o Schrödinger si hubiesen sido mujeres.

Las "trampas" de la carrera investigadora

"Hay otro mensaje fundamental, más subliminal pero que también está en toda la campaña, y es que la carrera investigadora tiene muchas trampas y si animamos a las niñas a que se dediquen a la ciencia tenemos que asegurarnos de que cuando lleguen a la universidad o a un trabajo no encuentren un entorno hostil y lleno de estereotipos. Esto requiere medidas contundentes y no son fáciles", agrega Carmen Fenoll, presidenta de AMIT. Dentro de esa dificultad que reconoce, reclama aumentar la cifra de mujeres en los puestos más altos de la profesión y se muestra "férrea defensora" de las medidas de acción positiva "porque sin ellas no se logra que un colectivo infrarrepresentado progrese".

Esta bióloga apunta igualmente como cuestión principal "intervenir en contra de esos sesgos inconscientes motivados por la educación y el entorno" que hacen dudar incluso a "las personas más feministas" de que las mujeres son las más adecuadas para un puesto o una promoción: "La única forma de oponerse a ellos es ser conscientes de que los tenemos y luchar de forma personal".

"¿Quién decidía cuál era la altura adecuada de la barra de un autobús para agarrarse? Un hombre de 1,80"

"La mayor felicidad que nos ha dado #NoMoreMatildas es hacer el problema visible. Cuando un problema se hace visible la sociedad está lista para abordarlo y cambiar su forma de verlo. Eso nos hace falta. Y que las instituciones, las universidades, los centros de investigación empiecen a aplicar en serio políticas para acabar con la infrarrepresentación en algunos campos", reivindica Fenoll y alerta de que sin esas profesionales "se está perdiendo la mitad del talento que podría resolver los problemas del mañana". 

La perspectiva de las mujeres ha modificado muchos procesos científicos y así debe seguir siendo. Hace apenas 30 años, la medicina no las tenía en cuenta en sus ensayos clínicos y aún hoy no en todas las investigaciones se incluyen a ambos sexos. "Lo mismo ocurre con las ingenierías. ¿Quién decidía cuál era la altura adecuada de la barra de un autobús para agarrarse? Un hombre de 1,80. Para que eso haya empezado a cambiar ha sido esencial la entrada de mujeres en esas disciplinas", explica la presidenta de AMIT.

Fenoll apostilla que ahora el reto principal se encuentra en la inteligencia artificial, donde la cuota femenina apenas alcanza el 15%: "La forma en la que se entrena a las máquinas para gestionar asuntos es con ejemplos y si los ejemplos que les damos tienen una representación sesgada de la sociedad, las soluciones que nos van a dar no van a ser buenas. Vamos a estar diseñando un futuro que no va a valer para nada". La conclusión es clara: "No podemos hacer buena ciencia sin las mujeres".

"A este paso nos llevará un par de siglos alcanzar la igualdad"

Carmen Fernoll, presidenta de AMIT.

Carmen fenoll

  • Carmen Fenoll (Madrid, 1956) preside la Asociación de Mujeres Científicas y Tecnólogas (AMIT). Doctora en Ciencias Biológicas por la Autónoma de Madrid, es catedrática de Fisiología Vegetal en la Facultad de Ciencias del Medio Ambiente y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha. Dirige además el Grupo de Biotecnología y Biología Molecular de Plantas. 

¿Existe el caso de alguna Matilda que sea especialmente sangrante? Todos los que están en el anexo lo son. Pero hay cientos más recogidos y bien documentados en libros de historiadoras e historiadores. Lo más terrible es pensar cuántas más ha habido de las que no sabemos nada. Podrían ser miles y nunca lo sabremos.

¿Marie Curie fue una excepción? También lo tuvo más difícil. El primer Nobel se los dieron porque su marido se plantó ante el comité y dijo que sin ella, él no lo aceptaba. Es el ejemplo de un compañero que no hace de menos a su compañera, curioso pero no tan excepcional. El segundo se lo concedieron en solitario y no fue plato de gusto porque se le entregó en medio de una polémica deleznable sobre su vida privada. La trataron así porque era mujer.

¿Es un efecto que se sigue dando? No con esa gravedad. Hoy la ciencia es una labor colectiva. Sí ocurre, sobre todo donde las mujeres siguen siendo minoritarias –informática, algunas ingenierías, matemáticas...– y donde los grupos de investigación son grandes y el trabajo está repartido, que se atribuya el mérito del descubrimiento a los hombres, mientras a ellas se las reconoce por su gran trabajo, su esfuerzo, su influencia positiva… Se nota en las cartas de recomendación de los mentores. Son muy diferentes las que escriben para un joven científico que para una científica.

¿Ampliarán la campaña con más materiales? Nos encantaría pero el trabajo que hay que hacer es mucho más de fondo y consiste en cambiar de arriba a abajo los libros escolares. La iconografía que se exhibe está llena de estereotipos que no benefician a las niñas. Ellos aparecen inventando, pilotando un avión o actuando, y ellas, cuidando, asintiendo, siendo ambles… No puede ser. Cambiar eso es un esfuerzo de todos los agentes implicados.

¿Se han puesto en contacto con el Ministerio de Educación para que trabaje en ello? La ministra [Isabel Celaá] estuvo en la presentación que hicimos el lunes y está profundamente comprometida con la campaña. El ministro de Ciencia [Pedro Duque] también lo está y lo que es más importante, la vicepresidenta primera [Carmen Calvo] y ella representa al Gobierno. Sí confiamos en que se van a hacer cosas de inmediato.

AMIT cumple 20 años, ¿cómo ha evolucionado la situación? Ha avanzado muchísimo. Diría que España es uno de los países con las leyes más progresistas en este campo. Pero la sociedad no ha cambiado tanto. A este paso nos llevará un par de siglos alcanzar la igualdad en los principales puestos, en la toma de decisiones y en algunas disciplinas.

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