Médicos alertan del "drama" de normalizar el sedentarismo tras una lesión de espalda, ya que impide recuperar tejidos

El estrés, la alimentación y el sedentarismo explican más dolores de espalda que hernias discales, según expertos del hospital IMSKE que alertan del "drama" que supone en nuestra sociedad haber "normalizado el sedentarismo", que impide la recuperación de tejidos tras una lesión o un estrés mecánico, pues imposibilita el aporte de sangre a tejidos, tendones, ligamentos y músculos.

A veces una resonancia o una placa de Rx puede desvelar un daño estructural en la espalda que sin embargo, no causa dolor por lo que sería innecesario reducir o anular la actividad física lo podría provocar un daño mucho mayor, según ha explicado el responsable de la Unidad de Fisioterapia y Readaptación del Hospital IMSKE, Pablo Martínez.

"El ejercicio es la principal bomba de circulación, y los tejidos necesitan una buena circulación sanguínea para repararse", ha añadido Jordi Llopis, de la Unidad de Espalda del centro que se ha añadido que "la columna vertebral es una estructura robusta, preparada para el movimiento y la carga; lo que peor le viene sin duda es la falta de movimiento".

Estos especialistas, ante Día Mundial de la Columna Vertebral, que se celebra el 16 de octubre, aconsejan "no caer en el reduccionismo de relacionar exclusivamente el dolor de espalda con daños estructurales en la columna vertebral, pues existen otros factores, como el estrés, la ansiedad, el sedentarismo o la alimentación con una vinculación notablemente más estrecha con molestias de espalda".

Enmarcado en el origen multifactorial del dolor de espalda, el hospital pone el foco en la importante relación entre el dolor de espalda y la alimentación, pues unos hábitos alimenticios poco saludables afectan al sistema inmunitario.

"Unos hábitos alimenticios poco saludables van a generar patrones inflamatorios que afectan negativamente al sistema inmune" según Martínez que ha indicado que resultado de esa inmunodepresión, de mayor o menor grado, pueden aparecer entre otros efectos dolor de espalda y otros dolores musculares. Por el contrario, un control en los hábitos y condiciones higiénico-sanitarias (dieta equilibrada y suficiente, ejercicio físico, descanso, control del estrés...) ayuda a reforzar el sistema inmunológico, que protege de bacterias, virus y otros organismos patógenos.

CORTISOL, ESTRÉS Y DESDRAMATIZACIÓN DEL DOLOR

Cuando existe una circunstancia que el organismo interpreta que es peligrosa, las glándulas suprarrenales secretan cortisol. Esta hormona permite al ser humano afrontar la situación de excepcionalidad pero si esto ocurre de manera puntual, una vez normalizada la situación de peligro, se normalizan los niveles. Si el estrés se cronifica en el tiempo, el cortisol puede provocar efectos perjudiciales en el sistema inmunitario, favoreciendo una mayor predisposición a enfermar y a sentir dolor, han expuesto las mismas fuentes.

Al margen de la prioridad de trabajar el control del estrés, el centro hace especial hincapié en que el dolor no entre a formar parte de un círculo vicioso que retroalimente el estrés y dispare de forma innecesaria y continuada la respuesta exagerada del sistema neuro-inmune.

Llopis ha destacado la necesidad de "asumir el dolor como parte de un proceso adaptativo del cuerpo tras un determinado esfuerzo, pero que forma parte de un proceso de recuperación perfectamente normal; hay que desdramatizar el dolor, porque no hacerlo nos lleva a convertirlo en catástrofe, la catástrofe al miedo, y el miedo al inmovilismo".

En la misma línea, una respuesta emocional desmesurada frente al dolor, estaría sobreexcitando las defensas. "Sería algo así como disparar un sistema de alarma en una casa constantemente, con la movilización de recursos que eso supone: policía, vecinos alarmados, quizá bomberos", ha dicho.

Para tratar el dolor de espalda, desde IMSKE se trabaja con un equipo multidisciplinar que ha permitido diseñar un protocolo capaz de dar respuesta al dolor de espalda en función de la historia, la rutina, las expectativas y las necesidades de cada paciente.

La actividad asistencial de esta unidad se apoya en dos prioridades básicas: el concepto de actividad física como herramienta terapéutica más potente y la educación del paciente en su percepción y respuesta del dolor.

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