Según ha explicado el Govern este miércoles en nota de prensa, los hechos ocurrieron el pasado jueves 30 de septiembre, cuando los inspectores detectaron una chopa, un sargo, un sargo picudo, dos meros, un corvallo y dos budiones que habían sido arponados con un fusil de pesca submarina, ya que todos ellos tenían heridas con trayectoria de entrada y salida.
Dichas especies son, además, las típicas vulnerables a la pesca submarina por ser de fondos rocosos, crecimiento lento, vida larga y posición elevada en las cadenas tróficas, de las cuales ya no quedan poblaciones estables fuera de las reservas marinas.
De hecho, tres de los ejemplares localizados en el restaurante -dos meros y un sargo- eran de talla inferior a la reglamentaria. Además, hubo otros pescados de los que no se pudo certificar su origen.
Los meros, han señalado desde el Govern, eran individuos juveniles de medida inferior a la primera madurez -45 centímetros-, la mínima reglamentaria.
Los pecados decomisados fueron destruidos en el mismo establecimiento, ya que no se podía garantizar su salubridad.
El Govern ha insistido en que esta denuncia también se remitirá a los responsables en materia de salud de Baleares. La encargada de tramitarla será la Dirección General de Pesca y Medio Marino.
Según la Ley de pesca marítima, marisqueo y acuicultura de Baleares, todas las infracciones denunciadas, que van dirigidas al establecimiento, se consideran graves y se pueden sancionar con hasta 30.000 euros cada una de ellas.
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