La lava del volcán de La Palma amenaza el motor de la isla, las plataneras: "Sigue expandiéndose hacia los laterales"

Colada de lava del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma.
Colada de lava del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, el 29 de septiembre a las 11.36 horas.
COPERNICUS
Colada de lava del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma.
Colada de lava del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, el 29 de septiembre a las 11.36 horas.
Atlas

La colada de lava que emerge del volcán de Cumbre Vieja finalmente superó su último obstáculo en su camino hasta el mar: la montaña de Todoque. Pero al topar con esta elevación de 300 metros de altura se ha bifurcado en dos coladas y ha sido la del sur la que ha llegado al océano. La del norte, en cambio, se ha quedado prácticamente detenida.

Ahora preocupa, entre otros asuntos, que la colada que se ha quedado en la cara norte de la montaña de Todoque finalmente encuentre la manera de llegar al mar. En ese caso, la lava se llevaría por delante gigantes extensiones de plataneras que son el motor económico de la 'isla bonita' y la forma de vida de muchos de sus habitantes.

No solo afectaría a las plantaciones de plátanos sino también a los sistemas de regadío. La infraestructura de riego que circunda la montaña de Todoque podrían quedar inservibles si la lava los funde y entierra, según han explicado los vecinos de la zona. Esto quiere decir que muchos cultivos, aunque finalmente se salvaran de la lava, podrían quedarse sin sistema de riego del que abastecerse.

En esta zona se une además el posible problema de los invernaderos. Como ya ha pasado con otras zonas donde la lava ha enterrado invernaderos, los plásticos que los forman generan nubes tóxicas al quemarse y esto podría volver a ocurrir si la colada detenida en la parte norte de la montaña de Todoque encontrara la fuerza para proseguir hacia el mar.

Los expertos no descartan ninguna posibilidad relativa al caprichoso camino de la lava, que este jueves continúan desplazándose por el camino del sur, donde la propia lava favorece el avance del material volcánico que llega después. Esto previsiblemente sería así siempre y cuando "el proceso se mantenga estático", según ha explicado el vulcanólogo del CSIC Vicente Soler al diario canario El Día. En caso contrario, si el volcán abriera un nuevo punto de salida del magma, el punto de llegada de la lava al mar también podría variar.

Los científicos que monitorizan la actividad del volcán no aprecian evidencias de que la dinámica del proceso eruptivo sea estable. La erupción no está "estabilizada" y existe una dinámica "que se escapa a nuestro control", ha admitido Rubén Fernández, director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca). 

La lava "continúa expandiéndose hacia los laterales"

Fernández ha reconocido este jueves por la mañana en una entrevista en la radio pública canaria que lo ideal sería que la lava siguiera un único camino en dirección al mar, pero "ese es un escenario ideal" y no el real. El vuelo de drones ha permitido comprobar a los técnicos que existe todavía varios puntos a lo largo del recorrido en los que la lava deja el camino principal y sigue arrasando viviendas.

Fernández ha explicado que en la parte alta de la colada, la más cercana al volcán, se ha observado "cierto desbordamiento", y en un tramo medio, "dedos" desplazándose "a poca velocidad" fuera del cauce principal. Si bien el magma parece encauzado en buena parte del recorrido, "hay puntos que, bien por la lava o por la orografía, la lava continúa expandiéndose hacia los laterales". Este miércoles los drones mostraron cómo la lava se desviaba del camino principal y destruía otras 10 o 12 viviendas más. Sin embargo, podrían ser más las edificaciones afectadas, dadas las complicaciones que sufrieron los drones a causa del viento que afectaba a la zona este miércoles, informa Amaya Larrañeta.

La parte de la colada que sí ha logrado llegar al mar ha sepultado el barrio de Pampillo, un pequeño núcleo vecinal que comparten Los Llanos de Aridane y Tazacorte y donde "varios centenares" de viviendas han quedado destruidas, según las primeras estimaciones de la alcaldesa de Los Llanos de Aridane.

La lava del volcán ha comenzado a ganarle terreno al mar hasta formar un delta de unos 500 metros de ancho y, de momento, el viento mantiene alejada de la costa la columna de vapor de agua y de gases posiblemente tóxicos generada por el contacto entre el magma y el océano. El océano a su alrededor ha cambiado de color por los efectos del material volcánico: se unen zonas en turquesa y otras marrones, especialmente en el área cercana a la lava. 

El Pevolca ha realizado un cálculo aproximado de la superficie afectada por la erupción, que se sitúa en 476 hectáreas. En cuanto a los daños en construcciones, hay 656 destruidas y otras 88 dañadas parcialmente, 744 afectadas en total, según los satélites de Copernicus. 

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