Poeta, ajedrecista y ganas de ser el villano: así es Oriol Tarrasón, Abel en 'Amar es para siempre'

El actor Oriol Tarrasón, en 2019.
El actor Oriol Tarrasón, en 2019.
Sergio R Moreno / GTRES
El actor Oriol Tarrasón, en 2019.

"Me he salido". Así es como titularía su biografía Oriol Tarrasón, dado que se encuentra "bastante en paz con la vida", como le comentó al Diari El Jardi. Pero quizá el subtítulo fuese bastante más largo, pues este actor de 52 años recién cumplidos (el pasado 3 de septiembre) parece un humanista del Renacimiento, como apuntan desde Vanitatis, porque no ha cesado de participar en casi todos los ámbitos artísticos.

Nacido en Barcelona, Tarrasón acaba de terminar su participación en la serie Amar es para siempre, donde ha interpretado al militar Abel, un personaje que, a pesar de su rectitud, ha acabado conquistando al público de la telenovela de sobremesa de Antena 3, no solo por su historia de amor con Estefanía, sino porque su savoir faire ante las cámaras ha hecho que este fuera uno de los personajes clave para entender su vida.

"Gracias a todo el equipo, técnico, artístico y por supuesto al público. ¡Nos vemos en la próxima!", ha comentado en una de sus últimas publicaciones en su Instagram (donde tiene casi 20.000 seguidores), así como se despedía de los decorados con un "unos entran y otros se van; como la vida misma, vaya".

Una vida que, de hecho, no parecía hecha para él, puesto que ni siquiera recuerda el día que decidió ser actor. "Me gustaba ir al teatro, pero no se me pasaba por la cabeza, yo era muy tímido", le aseguró al susodicho diario catalán. De hecho, él no se lanzó de cabeza nada más llegar a la mayoría de edad a estudiar interpretación, sino que escogió otra grado con algo de diferencia.

Empezó a estudiar Filosofía y mientras tanto, tenía un grupo de música que se llama Dos Passos, donde él era el guitarrista y en el que, de sus seis integrantes otros dos eran sus hermanos. Con ellos llegó a realizar varios conciertos y llegaron a grabar un disco, R.E.I.M., con la compañía Uràntia Records en 1993. Algunas de sus canciones se llamaban Fins A Rebentar, No Tocar La Terra L'Ultima Calada De John Galvis.

Pero en tercero de carrera todo cambió, y ni Kierkegaard ni el punk le detuvieron cuando descubrió su verdadera vocación: "Recuerdo conversaciones sobre teatro en el bar de la facultad. Me gustó la experiencia de un pequeño cursillo de tres meses, de un día a la semana... Y por eso decidí hacer las pruebas en el Instituto".

Se refiere al Institut del Teatre de Barcelona, al que entró abandonando sus otros estudios y del que saldría diplomado en 1994. En una charla con El Periódico atestiguó que hizo las prácticas y le cogieron pero que "si no lo hubieran hecho, no hubiera sido actor", porque se estresa "mucho durante los castings".

En el teatro debutó como actor en 1998, a las órdenes de Ricard Salvat, en la obra A la jungla de las ciudades, de Bertolt Brecht, y al año siguiente se trasladaba a París a estudiar interpretación con Jack Garfein, figura clave en la creación del Actor's Studio de Nueva York.

Sin embargo, antes ya había debutado como dramaturgo, en 1995, con la obra El punzón siamés. Otra faceta artística más que combina con su trabajo en la dirección artística, producción y adaptación de la compañía de teatro Les Antonietes, con la que ha obtenido varios éxitos, siendo varios montajes finalistas de los premios de la crítica de las artes escénicas.

"En el teatro soy el director y el productor, decido lo que quiero hacer, cómo hacerlo. Se trata de expresar más cosas que un solo personaje. Un personaje es una idea, que es verdad que puede tener muchas capas, pero en el teatro, cuando dirijo, estoy defendiendo cada uno de los papeles con una propuesta estética. Es como que te da algo más, aunque yo la ilusión la llevo siempre conmigo", explicó en El Periódico.

A ello hay que sumarle que también pintaba ("mi padre pintaba muy bien y, en casa, siempre acabas imitando a tu padre", aseguró, así como que ya no dibuja "casi nunca") y, durante la época del florecimiento de los blogs, también tuvo uno dedicado a la poesía: ahogarse en un vaso tiene mérito

En unos versos asegura "Ni la vida es bella,/ ni la poesía está/ hecha para eso.", y reconoce que uno de los poetas que más le entusiasman es Omar Jayam, también matemático y astrónomo persa. "Un virtuoso de la poesía", en sus palabras. Además, se declara fanático de la novela negra (siendo uno de sus favoritos Georges Simenon) y asiduo jugador de ajedrez.

Todo ello juega, por supuesto, a su favor a la hora de flirtear, porque tiene fama de donjuán, aunque dado el hermetismo con el que lleva su vida privada se desconoce siquiera si tiene pareja. Hasta tuvo que salir a aclarar que una fotografía que subió a Instagram dándose un beso con la también actriz Mamen Camacho era parte de la promoción de la obra Casa de muñecas.

Precisamente en Instagram es donde se le puede seguir mejor la pista, no solo de su faceta familiar, con sus sobrinos y sus mascotas, sino también y sobre todo de sus rodajes, máxime ahora que le ha dado una alegría a los seguidores de la serie Los misterios de Laura al postear una fotografía en la que aparece junto a las otras dos protagonistas de la ficción en su regreso: María Pujalte y  Laura Pamplona. Él, claro, volverá a interpretar a Martín.

A pesar del éxito y la buena acogida de otras producciones en las que ha participado como Seis hermanas, Bandolera, El nudo o Señoras del (h)AMPA, le reconoció a Diez Minutos que tenía una espinita clavada: "Creo que nunca me han ofrecido ser el villano de la historia, pero me gustaría".

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