Leoncio Alcalde: "A mi padre lo fusilaron tres meses antes de que yo naciera"

"A mi padre lo fusilaron tres meses antes de que yo naciera". Con 82 años, Leoncio Alcalde, hijo póstumo de una de las víctimas de la Guerra Civil, sigue recordando cómo vivió su infancia y su juventud sin conocer la figura paterna -guardia municipal en Calahorra- y con su madre como la verdadera heroína de aquellos años de "terror y muerte" que dejó la Guerra Civil en La Rioja.
Leoncio Alcalde: "A mi padre lo fusilaron tres meses antes de que yo naciera"
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Leoncio Alcalde: "A mi padre lo fusilaron tres meses antes de que yo naciera"

"Mi madre se quedó con 3 hijas, la mayor de tan solo 5 años, y yo por nacer", ha recordado. Una mujer que "tuvo que hacer de padre y madre a la vez y nos ha sacado adelante a todos" a pesar de la crudeza de aquellos años.

"Realmente -ha reflexionado- no ha sido solo mi madre. Hay que valorar el esfuerzo de todas esas mujeres" que en aquella época fueron "las más valientes".

La historia de Leoncio Alcalde es solo un ejemplo de todo lo que se llevó por delante la Guerra Civil y la posguerra: Rupturas familiares, desaparecidos, asesinados y fusilados que, para sus allegados más cercanos, siguen en su memoria día tras día.

Por ello este domingo, 8 de agosto, tendrán de nuevo su espacio con un homenaje en la localidad riojana de Tudelilla para romper el silencio por primera vez en un acto que quiere dar voz a años de represión y sufrimiento a causa de estos asesinatos.

A pesar de no haber llegado a conocer a su padre, Alcalde ha contado con pena cómo esa situación ha marcado toda su vida, "a mí me ha dolido siempre el no haber conocido a mi padre, y pienso que él, que andaba loco por tener un hijo, también se fue con la pena de no llegar a conocerlo", y ha expresado cómo "lo que hicieron fue una salvajada", ante la cual se encontraban "amordazados y sin poder hablar".

"MARGINADOS"

"Hemos sido muy marginados, muy maltratados", ha lamentado, "ya que no se podía hablar nada, es más, en la mayoría de las casas las madres nunca nos explicaban ni nos decían cómo había sido y cómo había pasado para que no nos fuéramos de la lengua o cogiésemos las costumbres de nuestros padres y nos pasase algo parecido. Había mucho miedo".

Alcalde ha contado cómo, hasta la edad de catorce años, no conoció la realidad de lo ocurrido con su padre. "Me enteré en casa. Al final, algo te iban contando...", explicaba. Aunque tarde, finalmente pudo saber que su padre era guardia municipal en Calahorra.

"Cuando se marchó el alcalde se quedó él ahí solo, fue al cuartel, entregó el arma, vinieron a casa y se lo llevaron. Estuvo detenido en Logroño bastantes veces hasta que, un 9 de septiembre, lo sacaron y lo fusilaron". Tras ello, recuerda: "yo nací un 5 de diciembre, tres meses después".

Aun a pesar de la tragedia con la que Leoncio Alcalde y su familia han tenido que convivir, él todavía ha declarado que "tuvimos mucha suerte, porque lo recogió la Cruz Roja y lo enterraron en el cementerio dentro de una sepultura".

Ha explicado también cómo "estuvimos unos años cuidando la sepultura hasta que un fraile nos dijo que Leoncio Alcalde Ortega, mi padre, no estaba ahí, que estaba en otra, lo sacamos y pudimos comprobar que efectivamente era él".

Por si llorar y añorar a un padre durante toda una vida no fuera suficiente, la burocracia y autoridad del momento, tal y como lo contaba Alcalde, lo hacían aún más difícil para los hijos huérfanos de las víctimas. "Te ibas a pedir un permiso para trabajar tú por tu cuenta y nada, eras hijo de fusilado y no te daban ninguna facilidad, todo lo contrario, eran unos años muy malos".

En lo que a su propia experiencia respecta, ha recordado cómo "todos los días iba al cuartel de la Guardia Civil para que me diesen un permiso de fotógrafo, hasta que un día el que estaba en la puerta me dijo que si era hijo de fusilado, que no me molestase en venir, porque no me lo iban a dar".

Ante la celebración del acto de este domingo en Tudelilla, Alcalde ha indicado que "más que un homenaje, esto nos sirve para desahogarnos, contar, hablar... porque nosotros éramos los malos y ellos eran los buenos, si llegan a ser malos, no sé que hubieran hecho".

Todo porque la Guerra Civil solo fue, por tanto, "terror y muerte". Terror que se concretó con todo tipo de actos y, en especial, con asesinatos y encarcelamientos.

SACADO DEL HOSPITAL PARA FUSILARLO

Así fue también el caso de Eloy Tejada Sáenz, maestro destinado a una pequeña aldea de Galicia en Orense, donde ejerció durante años su labor como docente.

"Mi tío estaba enfermo de pleura, estaba ingresado en el hospital cuando lo sacaron y se lo llevaron para fusilarlo" ha contado su sobrina Lola Júdez, quien ha confesado que todavía siente y vive con la angustia y tristeza de no saber el por qué. "Como hemos vivido en silencio y con miedo, realmente no lo sabemos, nunca nadie dijo nada", ha afirmado.

El silencio ante el terror era generalizado, el miedo a hablar y sus consecuencias eran las principales razones por las que estos sucesos permanecían encubiertos y a la sombra del posible castigo que pudiera ocasionar.

"Mi madre nos decía que era maestro en Galicia y que había muerto, pero que no sabían por qué", ha narrado Júdez, "cuando preguntabas algo enseguida callaban, nadie quería hablar, ni mi madre, ni ninguno de sus hermanos, estaban muertos de miedo, no nos contaron absolutamente nada".

Fue ella la que finalmente decidió investigar sobre ese tío al que nunca llegó a conocer y del que no sabía nada, "yo fui al archivo de La Rioja a ver si había algún expediente de él, alguna información interna, pero no tenían más que algo llamado 'escalafones' de maestros nacionales de 1934 como única cosa que nos podían facilitar".

"Afortunadamente encontré su destino laboral en una pequeña aldea de Orense, y nos desplazamos hasta ahí los miembros de la familia que pudimos, en total 6 primos, y pudimos llegar a contactar con 3 alumnos de él" ha contado, y ha expresado cómo "fue muy emocionante, porque nosotros de nuestro tío no sabíamos nada".

Los asesinados durante la Guerra Civil en La Rioja están por encima de los dos millares, según los datos del Registro Civil de Defunciones y los Cuadernos de muertos recogidos por la Cruz Roja de Logroño. En lo que respecta al municipio de Tudelilla, son 18 los autóctonos de la población que fueron fusilados durante conflicto.

8 DE AGOSTO, ACTO HOMENAJE EN TUDELILLA

El acto en Tudelilla es una ruptura con el silencio, un grito al aire de todas aquellas familias que durante tanto tiempo no pudieron hablar, no pudieron contar y expresar, y que este domingo 8 de agosto se reunirán para juntos recordar lo que vivieron, alejar al olvido y dar voz a historias reales, que siempre estarán presentes.

La actividad está organizada por familiares de las víctimas y la Asociación La Barranca y se desarrollará en el Parque España de dicha localidad riojana. Es la primera vez que se celebra en este municipio y se entregará, en el mismo acto como regalo, una pequeña publicación en la que se podrán encontrar colaboraciones mediante textos de los familiares de las víctimas, así como del historiador Jesús Aguirre, autor del libro 'Aquí nunca pasó nada' en La Rioja en 1936.

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