Cambio de tendencia: por qué la quinta ola de covid-19 se dispara en las zonas ricas de Madrid

Gráfico sobre la incidencia acumulada en la Comunidad de Madrid.
Gráfico sobre la incidencia acumulada en la Comunidad de Madrid.
Henar de Pedro
Gráfico sobre la incidencia acumulada en la Comunidad de Madrid.

La pandemia del coronavirus que asola al mundo desde comienzos del año pasado se ha caracterizado por la imprevisibilidad debida al desconocimiento del funcionamiento del virus, sus preferencias y cómo se comporta en diferentes situaciones.

Ahora, un año y medio después de la primera ola y el gran confinamiento, la mayoría de las incógnitas se han resuelto, aunque la covid-19 siempre sorprende con algún cambio. Este es el caso de la quinta ola, donde hace unos meses era un predominio de los barrios más desfavorecidos en las cifras de contagio, ahora muchas regiones están dando la vuelta a ese patrón.

Hay dos factores importantes a tener en cuenta: en esta quinta ola, los mayores afectados por la infección del virus son los jóvenes y, sobre todo, de clase alta. Es decir, las personas más jóvenes y más ricas se contagian, ahora, más que otras secciones de población.

Según se señala en el informe epidemiológico semanal publicado este martes por la Comunidad de Madrid, que analiza el período entre el 19 y el 25 de julio, donde la incidencia acumulada en la región ha subido hasta los 717,2 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, son los municipios y distritos madrileños con rentas más altas los que más incidencia acumulan. 

Por ejemplo, Pozuelo de Alarcón (1.086,4), Boadilla del Monte (955,3), Alcobendas (838,6) y Majadahonda (824,6), lideran a día de hoy la incidencia en la región. A la cola, se sitúan los municipios de Alcalá de Henares (464,2), Parla (484,7) y Torrejón de Ardoz y Arganda del Rey (ambos con 497,5).

En cuanto a los distritos madrileños, se sitúan Centro (1.147,1), Chamberí (983,4), Moncloa-Aravaca (965,8), Salamanca (889,5) y Chamartín (870,2). Por contra, las tasas de prevalencia más bajas se han dado en Vicálvaro (478,4), Villa de Vallecas (561,8), Latina (587,6), Villaverde (607,6), Usera (631,8) y San Blas-Canillejas (649,6).

El virus es el mismo (con sus diferentes variantes), pero los procesos sociales que participan en generar la vulnerabilidad de las personas y los lugares donde se producen los contagios han cambiando. ¿Por qué ha ocurrido esto?

El aumento de los casos en los barrios más vulnerables de las grandes ciudades y en las zonas más empobrecidas de las zonas rurales en la segunda ola dejó claro que la exposición laboral a trabajos de cara al público, la prestación de labores de cuidados (tanto de forma profesional como de manera informal) o la dificultad para realizar correctamente las medidas de aislamiento y cuarentena, suponían un aspecto central en la posibilidad de contagio y situaba a las personas con menos recursos en una situación de mayor susceptibilidad a la infección. 

El ocio y la movilidad, las principales causas

Cuando en las primeras olas el marco laboral y las condiciones de las viviendas eran el lugar central de la transmisión, se miraba a las clases desfavorecidas como las principales perjudicadas en las cifras de contagios. Sin embargo, en esta quinta ola el ocio y la movilidad son las principales causantes de este aumento en el número de contagios.

Las actividades de ocio como ámbito donde se producen contagios de covid-19 tienen dos características que ayudan a entender cómo se están distribuyendo ahora los contagios en Madrid: por un lado, el ocio (tanto el tiempo para él como las condiciones económicas para su desempeño) está estratificado por nivel de renta, de modo que, la capacidad para desarrollar actividades de ocio (diurno, nocturno, al aire libre y, sobre todo, en locales cerrados) sí que entiende de clases sociales; por otro lado, el ocio está generacionalmente mucho más segregado que otros ámbitos de la vida (el familiar e, incluso, el laboral), lo cual, a día de hoy, es una aproximación que indica la mezcla entre población vacunada y no vacunada.

Además del ocio, otro aspecto clave es el de la movilidad (que puede estar incluida, o no, en el ocio); durante la fase inicial de la pandemia, las clases más pudientes pudieron reducir al máximo su movilidad, aprovechando el teletrabajo y exponiéndose menos a posibles contagios; sin embargo, con la llegada de la vuelta a una situación de menores restricciones, han sido esos grupos de población con mayor capacidad económica quienes han retornado más rápidamente a patrones de alta movilidad.

Por lo que se podría decir, que los ricos se mueven más pero, sobre todo, controlan más si se mueven o no, de modo que cuando hubo que parar (primera, segunda y tercera ola) fueron quienes tuvieron la capacidad de poder hacerlo. Sin embargo, los que no pudieron fueron las clases medias y bajas. Por lo tanto, la renta, el ámbito habitacional o el puesto de trabajo han influido en la forma que el coronavirus ha ido variando en las diferentes olas.

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