Ophelia reaviva la pesadilla al acercarse a Carolina del Norte

Estados Unidos, aún no recuperado del rastro mortal del Katrina, ve cómo el huracán se acerca a las costas de Carolina del Norte, donde amenaza con tocar tierra en la próximas horas.
El huracán Ophelia llega a la costa de Cherry Grove
El huracán Ophelia llega a la costa de Cherry Grove
AP
El huracán Ophelia llega a la costa de Cherry Grove

Acompañado de vientos de hasta 137 kilómetros por hora y fuertes lluvias, el Ophelia avanza a 11 kilómetros por hora en dirección este-noreste y, según el último boletín del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), con sede en Miami, no se excluye que toque tierra a lo largo de la jornada.

El CNH pronostica que el centro de Ophelia impactará hoy cerca de Cabo Lookout, en la costa sureste de Carolina del Norte.

La situación "está empeorando a medida que avanza", declaró el gobernador de Carolina del Norte, Mike Easley, tras instar a la población de las zonas más vulnerables a que siga al pie de la letra las recomendaciones de las respectivas autoridades, que en algunos lugares han decretado evacuaciones forzosas y en otros voluntarias.

Bush ha declarado la situación de emergencia en 37 condados

El presidente de EEUU, George W. Bush, ya ha declarado la situación de emergencia en 37 condados del este de Carolina del Norte, lo que permite al Departamento de Seguridad Nacional y a la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) coordinar los esfuerzos de ayuda.

La FEMA, muy criticada por su primera respuesta al Katrina, ha enviado a la zona a 250 de sus trabajadores y ha designado al oficial de la Guardia Costera Brean Peterman como responsable de la coordinación de la respuesta federal que pueda requerir este huracán. Easley dijo que había hablado con el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, y que ya están preparados equipos de la Guardia Nacional para una eventual evacuación de residentes o enfermos, así como unos 60 refugios.

La situación recuerda a los días previos al Katrina

Muchos colegios, puertos y negocios han cerrado sus puertas y más de 120.000 hogares y establecimientos se han quedado sin electricidad, en lo que a muchos, sin duda, recuerda los días previos al que ya se ha convertido en uno de los mayores desastres del país, el azote del huracán Katrina en las costas del Golfo de México a finales de agosto.

Toda la atención sigue centrada en los estados más golpeados por la catástrofe, Luisiana y Misisipi, donde los equipos de rescate siguen recuperando cadáveres y las operaciones de reconstrucción avanzan muy poco a poco.

Son ya más de 700 las víctimas mortales contabilizadas hasta el momento, a las que hay que añadir cientos de desaparecidos, miles de evacuados y daños materiales por un valor que podría situarse entre los 100.000 y los 200.000 millones de dólares.

El presidente Bush tiene previsto volver hoy a Luisiana para ofrecer desde allí un discurso a la nación a las 21.00 hora local (01:00 GMT del viernes), un horario de máxima audiencia para las televisiones estadounidenses.

Bush se dirigirá a los ciudadanos estadounidenses para anunciar nuevas iniciativas de ayuda a la zona devastada y para ponerlos al día sobre los últimos acontecimientos relacionados con la tragedia, avanzó el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

El presidente, añadió el portavoz, cree que la reconstrucción debe hacerse con un enfoque local, pero que, al mismo tiempo, todo el país tiene que comprometerse con la recuperación de la zona más a largo plazo.

La mayoría de los estadounidenses consideran una prioridad la reconstrucción de la zona, sobre todo de la ciudad de Nueva Orleans, según una encuesta difundida hoy por la cadena de televisión CBS y el diario "The New York Times".

Para un 63 por ciento de los encuestados, la reconstrucción de la ciudad es más importante que la reforma de la seguridad social y para un 73 por ciento tiene prioridad frente a un recorte de impuestos.

Ese mismo porcentaje, un 73 por ciento, considera que el desastre del Katrina va a generar un incremento de sus impuestos y más de la mitad están dispuestos a acatarlo sin rechistar si es para contribuir a la recuperación o el empleo y la vivienda de las víctimas.

La encuesta, realizada con entrevistas a 1.173 adultos entre los pasados 9 y 11 de septiembre, revela además que la popularidad de Bush sigue tocada por el huracán, al situarse en el 41 por ciento, uno de los niveles más bajos desde que asumió la presidencia.

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