La gran brecha educativa: Madrid tiene el doble de universitarios que Extremadura y un tercio más que Galicia y La Rioja

En cuarentena una nueva aula en Burgos y dos en Valladolid
Imagen de archivo de un aula en un colegio de Burgos.
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En cuarentena una nueva aula en Burgos y dos en Valladolid

El lugar de nacimiento sigue siendo un enorme condicionante para determinar el nivel de estudios que alcanzará una persona en el futuro, y con él la posibilidad de lograr una mejor posición socioeconómica y aspirar incluso a una mayor esperanza de vida. Según los datos del estudio El nivel educativo de la población española y sus regiones que han desarrollado los investigadores Ángel de la Fuente y Rafael Doménech y que publicó la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) el pasado lunes, un madrileño pasa de media dos años y medio más dentro del sistema educativo que un extremeño.

Estas dos comunidades son desde hace décadas la cara y la cruz de un sistema educativo en el que perduran todavía desigualdades territoriales. Los habitantes de las autonomías más ricas del norte, como son Madrid, País Vasco, Navarra o Cataluña alcanzan los niveles más altos del sistema con una frecuencia muy superior a los de territorios sureños con menos recursos, como Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía o Murcia. 

Por ejemplo, según las estimaciones de Fedea, el 39,5% de los madrileños mayores de 25 años había completado al menos el primer ciclo de enseñanza universitaria en 2020, mientras que solo el 19,2% de los extremeños alcanzó ese mismo nivel de estudios, una proporción que se reduce a más de la mitad. En torno al 30% de los vascos, catalanes y navarros también tienen algún tipo de estudio universitario, cifras muy lejanas al 21,5% de castellanomanchegos, el 24% de andaluces o el 24,7% de murcianos, que acompañan a los extremeños en la parte más baja del escalafón, todavía lejos de la media nacional del 28,1%. Extremadura y Castilla-La Mancha son las dos únicas comunidades no uniprovinciales con una única universidad dentro de sus fronteras.

Además, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía son también los territorios con mayor porcentaje de la población que solo ha completado la educación primaria: uno de cada cuatro habitantes de estos territorios mayores de 25 años se quedaron en este escalafón del sistema, frente al 14% de los madrileños o el 16% de vascos y cántabros.

Estas diferencias se ven reflejadas en el promedio de años que cada español permanece en el sistema educativo. Mientras que los madrileños, los vascos o los navarros superan los 11 años de escolarización, extremeños, castellanomanchegos y andaluces no alcanzan los 10,5 que marca la media nacional.

Una gran mejora en 40 años

Pese a las grandes diferencias territoriales, la tendencia general del país ha sido hacia una gran salto en el nivel educativo. El panorama actual poco tiene que ver con el que había hace cuarenta o sesenta años.

En comparación con 1980, el número de mayores de 25 años que alcanzaron un nivel mínimo de secundaria o de universidad se ha triplicado. Hace 40 años, solo el 11,8% de los estudiantes abandonaban el sistema con al menos un ciclo de secundaria completo frente al 49,4% actual, mientras que en el caso de la universidad se ha pasado de apenas un 6,6% en 1980 al 27% hace dos años.

En sentido contrario, la proporción de estudiantes que solo alcanzan los niveles más básicos es ahora incomparablemente más baja que a comienzos de los ochenta. Entonces, el 72,4% de los mayores de 25 no pasaba de primaria, una proporción que apenas llega al 22% actualmente. El analfabetismo, que ya era minoritario entonces, ha quedado prácticamente erradicado: la proporción de personas sin ningún tipo de estudio a pasado del 9,15% al 1,6% en estos cuarenta años. Todos estos avances han hecho que el tiempo medio de escolarización en el sistema prácticamente se haya duplicado, pasando de 5,7 años en 1980 a los 10,4 actuales. 

Hacia una mayor desigualdad

Sin embargo, mientras que la situación en el conjunto del país ha ido a mejor con el paso del tiempo, las diferencias territoriales se han acentuado todavía más en algunos casos, lo que pone de relieve que el progreso no ha sido igual para todos. Por ejemplo, si se toma como referencia a las dos comunidades que han ocupado tradicionalmente los extremos en cuanto a nivel de desempeño -Madrid y Extremadura-, puede observarse cómo en 1980 la diferencia en el tiempo que pasaba cada persona en el sistema era de 1,9 años a favor de Madrid. Transcurridos cuarenta años, esta brecha se ha ensanchado hasta los dos años y medio.

Y es que los investigadores de Fedea estiman que si las desigualdades entre comunidades se reducen en el futuro a la misma velocidad que en los últimos sesenta años harán falta otros setenta "para reducir a la mitad la brecha educativa inicial entre cada región y el promedio español". Además, destacan que en la última década (2011-2019) por primera vez desde que hay datos las desigualdades entre regiones españolas han aumentado, cuando en décadas como los sesenta, los ochenta o los dosmil la brecha se había reducido de manera importante.

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