El futuro de Opel sigue en el aire a pesar de la oferta de Magna. Las ayudas prometidas por el Gobierno de Aragón y por el Ejecutivo aragonés, que servirían para sustentar la supervivencia de la planta de Figueruelas, quedan aplazadas hasta que se conozcan los recortes que tendrá que asumir la fábrica de Zaragoza.

Así lo aseguraron el jueves tanto la secretaria general del ministerio de Interior, Teresa Santero, como el consejero de Economía de la DGA, Alberto Larraz, tras la reunión mantenida en Berlín con el Ejecutivo alemán.

En el encuentro, que sirvió sobre todo para confirmar que será necesario asumir una amplia reestructuración de la compañía, se aclaró que las autoridades españolas no concederán ningún aval hasta que se concrete el plan viabilidad que tendrá que asumir Opel, que previsiblemente se firmará el próximo 15 de julio.

"Hasta que tengamos sobre la mesa un plan de viabilidad y de financiación no podremos concretar nada", aseguró ayer Larraz. La reunión en Alemania sirvió también para que la Comisión Europea acotara y presentara el marco en el que se podrán mover las ayudas de los gobiernos.

Los representantes del Gobierno aragonés incidieron además en la necesidad de conseguir el nuevo modelo del Corsa para asegurar el futuro de la planta de Figueruelas, una vez confirmada la construcción del nuevoMeriva, a partir de abril.

El Ejecutivo germano insistió ayer, en su calidad de principal accionista de Opel, en que la empresa se mantiene aún abierta a la posibilidad de recibir nuevas ofertas alternativas a la de Magna.

El objetivo sería conseguir una mayor competencia que facilitara la negociación de los posibles recortes y planes de viabilidad. Magna prevé deshacerse de entre 10.000 y 11.000 empleos en toda Europa, de los cuales 2.500 corresponderían a Alemania.

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