María Hernández, coordinadora de emergencias de la ONG Médicos Sin Fronteras, ha sido asesinada en la zona del Tigray, en Etiopía, junto a dos compañeros etiopes. Su vehículo ha sido atacado por un grupo de rebeldes y los tres han perdido la vida. La investigación sigue en curso.

Médicos Sin Fronteras ha emitido rápidamente un comunicado lamentando las tres muertes. "María Hernández era una de nuestras coordinadoras de emergencia en Tigray, Yohannes Halefom Reda era asistente de coordinación y Tedros Gebremariam Gebremichael trabajaba como conductor". Según el documento, la ONG perdió el contacto con ellos y el coche en el que viajaban este jueves por la tarde y la mañana del viernes el vehículo ha sido hallado vacío y, a unos metros de distancia, sus cuerpos sin vida.

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"Condenamos este ataque a nuestros compañeros en los términos más rotundos y no pararemos hasta esclarecer lo sucedido. María, Yohaness y Tedros estaban allí ayudando a la población y es impensable que hayan pagado con sus vidas por ello. Estamos en contacto estrecho con sus familiares y pedimos el máximo respeto para los mismos. También estamos en contacto con todas las autoridades pertinentes", añaden.

María Hernández, de 35 años de edad y originaria de Madrid, inició su trabajo en MSF en 2015 en la República Centroafricana y desde entonces había trabajado en Yemen, México y Nigeria. Yohannes Halefom Reda, asistente de coordinación y nacionalidad etíope, tenía 31 años y se había unido a la organización en febrero. Tedros Gebremariam Gebremichael, también etíope de 31 años, llevaba como conductor de MSF desde mayo.

La guerra en Tigray

La zona del Tigray está sumida en una guerra fraticida. Un total de 5,2 millones de personas, el 91% de la población de la zona, necesita asistencia alimentaria de emergencia debido al conflicto que se prolonga en esta región de Etiopía desde noviembre del año pasado, advirtieron hace días las Naciones Unidas.

Además, dijo que ampliará las operaciones para llegar a 2,1 millones de personas que necesitan asistencia en la región, pero advirtió que el acceso, especialmente a las zonas rurales, sigue siendo el principal desafío.

El conflicto en Etiopía estalló el pasado 4 de noviembre después de que el Gobierno central atacara al FPLT, en represalia por una agresión previa de fuerzas tigriñas a una base del Ejército federal. Desde entonces, miles de personas han muerto, al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, país fronterizo con Tigray, y más de un millón se han desplazado dentro de la región, según datos oficiales.