Muere el compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter

  • Considerado una de las figuras clave de la música española del siglo XX, falleció en Villafranca del Bierzo a los 91 años.
El compositor Cristobal Halffter, durante un ensayo en el Auditorio de Galicia, en 2010.
El compositor Cristobal Halffter, durante un ensayo en el Auditorio de Galicia, en 2010.
LAVANDEIRA JR. / EFE
El compositor Cristobal Halffter, durante un ensayo en el Auditorio de Galicia, en 2010.

El compositor y director de orquesta español Cristóbal Halffter falleció este domingo a los 91 años de edad, informaron fuentes familiares. Según detalló un portavoz de la familia, el fallecimiento se produjo en Villafranca del Bierzo (León). Halffter deja tres hijos, Pedro, Alonso y María.

Halffter (Madrid, 1930) fue una de las figuras clave de la música española del siglo XX. Sus más de 100 composiciones abarcan desde la música coral, de cámara y electrónica hasta la escritura para gran formación sinfónica.

A lo largo de su carrera Halffter dirigió importantes orquestas europeas y americanas como la Filarmónica de Berlín, Orquesta de la Radio de Baden-Baden, Tonhalle de Zúrich, Nacional de Francia, Sinfónica de Londres, Suisse Romand, Festival de Lucerna, Nacional de España, Bamberg, o Hamburg, entre otras.

Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1983), de la Academias Europea de las Ciencias, las Artes y las Letras de París y de la Akademie der Künste de Berlín (1985), Cristóbal Halffter contaba con numerosos galardones y reconocimientos.

En 1981 recibió del rey Juan Carlos I la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.

En 1985 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de León, y en 2010 fue ganador del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, por contribuir "a la idea de una música contemporánea europea" a través de su "coherencia y la continuidad de su compromiso".

Hace dos años, en 2019 recibió Culturas, el Premio Museo Liceo Egipcio de la Música 2019 por ser "uno de los más grandes compositores y directores de orquesta en activo".

"Soy un músico de vanguardia que reclama la tradición"

Con la muerte de Cristóbal Halffter, la música española pierde a uno de los principales defensores de su carácter distintivo, pero no sobre el cliché nacionalista que siempre rechazó, sino acudiendo a las verdaderas bases para modernizarla.

A este respecto, el propio Halffter reconocía la paradoja: "Soy un músico de vanguardia que reclama la tradición", comentó en una ocación a Efe.

Hijo del también director de orquesta Pedro Halffter, con él desparece uno de los más notables representantes de la llamada Generación del 51, la de Luis de Pablo, Manuel Moreno-Buendía o Antón García Abril, fallecido también este mismo año en el mes de marzo.

Con base en Madrid y Barcelona, se propusieron romper la estética nacionalista imperante hasta entonces e introducir la modernidad en la música, en línea con las demás vanguardias artísticas y apostando en sus orígenes por la música atonal.

Suya fue una de las dos obras que en 1959 marcaron el futuro y empuje de sus tesis, Sonata de Barce, Sonata para violín solo, caracterizada ya por un uso concienzudo del serialismo.

El desencuentro con la Orquesta Nacional

Uno de los momentos más comprometidos de su carrera se produjo en 1989, cuando fue rechazado por los profesores de la Orquesta Nacional de España para ocupar el cargo de director artístico y él decidió romper sus compromisos como principal director invitado para la música contemporánea, el siglo XX en general y de la española en especial.

La "falta de diálogo" fue lo que provocó aquel desencuentro, dijo años después, cuando volvió a dirigir a la ONE para el de su obra Daliniana. Sería solo uno de sus muchos retornos al frente de este conjunto.

Los momentos previos a que se levantara el telón con cada nueva obra decía vivirlos como "una señora antes del parto". "El momento del estreno es el de la confrontación de la realidad con la imaginación, la ocasión de vivir el espacio mágico, aunque uno ya imagina cómo es aquello que ha creado", explicaba.

En las más de cien obras que compuso en su carrera, como Fanfarria para la paz, afirmaba que no existía "ningún compromiso político ni social, sino humano y humanista. "Y eso es así porque creo profundamente en el ser humano por encima de todo", precisaba.

Tiempos "banales" y "mediocres"

Amante de la obra de Cervantes, Dalí, Machado o los fandangos del padre Antonio Soler, solía decir que nuestros oídos se habían acostumbrado a la "vulgaridad" en la música impuesta por los medios de comunicación. "Me quedo con la poesía de Machado, no necesito de la música de Serrat", llegó a comentar al respecto.

"Estamos viviendo momentos históricos de la más grave trascendencia, en los que se fomenta la banalidad, lo mediocre, se premia lo que gusta a las masas, a las que previamente hemos convencido para que les guste lo que luego les vamos a dar", argumentaba este defensor del libro por encima de todas las cosas.

De su obra solía decir que era "muy española", pero alejada del cliché que desde fuera se tenía de ello, es decir, "de la tarjeta postal" de Maurice Ravel o de "la Carmen, lo torero, la faca y las castañuelas ".

"En una época de falsos y terribles nacionalismos, es absolutamente necesario volver a revisar los riquísimos matices de la obra de Cervantes", argumentó cuando bajo ese supuesto alumbró su primera ópera, "Don Quijote", inspirada en la más famosa de las novelas.

Fue en el año 2000, cuando el grueso de su carrera ya estaba escrito, y si tardó tanto en adentrarse en este género fue porque le costó encontrar la materia adecuada para ello, pero fue un éxito que le ratificó en los motivos por los que la había elegido: "Reivindicar una vez más la utopía para la sociedad actual, una utopía que no esté basada solamente en bienes materiales".

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