Las dos ruedas, aliadas en la movilidad sostenible de las ciudades

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Las motos eléctricas tienen cada vez más presencia en las ciudades.
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Los vehículos de dos ruedas se sitúan ya como una de las mejores opciones a la hora de efectuar desplazamientos de corta o media distancia, con especial relevancia en las ciudades. De cada diez vehículos que circulan en España, uno ya es motocicleta o scooter, según el informe Las dos ruedas en España, firmado por la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (ANESDOR). Esta vertiente de movilidad gana adeptos cada día gracias, entre otros factores, a que sus características juegan a favor de la sostenibilidad.

Según la agencia medioambiental francesa (ADEME), las motos emiten un 50% menos de dióxido de carbono (CO2) que otros vehículos motorizados propulsados con combustibles fósiles. Además, la comodidad que supone tener un vehículo ligero hizo que, en el año 2019, las matriculaciones de los mismos superasen las 200.000 unidades por primera vez desde 2008.

En el sector de los vehículos ecológicos, la presencia de motos eléctricas no deja de crecer. Según ANESDOR, en 2019 se matricularon un total de 12.225 motocicletas propulsadas por electricidad; en 2020, los modelos eléctricos supusieron el 7,8% del mercado global –frente al 1% de automóviles de características similares–, con un aumento de ventas de más de un 30% respecto al año anterior. Poniendo el foco en un mes concreto, en agosto de 2020 se dieron de alta en España 275 motos eléctricas, con un incremento de más de un 240% respecto a las matriculaciones que se efectuaron en el mismo mes del año anterior.

El 7,8% de las matriculaciones de motos en España fueron modelos eléctricos en 2020; la cifra de coches supuso tan solo el 1%.

La opción eléctrica para las dos ruedas ha cuajado en España mucho más rápido que dentro del sector del automóvil por varios hechos. El primero de ellos es que se trata de una alternativa mucho más orientada a la movilidad urbana, lo que hace que la autonomía de este tipo de vehículos no sea tan relevante como en el caso de los coches.

Influye también la ventaja de la libre movilidad en ciudades como Madrid, tras las medidas enfocadas a la mejora de la calidad del aire. La implantación de la zona de bajas emisiones Madrid Central ha supuesto la aplicación de limitaciones para vehículos que no cumplan una serie de condiciones ambientales.

En paralelo, durante el año 2019 y quizá en respuesta a esta iniciativa, fue precisamente en la capital donde más creció la industria motera: según ANESDOR, la presencia de este tipo de vehículos subió un 22,4% respecto al año anterior, frente al 7,3% en Cataluña o el 12% en Andalucía.

Claves del crecimiento

La mayor presencia de las motos eléctricas en España radica en un cambio social cada vez más notable. Según el estudio La red del cambio: los consumidores frente al reto de la recuperación sostenible, lanzado por Wallapop e Ipsos en el año 2020, el 83% de los españoles confía ahora en la repercusión de sus actos en la sociedad, algo que se traslada a la perspectiva medioambiental. Hacerse con un vehículo eléctrico es un paso a favor del planeta que está en manos del usuario general, y ese aumento responde a acciones de compra que han valorado, entre otras características, la vertiente sostenible.

Este tipo de motos suman los beneficios medioambientales a las facilidades de movilidad intrínsecas a estos vehículos, como la contribución a la descongestión del tráfico en las ciudades, la reducción de los tiempos de desplazamiento y el ahorro económico que suponen tanto a la hora de adquirirlos como en su mantenimiento.

Incluso contando con una moto convencional, la reducción del 50% al 70% del tiempo invertido en el mismo recorrido respecto a otro medio lleva también a un tiempo menor emitiendo gases contaminantes a la atmósfera, según ANESDOR. 

Además de las ventajas de puertas para afuera, está demostrado que contar con una moto eléctrica también ayuda a ahorrar dinero. Según Next Electric Motors, una moto de combustión necesita alrededor de 5 euros para recorrer 100 kilómetros, mientras que una eléctrica cubre esa misma distancia por tan solo 30 céntimos.

Además, se suma el ahorro en mantenimiento, al ser mucho más sencillo; y las distintas bonificaciones sobre el pago del impuesto de matriculación y circulación, que hacen que su compra sea mucho más asumible en la actualidad que hace unos años.

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