La llegada de inmigrantes irregulares a España ha aumentado, en lo que llevamos de 2021, un 20% respecto al pasado año pasado. Según datos del último informe disponible del Ministerio del Interior, entre el 1 de enero y el 15 de abril han entrado de manera irregular en nuestro país 7.175 personas, 1.200 inmigrantes más que en 2020, año marcado por la pandemia de coronavirus.

La cifra está cerca –aunque sigue por debajo– de la que se registró en el arranque de 2019, cuando, sin Covid, habían llegado a esta altura del año 7.516 personas, máximo histórico en abril desde que se tienen datos desagregados por quincenas, ya que antes solo se publica el balance general del año. En los dos años anteriores, las entradas por vía marítima o terrestre rondaban los cinco millares: en 2018 se registraron 5.378 llegadas y en 2017, 5.003.

Canarias registra el mayor incremento

El mayor aumento de entradas en 2021 se ha registrado por vía marítima en Canarias. Tal y como muestra el informe del departamento de Fernando Grande-Marlaska, en estos cuatro meses y medio han llegado cerca de 4.000 personas, más del doble que el año pasado a estas alturas, cuando habían entrado 1.770, un 125% menos. El número de embarcaciones también ha crecido, pasando de 60 en 2020 a 111 en este año, un 85% más.

La pandemia influyó en las cifras del año pasado, especialmente durante los primeros meses de 2020. A medida que eliminaron las restricciones, el dato creció hasta llegar a los 16.720 personas en todo el año. Esto provocó un drama humanitario en las islas. Según señaló entonces a este diario la investigadora principal del Real Instituto Elcano, Carmen González, la pandemia había arrojado a la pobreza a muchos jóvenes africanos, "que se ven sin ninguna esperanza de sobrevivir en su país" y optaban por emprender el camino hacia Europa.

El crecimiento registrado a finales del año 2020 lo corrobora José Javier Sánchez, director del área de Inclusión Social de Cruz Roja, una de las ONG que trabaja en el territorio insular. “Es verdad que en el 2021 las llegadas han aumentado muchísimo, pero venimos de un año [2020] en el que las llegadas [a Canarias] ya se habían multiplicado por 20”, asegura en una conversación con 20Minutos.

Mientras Canarias registra la mayoría de las entradas marítimas, la llegada por mar a la península y a las Islas Baleares ha registrado un leve descenso del 8,8%, pasando de casi 3.000 hace 12 meses a 2.700 este curso. En total, las llegasd por vía marítima suman 6.759 personas, un incremento de 2.000 personas respecto al pasado año, un 40% más. 

Más acentuada es la caída de la llegada de inmigrantes irregulares por vía terrestre a Ceuta y Melilla, pues estas entradas han bajado un 65%. El año pasado, habían entrado a las dos ciudades autónomas unas 1.200 personas y este, 400. 

La repatriación, en manos de Interior

El viaje de las personas que llegan de forma irregular a España no termina aquí. En el caso de las llegadas marítimas, las ONG que trabajan sobre el terreno suelen recibir el aviso de Salvamento Marítimo cuando divisan una patera en el mar. Después se les atiende y se les da traslado a dependencias policiales, donde pueden llegar a estar 72 horas. 

Una vez son identificadas, estas persons son derivadas al sistema de atención humanitaria si son “perfiles de especial vulnerabilidad, como embarazadas o familias monomarentales”, explica Sánchez. “Si no, siguen en campamentos y ya no sabemos cuál es su futuro, si serán trasladados o repatriados, pero ahí depende de Interior”, concluye.

Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) entregaron hace meses al Gobierno un informe con diferentes propuestas para evitar que esos "campamentos" se conviertan en "centros sin salida para ellos". Así lo recuerda Paloma Favieres, directora de Políticas y Campañas de la organización, que insiste en la necesidad de que el Gobierno opte, además de reforzar y reformar la atención jurídica de los inmigrantes y también de los intérpretes que les ayudan a comunicarse, debe optar por la reubicación de los mismos en aquellos lugares a los que quieran ir. Esto se adoptó, dice, hace cinco años, “cuando hubo una llegada importante”. “Hay que optar por el principio de solidaridad y activar los mecanismos de reubicación. No se puede tener aisladas a las personas, si no hay retorno, deben ser reubicados”, concreta Favieres.