Este martes, la novena edición de MasterChef vio la luz en La 1. En la primera parte del estreno del talent, los castings finales, quedó claro que el programa sigue la línea de buscar a los concursantes que den el máximo juego posible por su personalidad, con todo un abanico de personajes que se caracterizaban por su desparpajo.

Uno de los últimos perfiles en conocerse fue el de Jesús. El aspirante se postulaba, por su edad, para ser una figura similar a la de Juana, una de las protagonistas indiscutibles en MasterChef 8. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: se ganó a los jueces -y posteriormente a sus compañeros- por su comicidad.

Este llegó contando que su mujer había fallecido hace dos años y que, desde entonces, vivía la mitad del año en un barco en Ibiza. Además, presumió de tener varias novias y de no haber utilizado nunca viagra. En lo profesional, llevaba toda la vida siendo abogado, algo que le aportaba muchas anécdotas, pero de lo que aseguraba estar cansado. 

Esta era una de las piezas más características de un peculiar casting que promete todo tipo de historias, pero su paso por el talent fue muy breve, pues se convirtió en el primer expulsado de la edición. Ocurrió después de que en la prueba en exteriores, rodada en Mallorca, su equipo fuese el peor valorado.

Así, Alex, María, Amelicious, Jesús, Ofelia y Arnau tuvieron 60 minutos para cocinar una lamprea tras disfrutar de tres minutos para coger en el supermercado los ingredientes con los que elaborar el cocinado. La prueba contó con el acompañamiento del chef gallego Pepe Solla, que mostró a los aspirantes qué se podría elaborar con la lamprea y cómo debe limpiarse.

El concursante Jesús contaba con la simpatía de todos sus compañeros, quienes le observaban preocupados por su posible marcha al verle notablemente perdido en la prueba final. Sin embargo, nadie pudo salvar su elaboración en la prueba, y la propia Samantha Vallejo Nájera calificó su sabor como el "barro de un charco de agua sucia".