Los mayores de residencias vacunados ya pueden salir más tiempo a la calle en Madrid: "Echaba de menos la libertad"

Apolonio Ruiz Ligero y Mari Pepa Laserna, ayer, a las puerta de la residencia Orpea Madrid Loreto, donde ambos viven.
Apolonio Ruiz Ligero y Mari Pepa Laserna, este lunes, a las puerta de la residencia Orpea Madrid Loreto, donde ambos viven.
Jorge Paris
Apolonio Ruiz Ligero y Mari Pepa Laserna, ayer, a las puerta de la residencia Orpea Madrid Loreto, donde ambos viven.

La inmunización del 96% de las personas que viven en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid y de sus trabajadores ha permitido flexibilizar el protocolo de visitas y salidas que venía aplicándose a los mayores que ya han recibido las dos dosis de las vacunas de las farmacéuticas Pfizer o Moderna.

Desde este lunes, se les permiten las salidas con total libertad, incluso para pasar unos días fuera por vacaciones o durante un fin de semana. Hasta ahora, los permisos se limitaban a apenas dos paseos semanales de una hora alrededor de los centros sociosanitarios. También se amplían las visitas que pueden recibir en las residencias quienes no quieran salir a la calle. Así, se permite que familiares y amigos puedan acudir a las residencias hasta tres veces a la semana durante una hora en cada ocasión. La única limitación en ese sentido es que, de momento, la persona que acceda a los centros debe ser siempre la misma.

Las nuevas medidas han sido muy celebradas por los residentes y por las personas que les atienden. Estos han sido testigos de excepción de las limitaciones a las que se ha sometido a los mayores en los últimos meses, especialmente durante la primera ola y la campaña de vacunación, para tratar de mantenerles lejos de la Covid-19. Pese a la flexibilización de los protocolos, las consejerías de Sanidad y de Políticas Sociales recomiendan a las residencias que mantengan todas las medidas de seguridad para reducir al máximo el riesgo de contagio.

Según ha quedado demostrado, la vacuna no erradica por completo la infección, sino que de algún modo desactiva la virulencia de la enfermedad y hace que se pase con síntomas leves. Por ello, los mayores que salgan estos días de las residencias, tendrán que seguir respetando todas las medidas de protección individual: uso de mascarilla en todo caso, distancia interpersonal y lavado frecuente de manos. También se recomienda evitar multitudes y lugares mal ventilados.

Igualmente, continuarán realizándose test a los trabajadores de los centros. Según ha establecido la Comunidad, los cribados se harán una vez cada 15 días en los centros en que los residentes estén vacunados en un porcentaje mayor del 80% y cada semana si el porcentaje de inmunización es inferior.

Este lunes, muchos residentes y familias aún desconocían el nuevo protocolo, que se remitió a los centros por la mañana. La Comunidad instó a todos los gestores a que enviaran la actualización de las recomendaciones a los familiares y que la tuvieran accesible para su consulta. No se puede recuperar el tiempo en el que no hubo visitas, paseos y salidas, pero sí abrir una nueva etapa esperanzadora.

"Qué alegría, echaba de menos la libertad"

Del ilusionante signo de los tiempos que vienen dan cuenta Mari Pepa Laserna, de 90 años, y Apolonio Ruiz Ligero, de 77, que reciben a 20minutos a las puertas de la residencia Orpea Madrid Loreto, en la madrileña avenida de Reina Victoria, donde ambos residen desde hace algunos años. 

Salen a su paseo diario por los alrededores del centro con cierta prisa: creen que en una hora tendrán que estar de vuelta en la residencia. Pero no es así, al haber recibido hace ya un mes la segunda dosis de la vacuna de Pfizer, los dos pueden salir del centro sin limitaciones horarias. "Qué alegría, echaba de menos la libertad", resuelve Mari Pepa.

2020 y lo que llevamos de 2021 no han sido nada fáciles para ninguno de ellos. Padecen achaques y han sido sometidos a varias operaciones quirúrgicas en los últimos años, pero son totalmente autónomos y antes de la llegada de la pandemia hacían mucha vida fuera de la residencia. Por ello las restricciones que han padecido han acabado haciendo mella en su ánimo.

"Iba a la peluquería, salía con mi hija a comprar o con mi marido a tomar un café", enumera Mari Pepa, que más allá del aislamiento social lo peor que le ha traído la pandemia es la pérdida de su marido. "Murió hace un mes, en apenas tres días", lamenta la mujer. Añora a sus hijos, sus nietos y sus bisnietos y espera que el nuevo protocolo de salidas y visitas le permita volver a verles pronto. "Tendrán que organizarse si solo pueden venir a verme de uno en uno", dice divertida.

"Antes de la pandemia mi mujer venía todos los días a verme y tuvo que dejar de venir. Yo hacía mi vida como si estuviera en un hotel. Salía por la mañana, iba al cine... y volvía para dormir", recuerda Apolonio. Pero la Covid-19 acabó con esas rutinas y terminó por convertir un capuchino y un rato de charla en una cafetería en todo en un acontecimiento. Como su compañera, espera que el nuevo protocolo sirva para empezar a recuperar la vida que quedó detenida en marzo de 2020.

"Hoy he leído que la vacuna de Pfizer, la que nos han puesto, tiene un 98% de eficacia", comenta Apolonio a Mari Pepa. Ambos conversan mucho y son lectores empedernidos. Precisamente, los libros les han ayudado a hacer más llevaderos los días sin paseos ni visitas. También otras actividades que han ido organizando en su residencia, como tertulias con una psicóloga y otros compañeros de la residencia o una iniciativa en la que recrearon cuadros famosos y les valió la concesión de un premio. Ahora, más que en los meses pasados, piensan en el nuevo horizonte de mayor actividad y encuentros con sus familias. "Siento mucha felicidad, ya estaba que no podía más", zanja Mari Pepa. 

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