Entrevista a Joan Navarro: "Hoy hay un único modelo de líder, y es el que triunfa en el telediario"

  • El sociólogo acaba de publicar La democracia en palabras, que analiza los principales discursos desde la Transición.
Joan Navarro, coautor del libro 'Desprivatizar los partidos'.
Joan Navarro.
ELENA BUENAVISTA
Joan Navarro, coautor del libro 'Desprivatizar los partidos'.

¿Se ha ido degradando la democracia en España a medida que se ha ido degradando el uso de la palabra? 

No me gusta la palabra degradar. Ha habido una transformación y el uso de la palabra se ha banalizado y vulgarizado. Estamos bajando al barro y llevamos al Parlamento un tono de conversación que ya se tenía antes en un bar. En el bar no nos gustaba, y en el Parlamento nos gusta menos. La democracia en cuarenta años ha ido incorporando nuevas clases al debate político. Hay representantes que deliberadamente quieren llevar al Parlamento una manera de comportarse que no era la habitual en los últimos años.

¿Y esto qué provoca? 

Esto hace que tengamos un debate que se limita más a un debate de bar.

¿Por qué? 

Tiene que ver también con que los medios buscan una espectacuralización de la política. Los líderes miran directamente a las cámaras, ya no buscan convencer al de al lado. Hacen un discurso de telediario.

¿Hasta qué punto toma calidad la palabra en función de quién la diga? 

El líder es la personalización de una narrativa. El líder de la Transición tenía una que era muy simbólica. De lucha contra el franquismo en la izquierda o de agente modernizador en la derecha. La narrativa era aspiracional en momentos muy complicados.

¿Y los actuales? 

Están en un momento completamente distinto, donde lo importante es la inmediatez, la rapidez verbal, el ritmo de Twitter. El personaje actual está adaptado y cortado por una realidad histórica totalmente distinta. No pueden tener grandes simbolismos porque la sociedad española no los compra. El momento es de incertidumbre con respecto al futuro y de popularización. El líder tiene que identificarse. Las exigencias de la audiencia han cambiado.

¿Ahora importa más cómo se diga y quién lo diga que qué se diga? 

Siempre ha sido un poco así. Las palabras de Carrillo tenían un significado más allá de su propio significado. Tenía una carga emocional que iba más allá, aunque tampoco fuera un gran discurso. De hecho, el primer discurso en el que se usa un discurso llano es de Adolfo Suárez. Los líderes actuales tienen que sobreactuar, porque van sin el ropaje que había en la Transición. Tiene que chillar un poco más, usar palabras un poco más broncas. Cada vez tenemos menos tiempo para la política y más líderes que quieren colocar su mensaje.

En cuanto a las crisis, ¿tenemos políticos que comunican mal en esos tiempos? 

Tenemos políticos que tienen que comunicar crisis más graves que el resto de socios europeos. No es que comuniquen mal. Tienen objetivamente dificultades más grandes, y otra cosa es que no tenemos la memoria de la II Guerra Mundial en nuestro territorio, por lo tanto no tenemos el recuerdo de una crisis de verdad. No tenemos los anticuerpos para ponderar las exageraciones que España tiene ante las crisis. A un francés no se le permitirían las palabras gruesas, a un español sí.

En una crisis tendemos a usar lenguaje bélico. ¿Cree que eso viene precisamente porque no tenemos esos recuerdos? 

Tenemos un recuerdo de una guerra que es relevante para la gente de más de cuarenta años pero muy poco relevante para la gente joven. Los términos bélicos aportan un drama que no tiene mucho sentido. Tener un lenguaje bélico con respecto a un problema de salud es una simplificación que a una parte de la ciudadanía le puede resultar muy tediosa. Y creo que esa es una simplificación bastante equivocada.

Los líderes actuales no son tan distintos. ¿Hay un prototipo de líder? 

Sí. Al haber eliminado el líder de referencia simbólica -como en la Transición-, hoy al contrario de lo que pueda parecer se han apegado a un único modelo: el líder que triunfa en el Telediario. Se ha quitado de ropajes institucionales. El patrón ahora es juventud, dinamismo y proximidad. Es el que te imponen los minutos en los medios de comunicación.

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