Las playas de Barcelona corren peligro. El litoral pierde 40.000 metros cúbicos de arena anuales, de los cuales solo se reponen entre 6.000 y 8.000 cada año, asumidos por el Ayuntamiento con arena que obtiene del Port Olímpic. 

Hace ya diez años desde que el Gobierno central -que es quien tiene las competencias- hizo la última gran aportación de arena para la capital catalana, pero el 70% ya se ha perdido con el paso de los años. El consistorio lamenta que lleva cinco años reclamando otro aporte del Estado para recuperar las playas, y que ahora esto se hace más urgente que nunca.

Mientras no llega la ayuda, el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, ha anunciado la creación de una mesa de expertos para decidir el futuro de la playas de Barcelona a medio y largo plazo, tanto a nivel recreativo como medioambiental. La mesa la integran profesionales de distintas especialidades, como arquitectos, geólogos y geógrafos. 

Su objetivo es definir un nuevo modelo de gestión de las playas para disponer de un litoral “resiliente, adaptado a la emergencia climática y que permita hacer de él un uso más sostenible”, ante la crítica situación que atraviesan.

Una mesa de expertos definirá cómo hay que gestionar las playas de Barcelona para que sean sostenibles a largo plazo

Los problemas: cambio climático y playas artificiales

¿Por qué pierden tanta arena estas playas? Básicamente por dos motivos: la crisis climática y el hecho de que se construyeran de forma artificial en el año 1992. 

“El cambio climático hace que todas las predicciones sean negativas por la subida del nivel del mar y porque habrá episodios de fuerte oleaje que harán que se pierda todavía más arena, como ya ocurrió con el temporal Gloria a principios de año”, ha explicado Badia en rueda de prensa este lunes.

Además, la propia dinámica natural hace que las playas de Barcelona, artificiales en su mayoría, tengan debilidades. Estas playas son espacios que se ganaron al mar en el 1992, y cuentan con “poca aportación natural, porque los ríos no bajan tanto sedimento como antes, y las corrientes marinas que los transportan también se encuentran obstáculos que hacen que la arena no llegue a las playas de forma natural”, apunta el concejal.

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Menos de 25 metros de arena

Entre el 2009 y el 2010, el Gobierno español aportó 701.000 metros cúbicos de arena al litoral barcelonés, de los que ya se ha perdido el 70%, ha informado el Ayuntamiento. A día de hoy, algunas de las playas ya cuentan con menos de 25 metros de anchura, como la Mar Bella, que está cerrada perimetralmente por los peligros que esto supone para la población.

La Mar Bella está cerrada al público por los peligros que comporta la pérdida de arena para la seguridad de los visitantes

Según los expertos, por debajo de los 25 metros las playas dejan de proteger a las infraestructuras que tienen detrás y no pueden funcionar correctamente como uso recreativo, como ocurre en la Mar Bella. “Ahora mismo el mar ha dejado visibles los fundamentos de la duna de la Mar Bella y hay algún punto en que la gente podría caerse si pasa por allí. Para evitar riesgos, la hemos cerrado”, han explicado desde el consistorio. 

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