Por qué es muy importante que nos desmaquillemos todos los días correctamente

Acostarnos con la cara limpia es más importante de lo que pensamos.
Acostarnos con la cara limpia es más importante de lo que pensamos.
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Acostarnos con la cara limpia es más importante de lo que pensamos.

La limpieza facial es clave para tener una piel bonita, y si la capa superficial de nuestra dermis está sucia, el proceso de oxidación se acelera, corriendo el riesgo de tener una piel opaca y menos luminosa, además de poder desarrollar eccemas, alergias o empeorar casos de acné.

Aunque haya mil motivos por los que no desmaquillarnos o pensar que por un día no pasa nada, nos equivocamos. Cada vez que nos acostamos con la piel sucia, la estamos maltratando, ya que aunque pensemos que llevábamos muy poco maquillaje, no contamos con el sebo que vamos segregando a lo largo del día, el sudor y la contaminación que tapona nuestros poros y ocasiona el envejecimiento prematuro.

Por otra parte, aunque sea un día puntual, toda la suciedad que llevábamos en la cara también se queda impregnada en nuestra almohada, haciendo que cuando los demás días sí la hayamos limpiado, todas las bacterias y suciedad vuelvan a estar en nuestro rostro.

Es por esto que da igual la hora que sea, hay que ir a la cama siempre con la cara limpia, y este debe ser el primer paso de nuestra rutina tanto de día como de noche.

Para limpiar bien nuestra piel, debemos empezar con un producto que se lleve bien la suciedad, como los que son de base oleosa, ya sea un aceite o un desmaquillante bifásico. Da igual el tipo de piel que tengamos porque con este producto se busca limpiar los poros en profundidad. Después, retiramos el exceso de aceite con un poco de agua tibia.

A continuación, utilizaremos un limpiador de base acusosa (los limpiadores de toda la vida), para retirar lo que quede de aceite del limpiador anterior y aportar el tratamiento necesario para nuestro tipo de piel.

En líneas generales, para las pieles secas, sensibles y maduras es preferible utilizar un limpiador que no reseque la piel ni le quite hidratación. Ingredientes como aceite de aguacate, aceite de argán, calamina o hibisco son muy beneficiosos.

Para las pieles grasas y con tendencia al acné, deberemos elegir productos no comedogénicos y oil free que ayuden a limpiar la piel de forma suave, sin agredir. El aceite de árbol de té o el carbón activo serán sus grandes aliados.

Finalmente, hay una serie de errores que no debemos cometer a la hora de limpiar nuestra piel que pueden hacer que, pese a llevar una buena rutina, no se vea luminosa, hidratada y radiante.

Uno de estos grandes errores es utilizar agua caliente o muy fría, ya que pueden dañar nuestra piel, provocando sequedad o irritaciones. Tampoco es recomendable frotar la piel muy fuerte, sobre todo en pieles grasas, ya que lo único que se consigue es estimular aún más la producción de sebo, y en pieles secas puede ocasionar irritación.

Abusar de las toallitas desmaquillantes no es una buena idea ya que la suciedad y contaminación puede empezar a acumularse en las capas de la dermis más profundas y provocar acné, exceso de grasa y favorecer el envejecimiento prematuro.

Una fuerte equivocación es olvidarnos o directamente no querer usar un tónico. El tónico no sirve solo para eliminar los restos del maquillaje o del producto limpiador que hayas usado, también nos ayuda a equilibrar el pH de la piel y conseguir que los productos que vayamos a poner después penetren mejor.

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