El detenido está acusado de dos delitos de usurpación de vivienda, tres delitos de estafa y ocho delitos contra el patrimonio, ha informado el Instituto Armado en un comunicado.
Los delitos de estafa se realizaron a través de falsos contratos de alquiler de viviendas vacacionales, a las que accedía forzando la cerradura, y las tomaba como propias para después alquilarlas a terceros.
La estafa más significativa fue una en la que al ir a enseñarle la vivienda al nuevo inquilino abrió la puerta utilizando una herramienta, alegando que se había dejado las llaves dentro. Días más tarde, el arrendatario, que había entregado 200 euros, sospechó que la vivienda no era suya y después de intentar contactar con él y no conseguirlo decidió presentar denuncia.
En otra ocasión, una de sus víctimas, a la que le alquiló otra vivienda usurpada, se encontró medicación a nombre de un tercero. Tras confirmar con el conserje del edificio que quien realmente vivía allí era una mujer y no un hombre, se marchó a presentar denuncia por estafa.
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