Sahatorn Naovaratpong es un científico de Tailandia que desató la polémica en 2015 por haber criogenizado a su hija de dos años.
La pequeña falleció debido a un cáncer cerebral, y sus padres decidieron congelar su cuerpo, esperanzados en que algún día se encontraría la cura para su enfermedad.
Así, Matheryn Noavaratpong, se convirtió en la persona más joven del mundo en ser criogenizada.
Para hacerlo, tuvieron que extraer el cerebro de Matheryn y preservarlo en acero inoxidable, aislado al vacío en un recipiente lleno de nitrógeno líquido. El resto del cuerpo se encuentra en un criorefrigerador en Arizona, EE UU. El coste de su mantenimiento está alrededor de los 80.000 dólares al año.
Su historia ha sido relatada en un documental disponible en Netflix que han grabado para explicar el proceso de la enfermedad de su hija, su fallecimiento y su congelación posterior.
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