Lo cierto es que ha sido una temporada de altibajos para Aitana Ocaña, en la que ha tenido que lidiar poco después de la muerte de su abuelo, al que dedicó unas hermosas palabras, con el nuevo tema que ha sacado con un amigo de la infancia.

Aitana cumple 21 años tras un año lleno de éxitos

Además, para paliar un poco el dolor por la cancelación de su gira debido al coronavirus, la joven cantante decidió cambiar totalmente su look -una medida que le sentó realmente bien-. Así que ahora, antes de que tenga que suceder una desgracia para que ocurra algo bueno, la artista ha decidido que era hora de darse una alegría.

A diferencia de la mayoría de los jóvenes españoles, Aitana, a sus 21 años, se ha comprado un piso. La finalista de Operación Triunfo 2017, natural de Barcelona, ha decidido mudarse a Madrid dado que es en la capital donde tiene afincada su carrera profesional y, claro, donde vive su pareja, Miguel Bernardeau.

Y lo cierto es que en estos dos años de relación no hace sino aumentar su amor porque la adquisición de la cantante de Lo malo o Teléfono, tal y como informa la revista Diez Minutos, está bastante cerca de la vivienda familiar en la que vive el hijo de Ana Duato y actor de Élite. O sea, que además de pareja, ahora serán vecinos.

Aitana Ocaña se ha decantado por un chalet adosado en los aledaños de Dehesa de la Villa, una zona que le encanta por el enorme parque que circunda su vivienda. Esta posee 270 metros cuadrados divididos en tres plantas y le ha costado 750.000 euros (para lo cual ha tenido que pedir una hipoteca de 600.000 euros).

Se trata de una edificación antigua, pero Aitana pretende poco a poco ir reformándola para convertirla en su casa ideal, algo que, por otra parte, revalorizará la la vivienda si decide en un futuro venderla para mudarse a una zona más alejada.

La casa cuenta con dos grandes terrazas y un amplio jardín, aunque por ahora la cantante seguirá viviendo en la casa que le tiene alquilada a la actriz Blanca Suárez hasta que terminen las primeras reformas. Sin lugar a dudas, pretende hacer de esta nueva casa un refugio perfecto y, si todo va como hasta ahora con Bernardeau, por qué no, un nidito de amor.