Las primeras semanas de confinamiento por el coronavirus fueron un caos a la hora de encontrar mascarillas en las farmacias. El desabastecimiento de productos sanitarios hizo que muchos buscaran estos materiales en páginas web, donde la gran cantidad de demanda hizo que los precios se elevaran considerablemente.  

Este contexto produjo que algunos supuestos proveedores de material sanitario aprovecharan la ocasión para estafar a sus clientes, bien con un precio desorbitado o bien vendiendo mascarillas y geles hidroalcoholicos sin homologar. La medida del Gobierno de instaurar el precio máximo de 0,96 euros por cada mascarilla hizo que el mercado se estabilizara.  

La última víctima de estos fraudes ha sido la presentadora Susanna Griso. La periodista no ha comprado ninguno de estos productos defectuosos, sino que su imagen ha sido utilizada para vender unas mascarillas que no llegaban a su compradores o, bien, llegaban en mal estado. 

El programa de Espejo público ha denunciado que un influencer gallego habría ganado hasta 200.000 euros con la imagen de la presentadora. Al parecer, este vendedor ofertaba mascarillas FFP2 por Internet y una vez que los clientes efectuaban el pago no recibían un mensaje de confirmación de la compra. 

Por lo general, las mascarillas no llegaban a sus clientes o si alguno de ellos recibía el pedido las mascarillas estaban en mal estado. El magazine matutino ha entrevistado, este miércoles, a uno de los afectados que asegura que recibió un trozo de tela en vez de una mascarilla homologada y que tenían mal olor. 

La presentadora ya ha interpuesto una denuncia por la apropiación de su imagen. El influencer se enfrenta a un delito de publicidad engañosa, por el uso de la imagen de Susanna Griso y a un delito de salud pública, por vender mascarillas no homologadas.