Los mitos más extendidos sobre la lactancia materna: ¿Qué tienen de verdad?

  • Algunos mitos como que no tener suficiente leche o que hay que dejarlo si se esta embarazada acaban con muchas lactancias de manera prematura.
  • En España., menos del 30% de las mujeres amamanta más allá de los seis menos cuando la OMS recomienda extenderla al menos dos años. 
Varios de los mitos que rodean a la lactancia materna todavía perviven
Varios de los mitos que rodean a la lactancia materna todavía perviven
Alfonso Cerezo / Pixabay
Varios de los mitos que rodean a la lactancia materna todavía perviven

Esta semana, del 1 al 7 de agosto se celebra en más de 170 países, por iniciativa de UNICEF, la OMS y organismos como la Alianza Mundial pro Lactancia Materna, la semana mundial de la lactancia materna, una iniciativa que pretende promover este tipo de alimentación alrededor del mundo. Y es que, según afirma la OMS, la lactancia materna es la forma ideal de alimentar a los niños pequeños, pues les aporta los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables, entre otros beneficios a largo plazo. Por eso, recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, y mantenerla, junto con alimentación complementaria hasta, al menos, los dos años.

A pesar de estas recomendaciones y de la multitud de beneficios probados científicamente que tiene la lactancia materna para madres y niños, la mayoría de las mujeres no siguen estas recomendaciones. En España, por ejemplo, más del 70% de las mujeres empieza dando de mamar a sus bebés, pero a los seis meses, el porcentaje de mujeres que amamanta solo con leche materna desciende hasta el 28,5% a los 6 meses, según datos de The global Breastfeeding Initiative.

La reincorporación a la vida laboral o las dificultades para conciliar es una de las causas, pero detrás de la decisión de abandonar la lactancia materna también existen falsas creencias y mitos que pasan de generación en generación y que acaban con más de una lactancia de manera prematura. La inmensa mayoría de ellos son falsos, como bien apunta el Comité de Lactancia Materna, de la Asociación Española de Pediatría. Estos son algunos de los más extendidos.

Mito: El pecho se cae si das teta

Realidad: El pecho se cae y se deforma con los años, pero la lactancia materna no es la culpable. Las mamas sufren un gran cambio durante el embarazo, aunque después no demos el pecho. Pero, lo cierto, es que hay factores que incluyen más, como el paso del tiempo, factores genéticos, la cantidad de grasa corporal, etc.

Mito: No tengo suficiente leche para mi bebé

Realidad: Es uno de los más extendidos y de los que más lactancias truncan. Aunque puede ocurrir, lo cierto es que son pocas las madres que no pueden dar el pecho o que no tienen suficiente leche. Es lo que se conoce como hipogalactia real –cuando la mama no es capaz de producir la leche que demanda el bebé– y puede ocurrir por diversos motivos de salud. La realidad es que la mama produce leche en función de la succión. Por tanto, si hay un mal agarre, ponemos poco al niño al pecho o lo complementamos con biberón sin motivo, producimos menos leche, pero no es una hipogalactia real. Cuanto más mama el bebé, más leche produce el pecho.

Mito: Es normal que duela al amamantar

Realidad: No, ni siquiera al principio, mamar no tiene que doler. Si duele es porque existe un mal agarre, una mala postura… y además puede derivar en grietas, mastitis… Es decir, más dolor que provoca que la madre no quiera seguir lactando.

Mito: Si tomas medicamentos o estás enferma, tienes que dejarlo

Realidad: Depende del medicamento, pero la mayoría de los medicamentos comunes con compatibles con la lactancia materna y si no, puede existir alternativas. Y lo mismo ocurre con las enfermedades. El coronavirus, por ejemplo, ya está demostrado que no se trasfiere a través de a leche materna. Para saber qué medicamentos son compatibles, lo mejor es consultar la web e-lactancia.org, realizada por pediatras y farmacéuticas, una magnífica guía que consultan cada día miles de madres y profesionales.

Mito: Si no coge el pecho al principio, nunca lo hará

Realidad: La succión de la leche directamente desde la teta es completamente diferente a la del biberón. Además, la leche sale con más facilidad y el recién nacido tiene que hacer un menor esfuerzo. Esto hace difícil, que, si un niño ha empezado a amantarse con biberón, por ejemplo, porque ha tenido que estar ingresado en neonatos o ha estado separado de la madre más de lo deseable, luego le cueste succionar el pecho. Sin embargo, sí es posible conseguirlo con paciencia, relactadores y, si es necesario, el apoyo da alguna asesora de lactancia.

Mito: La leche, después de año, no alimenta

Realidad: Es todo lo contrario. No sólo sí alimenta, sino que contiene más cantidad de calorías y grasa que la leche de los primeros meses y más que la leche de vaca, 637,86 kilocalorías por litro de leche de vaca frente a las 879,7 de la materna a partir del año. Y es que el contenido de la leche se adapta a las necesidades del bebé según va creciendo.

Mito: El bebé tiene que mamar de los dos pechos cada vez

Realidad: No hace falta, y mucho menos 10 minutos cada vez como afirmaban nuestras madres y abuelas. Es preferible que vacíe bien un pecho -esté el tiempo que esté- a que lo quitemos de uno para ponerlo en el otro, pues le leche más rica en grasa y nutrientes está al final del pecho. Una vez vaciado, podemos ofrecerle el otro, pero si queda saciado, con uno es suficiente. Tampoco es necesario ponerlo cada tres horas, simplemente cuando demanda, que los primeros días y semanas será más frecuentemente.

Mito: Para tener leche suficiente hay que beber mucho

Realidad: La leche está formada principalmente de agua, pero, a no ser que tengamos una deshidratación severa, esto no afectará a la producción de leche. Por suerte, al amamantar, es normal que tengamos más sed, por lo que, basta con beber el agua que ‘nos pide el cuerpo’ para no deshidratarnos.

Mito: Amamantar mucho tiempo es malo para los huesos

Realidad: No solo no es malo, sino que hay estudios que apunta a que podría prevenir o retrasar la osteoporosis.

Mito: Dando teta no te puedes quedar embarazada

Realidad: Es más difícil, pero sí se puede, sobre todo cuando el niño empieza a espaciar las tomas y a comer otras cosas. La MELA, como así se conoce este método anticonceptivos, solo es fiable si el bebé es menor de 6 meses, solo toma pecho y lo hace muy frecuentemente, tanto de día como de noche.

Mito: Si te quedas embazada, tienes que dejar de amamantar

Realidad: A no ser que el embarazo sea de riesgo, no hay motivos para no amamantar a un bebé estando embarazada. Es más, una vez nazca, se puede hacer lactancia en tándem y amamantar a los dos.

Mito: Si tienes gemelos, no tendrás leche suficiente para los dos

Realidad: El pecho produce en función de la demanda. Si maman dos bebés, producirá leche para dos bebés. Aunque también es cierto que la madre necesitará más apoyo y que en los partos gemelares hay más probabilidades de cesáreas o ingresos por bajo peso o prematuridad, lo que puede complicar la lactancia al principio.

Mito: No se puede dar teta con los pezones invertidos

Realidad: Puede resultar más complicado al principio, pero sí se puede. En la mayoría de los casos, los pezones son elásticos y, con un agarre, irán saliendo. Además, siempre se puede recurrir a pezoneras o al sacaleches.

Mito: Los sustos o disgustos cortan la leche

Realidad: Sólo de forma transitoria, un estrés elevado puede dificultar la salida de la leche, pero en ningún caso se corta la producción, y menos de un modo tan radical. Poniendo a menudo al niño la pecho, se soluciona.

Ante cualquier duda o dificultad ante la lactancia materna, antes de abandonarla si no quieres hacerlo, busca fuente fiables y oficiales y pide ayuda en grupos de lactancia o a tu matrona. 

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