Hace menos de un año, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, aseguraba que la conexión aérea directa entre Sevilla y Nueva York caería "como fruta madura más pronto que tarde". El socialista tenía entonces, en septiembre de 2019, razones para mostrarse así de seguro, ya que varias compañías habían mostrado su interés en esta ruta después de que las autoridades turísticas de la ciudad llevaran un año "intentando seducir" a alguna aerolínea. Pero la pandemia del coronavirus ha echado por tierra los planes del Ayuntamiento para el aeropuerto de San Pablo, que aún tendrá que esperar unos años para ofrecer este vuelo directo entre la capital hispalense y la ciudad norteamericana.

Así lo afirmó este martes el director del aeródromo, Jesús Caballero Pinto, en un Foro Digital de la Fundación Cámara de Comercio de Sevilla, donde explicó que los vuelos de largo recorrido son los que más están sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria, debido a que todavía hay fronteras cerradas. Estas compañías están recuperando ahora las rutas de mayor intensidad que ya tenían, y "el riesgo económico" de asumir la conexión directa planteada "es alto". Por esta razón, la conexión directa entre Sevilla y Nueva York "está lejos de conseguirse con la situación actual" y habrá que esperar a que se recuperen los anteriores niveles de pasajeros "en 2022 o 2023" para "volver a tener la opción" de dicho vuelo.

No obstante, la situación de San Pablo en estos momentos está "mejor de los esperado", con unos 60-70 vuelos diarios este mes y con previsión de recuperar un 70% de su capacidad en marzo de 2021 y volver en 2022 a los registros previos a la pandemia, señaló Caballero. Y es que "las compañías ven que Sevilla es un destino que funciona porque es un destino seguro y la ocupación va siendo razonable", especialmente en lo relativo al mercado nacional. "La demanda de terceros países aún es débil por las restricciones de las fronteras, pero sí hay una mayor ocupación en vuelos nacionales y parece que comienza a reactivarse la demanda europea", continuó el director del aeropuerto, que explicó que la oferta en Sevilla alcanza en julio el 50%, frente al 30% de media nacional. Un dato "esperanzador" al que se suma el hecho de que la ocupación de esos vuelos también se está situando en torno al 50%, mientras que para agosto y septiembre las compañías ya han anunciado una mayor capacidad.

Los datos, por tanto, hacen "ser optimistas, pero cautos, ante esta situación", afirmó Caballero, que señaló que con el Plan 8 de impulso turístico, puesto en marcha por el Ayuntamiento de Sevilla en colaboración con el sector, "pretendemos reactivar lo antes posible la conectividad aérea, especialmente de cara al otoño".

También se aplaza el Cercanías

Lo que sí tardará más en llegar, además de las nuevas rutas internacionales de largo recorrido, es la conexión entre la estación de tres de Santa Justa y el aeropuerto a través del Cercanías, una actuación ampliamente demandada desde diferentes ámbitos de la ciudad. Y es que el director del aeródromo reconoció que se trata de una inversión "muy grande" que, por el momento, no se va a realizar, aunque Caballero mostró su apoyo para "lo que sea necesario". Hasta entonces, señaló la importancia de trabajar en mejorar los medios de transporte con los que ya se cuenta –autobús, taxi y VTC–.

Por último, y en cuanto a las obras de ampliación de San Pablo, su director confió en que este verano se pueda "recuperar el tiempo perdido" durante la pandemia "trabajando incluso por la noche para cumplir con los plazos". El objetivo es llegar a finales de 2021 o principios de 2022 con el terminal nuevo terminado, lo que "permitirá ser más ventajosos frente a nuestros competidores”.

Medidas de seguridad

El aeropuerto de San Pablo ha invertido 200.000 euros en medidas de seguridad para afrontar la crisis sanitaria del coronavirus. En total, explicó el director del aeródromo, se han implantado 40 medidas, como el distanciamiento, la higiene, mamparas de separación y control de aforo con más personal.

Además, en se le toma la temperatura a los pasajeros que llegan desde fuera de España con cámaras termográficas, y un equipo sanitario hace un segundo control para "garantizar la seguridad".