El número de hectáreas afectadas en Cataluña por la plaga de la oruga del boj aumenta un 62% el 2019

  • Desde la Generalitat, desde hace unos años, se ha establecido un plan de acción para estudiar la plaga y su evolución.
  • En otros países europeos ya se han intentado muchas técnicas diferentes para intentar minimizar los daños.
  • Uno de los factores que contribuirán al equilibrio es saber como el clima afecta al ciclo reproductivo del insecto.
Imagen de la oruga del Boix comiendo
Imagen de la oruga del Boj comiendo
Emili Bassols CCBY
Imagen de la oruga del Boix comiendo

La plaga de la oruga del boj no ha hecho más que crecer desde que aterrizó en Cataluña el 2014. El ritmo de expansión desde que se descubrió el insecto en Besalú se ha ido extendiendo hasta llegar a lugares como en Vall d'Aran o Tortosa. Según datos del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), el número de hectáreas afectadas por esta plaga aumentó un 62% del 2018 al 2019.

En términos absolutos, esto significa que de las 67.000 hectáreas afectadas por la oruga del 2018, se pasó a las 109.000 del 2019, un total de 42.000 hectáreas más. Por otro lado, por primera vez, aquel año también se detectó la presencia de la plaga en puntos del Solsonès, la Anoia, el Alt Penedès, el Garraf, Tarragonès y Montsià. Desde la identificación de la plaga por primera vez en la Garrotxa ahora hace siete años, el adelanto se ha extendido en las comarcas vecinas hasta llegar a la quincena de territorios de Cataluña en dirección oeste y suroeste.

Cataluña tiene un millón de hectáreas forestales donde hay presencia de boj, la especie principal de que se alimenta la oruga o mariposa del boj, denominada científicamente Cydalima perspectalis. Alrededor de la mitad de estas hectáreas, unas 530.000, son terrenos forestales en que la presencia del boj es "importante o dominante", ha explicado Jordan Muñoz, doctor en ingeniería forestal e investigador del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC). 

La mariposa del boj continúa su ataque
La mariposa del boj continúa su ataque
Lluis Brotons CCBY

El confinamiento que ha vivido el país durante estas semanas de alerta sanitaria por el coronavirus no ha afectado a las orugas, que han seguido su curso y su ciclo vital habituales en plena naturaleza. De hecho, es ahora en mayo cuando las larvas de la oruga dormidas durante el invierno empiezan a trabajar. Por otro lado, los efectos en bojes monumentales o en jardines podrían ser más visibles, ha apuntado el investigador, pero, de hecho, es ahora cuando las larvas se tendrían que combatir.

Desde la Generalitat, desde hace unos años, se ha establecido un plan de acción para estudiar la plaga y su evolución, pero teniendo en cuenta que prevenirla es complicado, atendida su capacidad de vuelo, el alta tasa de reproducción y los hábitos alimentarios. Muñoz es consciente que combatir la plaga es casi imposible dado el millón de hectáreas de presencia del boj.

"Es absolutamente inabordable desde el punto de vista técnico, pero también económico"

Esto implicaría tratamientos "muy intensivos a lo largo de mucho de tiempo", sobre todo de mayo a noviembre que es cuando la plaga es más activa, ha explicado. "Es absolutamente inabordable desde el punto de vista técnico, pero también económico", ha añadido el investigador. Por lo tanto, aunque exista un tratamiento que en nivel muy concreto, para bojes monumentales y a nivel de jardinería, pueda funcionar "aplicarlos en una escala de un millón de hectáreas es inabordable".

Se trata de encontrar el equilibrio

Cuando una especie invasora llega a un ecosistema, este necesita un tiempo para dar una respuesta y reequilibrarse. La llegada de la oruga el 2014 generó un desequilibrio importante "que hará falta aún un tiempo hasta que se restablezca", ha dicho Jordan Muñoz.

Se sabe que cuando el boj tiene un primer ataque, a finales de primavera, este es capaz de rebrotar. Algunos ejemplares, cuando llega el segundo pico poblacional, a finales de verano, también rebrotan. Pero es en el tercer pico de la oruga, a finales de otoño, con dos ataques previos ya acumulados, cuando "muchos bojes no rebrotan". "El arbusto está literalmente agotado".

Muñoz apunta que todavía es temprano para saber si los bojes pervivirán a largo plazo y si habrá un momento en que la plaga tenderá a estabilizarse. En zonas muy atacadas, explica el profesor, habrá un momento en que dejará de haber el recurso que las larvas necesitan para alimentarse, es decir, el propio boj, y esto provocará mortalidad en la especie.

Un especialista en tratamiento de plagas rocía los bojes de los jardines centrales de Torelló para evitar que las orugas acaben con los bojes.
Un especialista en tratamiento de plagas rocía los bojes de los jardines centrales de Torelló para evitar que las orugas acaben con los bojes.
Laura Busquets - ACN
Imagen que muestra la mortandad de orugas después del tratamiento aéreo.
Imagen que muestra la mortandad de orugas después del tratamiento aéreo.
ACN

Entonces, simplemente por agotamiento del alimento, la especie invasora empezará a estabilizarse. Por otro lado, pero, también habrá que tener en cuenta que habrá una respuesta por parte de los depredadores naturales que tienen que combatir la oruga, "pero esta respuesta no es inmediata", ha explicado Muñoz.

"En cuanto a la mariposa del boj, en la Garrotxa este 2020 es claramente un año de post-invasión, ya que el número de mariposas ha disminuido porque no quedan casi bojes para comer", explica Emili Bassols, técnico del Parc Natural de la Zona Volcànica de La Garrotxa. También en este caso las complicaciones vienen ahora, cuando los pocos bojes que consiguen rebrotar vuelven a ser infectados y los esfuerzos para recuperarse pueden no ser suficientes.

Cabe recordar que la plaga de la mariposa del boj aún está activa y se está expandiendo, ya que el 2017 comenzó a afectar gravemente a La Garrotxa, en 2018 y 2019 en Osona y ahora ya empiezan a verse efectos importantes en el Ripollès, el Lluçanès y a las puertas del Berguedà. "Hay que imaginar que la Cydalima es como una mancha de aceite, que comienza en una parte del territorio y se va esparciendo", concluye Bassols.

En países europeos como Francia o Alemania, donde la plaga llegó antes de que en Cataluña, ya se han intentado muchas técnicas diferentes para intentar minimizar los daños que provoca la oruga, pero la eficacia de estos tratamientos parece “muy limitada”. 

Concretamente, se está observando en Alemania como en muchos lugares donde se agotan los bojes, “esto acaba afectando en la misma población de orugas porque se queda sin alimento”, ha asegurado el responsable de Sanitat Forestal del Departament d'Agricultura, Jorge Heras.

La afectación del cambio climático

Otro de los factores que contribuirán al equilibrio del sistema es saber como el clima afecta al ciclo reproductivo del insecto. "Hay muchas variables que no se conocen y que hay que estudiar", ha destacado. Con todo, los modelos de cambio climático actuales apuntan que los regímenes de temperaturas crecerán en los próximos años y esto afectará muchas especies, incluidas también aquellas que causan plagas. El investigador ha apuntado que probablemente esta subida de temperaturas pueda favorecer a la oruga.

De hecho, periodos cálidos más largos suelen ir asociados a sequías, cosa que estresará los ejemplares de boj, debilitándolos. "Del mismo modo que una persona que tiene diferentes enfermedades es más vulnerable a contagiarse de cualquier otra enfermedad, las plantas afectadas por sequía normalmente son más susceptibles al ataque de los insectos", ha destacado

Imagen de la oruga del Boix comiendo
Imagen de la oruga del Boj comiendo
Emili Bassols CCBY
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