España deja de ser un verso suelto en Europa: ¿qué similitudes tiene el Ingreso Mínimo con las medidas de otros países?

Gente paseando por Gran Vía.
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JORGE PARÍS
Gente paseando por Gran Vía.

El Gobierno dio este viernes un paso adelante con la aprobación del Ingreso Mínimo Vital. Con esta medida, que forma parte del programa del a coalición de PSOE y Unidas Podemos, el Ejecutivo pretende reducir "en un 80% la pobreza extrema". Esta prestación llegará a 850.000 hogares (un 16% de ellos monoparentales), de los cuales 100.000 la recibirán de oficio a finales de este mes de junio, y oscilará entre los 460 y los 1.000 euros dependiendo de la composición del hogar, según lo explicado en su presentación.

De esta forma, se aprueba una nueva prestación con la que España se pone en paralelo con otros países europeos. Algunos de ellos cuentan desde hace tiempo con medidas similares, que incluso han servido de referencia para poner en marcha el IMV. Estas son algunas de las claves:

Italia, uno de los casos más recientes

La crisis del coronavirus encendió las alarmas en Italia, que fue uno de los últimos países en aprobar una medida similar al Ingreso Mínimo. El llamado 'Reddito di Cittadinanza' (renta de ciudadanía) se anunció hace pocas semanas por el primer ministro Giuseppe Conte, bajo unas condiciones muy claras. La cuantía máxima, eso sí, está lejos de la que se marca en el caso español: son unos 780 euros mensuales.

Los condicionantes son tres. Por una parte, es exigible tener la nacionalidad italiana o haber residido durante al menos diez años en el país, y además, la prestación está vinculada a la búsqueda de empleo y mantiene un umbral de renta mínima. Serán pocos los casos en los que se reciba lo máximo, puesto que estará condicionado también al número de hijos a cargo. La cantidad 'normal' serán unos 500 euros, según los cálculos de los expertos.

Portugal también mira hacia los parados

En Portugal también se ha apostado por una renta mínima, igual que en Italia, vinculada al mercado de trabajo y no tanto a la situación de pobreza de los ciudadanos. No es, en cambio, una medida estructural. Tiene una duración limitada de un año, aunque se puede renovar bajo la firma de un contrato. La cantidad se queda en unos 300 euros, siempre que se cumplan dos condiciones: tener hijos a cargo y ser mayor de edad.

Francia: no es necesario estar buscando un empleo

Francia cuenta con la llamada Renta de Solidaridad Activa. "Garantiza a todas las personas, aptas o no para el trabajo, una renta mínima y un suplemento de ingresos cuando aumenten su actividad laboral. El texto prevé una ayuda única para cubrir los gastos que pueda ocasionar la vuelta al empleo", se recoge en la norma. Eso sí, no es necesario encontrarse en búsqueda activa de empleo.

La edad mínima para solicitarla es de 25 años. El mínimo son 550 euros -superior a la planteada por España- y se incrementa si se tienen menores a cargo, una parte que también se incluye en la medida española. Además, el solicitante debe residir en Francia, ser de nacionalidad francesa o contar con permiso de residencia o con un permiso de estancia que autorice a trabajar, concedido, como mínimo, cinco años antes de la solicitud.

Alemania: en manos de las administraciones municipales

El caso de Alemania presenta una particularidad: la prestación no la gestiona el Gobierno central, sino las administraciones municipales y locales, y está directamente relacionada con la búsqueda activa de empleo. Además, varía en función de los hogares. Según las cifras recogidas por la Comisión Europea, es de 424 euros al mes si se vive solo, 382 euros por persona para parejas que vivan juntas y a partir de ahí se suman cantidades dependiendo del número de hijos.

El modelo más potente...pero no permanente

Las principales referencias las encontramos en los países nórdicos. Finlandia empezó haciendo pruebas durante dos años. Otorgó una prestación de 500 euros al mes sin impuestos a unos 2.000 ciudadanos, casi sin condiciones. No estaba ligada al mercado de trabajo. Los análisis posteriores fueron poco claros: se mejora la calidad de vida, pero no reactiva la incorporación al mercado laboral. España no ha escogido ese camino.

¿Hacia un ingreso mínimo europeo?

Otro de los planteamientos que se ha hecho en las últimas semanas ha sido un ingreso mínimo europeo, compatible con las medidas de cada Estado miembro de la UE. En el caso de España lo ha defendido el vicepresidente Pablo Iglesias, de la mano de sus homólogos de Portugal e Italia. Pero la idea no parece muy factible. "Se encontraría con el rechazo de los países del norte", explican fuentes consultadas por 20minutos. Podría darse de manera coyuntural ante la crisis actual, pero sería "casi imposible" que fuera fijo.

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