Neil Ferguson, el 'Fernando Simón británico', protagonista de un nuevo 'Merlos Place' en el Reino Unido

Neil Ferguson, también conocido como Mr. Confinamiento.
Neil Ferguson, también conocido como Mr. Confinamiento.
Imperial College London / BBC
Neil Ferguson, también conocido como Mr. Confinamiento.

Se le puede llamar de muchas formas, desde Mr. Confinamiento al más patrio 'Fernando Simón británico', pero su nombre es Neil Ferguson. Y acaba de dimitir. A día de hoy es la comidilla de absolutamente todo Reino Unido, que no deja de hablar sobre su increíble historia que salta a los medios debido a que él mismo se saltó el confinamiento... para que su amante viniese a verle.

Pero empecemos por el principio. Ferguson es científico, tiene 51 años y fue quien instó a Boris Johnson a cambiar su prístina estrategia contra el Covid-19 por una más acorde a la virulencia de la pandemia, antes incluso de que el propio primer ministro contrajese la enfermedad.

De hecho, precisamente por sus palabras tuvo lugar el aislamiento masivo en las islas, aunque las restricciones llegaron más tarde que nadie y han hecho del país anglosajón el segundo con más víctimas mortales a nivel mundial, solo superado por Estados Unidos.

Sea como fuere, Ferguson dirigió la investigación sobre el coronavirus del Imperial College de Londres y las conclusiones, publicadas en un estudio el 17 de marzo, advertía la posibilidad de que, sin confinamiento, se alcanzarían en el país los 500.000 fallecimientos.

Por supuesto le hicieron caso y el 23 de marzo, cuando en Reino Unido "solo" contabilizaban 967 casos confirmados y 74 muertes derivadas del Covid-19, decretaron el aislamiento de la población. Llegaba dos semanas después que Italia y una después de España y Francia, pero llegaba.

A todo ello, el epidemiólogo y componente del Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE, por sus siglas en inglés) había dado positivo por coronavirus y se encontraba en su casa haciendo las dos semanas de aislamiento correspondiente.

Una amante casada

Estamos ahora, tal y como cuenta The Telegraph, en el lunes 30 de marzo, poco después de que haya acabado su aislamiento. Ese día se produce la visita a su casa de Antonia Staats, activista del grupo Avaaz (que trabaja por los derechos humanos, la igualdad, contra el cambio climático, etc.), de 38 años, casada, con dos hijos... y amante de Ferguson.

Ella, como en el famoso caso del Merlos Place, está en casa del científico cuando este concede una entrevista en la que le otorga suma importancia a las restricciones sociales y a la distancia de seguridad, medidas que quiere alargar hasta junio. En su caso, nadie sale por detrás de la pantalla.

El 8 de abril se produce la segunda visita de Staats a casa de Ferguson. Por aquel entonces su marido, de unos 30 años, ya ha empezado a dar síntomas de que está contagiado. El desplazamiento que ella ha de hacer desde su casa (valorada en 2.175.000 euros aproximadamente) hasta la del investigador supone recorrer Londres de punta a punta.

Una vez sale a la luz, Ferguson, por supuesto, dimite. "Acepto que cometí un error de juicio y tomé el curso de acción incorrecto. Por ello, he dado un paso atrás en mi actividad en SAGE. Me arrepiento profundamente de cualquier menoscabo del mensaje de la necesidad de distancia social para controlar esta epidemia devastadora", asegura... Pero las cosas no acaban ahí.

Primeramente, las excusas de Staats salpican la opinión pública porque no se muestra en absoluto arrepentida y rechaza cualquier tipo de hipocresía en su comportamiento, basándose en la relación abierta que ella mantiene con su marido.

La señora Pirie

Y entra en escena Eileen Pirie. Es decir, la suegra de Ferguson, de cuya esposa, Kim, hasta ahora no habíamos hablado puesto que es su madre quien da la respuesta: "Hace tiempo que mi hija y su marido están separados". ¿Y por qué dice esto? Pues para defender a su adúltero yerno.

"Da absoluta vergüenza todo lo que se está diciendo de él. ¿Toda este escarnio porque invitó a una mujer a su casa?", asegura la señora Pirie, de 79 años, mostrándose a favor de que Mr. Lockdown (Señor Confinamiento en inglés) se viese con su amante.

"¿Es de verdad tan grande esta problemática? Quizá tendríamos que poner todo esto en perspectiva. Neil ha sido quien ha organizado en su mayor parte la forma en que saldremos de esta horrible y abrumadora situación en la que estamos inmersos", ha comentado ante los medios a la salida de su casa, en Oxford.

"Ha sacrificado gran parte de su vida personal por esto: nunca miraba el reloj, no le importaba la hora que fuese, él siempre estaba trabajando", ha comentado visiblemente irritada y molesta la señora Pirie. "No puedo entender cómo alguien que ha hecho tanto bien a este país pueda ser denigrado de esta manera", ha sentenciado.

"Quizás no debería haberlo hecho", ha reconocido la suegra, "pero tenía el virus,  grandes responsabilidades y solamente unos pocos amigos. Es cosa de ellos dos, él la invitó a su casa. ¿Es su novia? Tal vez, no lo sé, pero lo que sí sé es que ha trabajado lo máximo por este país y ahora es así como se lo pagan".

La señora Pirie ha comentado que normalmente Ferguson divide su tiempo entre su casa en la capital y la familiar en Oxford, pero que por el trabajo se quedó encerrado en la primera, obligándole a centrarse en la lucha contra la pandemia y hablando con su hijo, de 16 años, siempre que podía.

"Seguimos siendo una familia increíblemente cercana. Pasamos las Navidades juntos, Neil cocinó y se sentó después a jugar con su hijo. Este es la clase de estupenda persona que es. Él y su mujer no son una gran pareja. No lo han sido desde hace muchos años pero él siempre ha sido muy honesto y comprensivo", ha asegurado. 

Las explicaciones

Mientras tanto, por supuesto, Boris Johnson ha tenido que salir a dar explicaciones, pues tanto desde la oposición como desde dentro de su propio partido no se comprenden muchas de las decisiones que ha tomado y que han colocado a Reino Unido en la posición actual.

"Los reguladores de la distancia social están aquí con un propósito claro", afirmó el primer ministro, quien legó en Matt Hancock, responsable de Sanidad, el acertar a calificar el caso de Ferguson como "extraordinario" y que había tomado "la decisión adecuada al dimitir".

Este caso ha recordado a otro cercano: el de Catherine Calderwood, jefa del servicio médico de Escocia, que hubo también de abandonar su trabajo tras se pillada in fraganti escapándose a su segunda residencia los fines de semana, tal y como clamaba públicamente que no había que hacer.

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