Madre mía cómo está el patio (de Buckingham Palace). Isabel II está confinada y aislada porque un sirviente con el que tuvo contacto ha dado positivo por coronavirus; penden de un hilo las bodas de Beatriz de York y James Middleton (hermano pequeño de Kate); este mismo martes entra en vigor el Sussexit, aunque Meghan y Harry se han marchado a Los Ángeles en vez de a Canadá; y cuando parecía que el príncipe Guillermo tenía que tomar las riendas de la monarquía en actos oficiales, de nuevo la monarquía británica copa las portadas.

Carlos de Inglaterra, su padre, quien hace tan solo una semana fuera diagnosticado con Covid-19 quedando totalmente en cuarentena y confinado -de forma voluntaria pero necesaria- ha decidido abandonar esta autoimposición, según ha informado la BBC.

Él y su esposa, Camilla Parker-Bowles, quien sin embargo dio negativo en las pruebas que se le hicieron sobre la enfermedad, estaban en su casa de Birkhall, Escocia, en la finca real de Balmoral, máxime teniendo en cuenta que ambos (él tiene 71 y ella cumple 73 en julio) eran parte de la población de riesgo.

Desde un primer momento se hizo saber que el heredero al trono únicamente presentaba sintomatología "de carácter leve" y que por tanto su estado de salud "era bueno". Y ha debido ser así durante estos últimos siete días porque se ha decidido acabar con la cuarentena.

Tal y como informan varios medios ingleses, el príncipe Carlos está plenamente recuperado del coronavirus y fuera de peligro y con total libertad para dejar el autoaislamiento, tal y como exigen las autoridades británicas. Es decir, siete días de confinamiento total y otros catorce en casa para evitar la posibilidad de seguir siendo él mismo foco de contagio.

Esta decisión que ha tomado el padre de Guillermo y Harry ha sido "consensuada con su médico", ha confirmado Clarence House, asegurando que será desde su hogar desde donde el príncipe Carlos continúe su trabajo, dejando, eso sí, que sea su hijo mayor quien sea la cara visible de la corona durante este tiempo.