Confinados en Irán por la pandemia del coronavirus: "Aquí la gente no se queda en casa sin nada que llevarse a la boca"

Nil y Beatriz viajeros en Irán coronavirus
Nil García y Beatriz Ortega en el bazar de Chabahar (Irán), el pasado 18 de febrero
Nil y Beatriz viajeros en Irán coronavirus

Irán es a día de hoy el cuarto país del mundo con más muertes por coronavirus y el primero en Oriente Medio, con más de 2.600 muertes y cerca de 40.000 contagios. Una crisis sanitaria que emerge en un contexto de máxima tensión con Estados Unidos, cuyas sanciones están dificultando el acceso a medicamentos y equipamientos médicos al país persa. Precisamente allí les ha tocado vivir la pandemia a dos jóvenes españoles: Nil García y Beatriz Ortega, de 24 años, quienes llevaban más de un año viajando por el mundo cuando estalló la crisis sanitaria.

Nil y Beatriz acababan de graduarse en Ingeniería Química cuando decidieron irse a dar la vuelta al mundo de forma indefinida, con ahorros y sus mochilas a cuestas. 

Salieron de casa en febrero del 2019 y en una gasolinera de Llinars del Vallès (Barcelona), hicieron el que sería el primero de innumerables autoestops. Así, y durmiendo en casa de aquellos que se ofrecían a acogerles, fueron recorriendo toda la costa mediterránea hasta llegar a Grecia, donde permanecieron unos meses como voluntarios en un campo de refugiados, para continuar por Turquía, Irak e Irán, su último destino.

Al poco tiempo de llegar al país persa, a los viajeros les tocó vivir un acontecimiento que conmocionó al país entero: el asesinato del general Qasem Soleimani a manos de los Estados Unidos, que precipitó el ataque por parte de Irán a dos bases militares estadounidenses en Irak, así como el disparo por error de un mísil contra un avión ucraniano en el que murieron 176 pasajeros.

Pero estos no iban a ser los únicos contratiempos. Pocas semanas después, el conflicto político se fue desvaneciendo para dejar brotar otro asunto: el coronavirus. Fue el 19 de febrero cuando se detectaron los primeros casos en Irán. “Entonces la gente ya comenzó a usar mascarillas y a ir con miedo por la calle. No obstante, al principio no le dimos importancia y decidimos seguir viajando”, recuerdan Nil y Beatriz. Su intención entonces era entrar en Pakistán, para más tarde visitar la India. Sin embargo, la pandemia le obligó a cancelar todos sus planes.

“En Irán la policía comenzó a hacer controles de temperatura en las carreteras, se suspendieron todas las celebraciones del año nuevo persa y, desde hace poco, tampoco se permite salir de las ciudades”, explican los jóvenes. Eso sí, en Irán el confinamiento en casa no es obligatorio, aunque sí muy recomendado. “El problema es que en los países menos desarrollados la población no puede hacer una cuarentena como en Europa. Aquí la gente se busca el pan cada día y no se va a quedar en casa sin nada que llevarse a la boca. De hecho, en las calles hay personas trabajando limpiando zapatos, por ejemplo, y la policía no les dice que se vayan a casa”, y añaden: "Prefieren exponerse al coronavirus que esperar a morirse de hambre".

"En los países menos desarrollados la gente prefiere exponerse al coronavirus que esperar a morirse de hambre"

El trayecto de Beatriz y Nil concluyó en Zahedan, una ciudad cercana a la frontera con Pakistán. Allí "los hostales están cerrando, los hoteles se están convirtiendo en hospitales y los autóctonos se asustan de la presencia de turistas”, explican los viajeros.  Además, la situación provocó que les echaran del hostal donde dormían y se les alquilara una casa para que hicieran la cuarentena como es debido, junto con otros tres mochileros alemanes y un danés.

Nil García en el Lago Tuz (Turquía), el pasado mes de septiembre.
Nil García en el Lago Tuz (Turquía), el pasado 26 de septiembre.

Sin embargo, las circunstancias han llevado a estos dos amigos a tomar caminos distintos. Nil ha preferido quedarse confinado en la casa de Irán. Beatriz, por el contrario, acaba de regresar a su casa en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), a pesar del gran esfuerzo económico que esto ha supuesto para ella. La vuelta en avión le ha costado 1.300 euros, mientras que la casa que alquilan en Zahedan tiene un precio de 250 riales al día (1,70€ con el cambio real que se está dando ahora mismo en el país).

No es tan fácil volver a España. Las aerolíneas se están aprovechando de la situación para inflar los precios. Con el dinero de un vuelo nosotros sobrevivimos seis meses más como mínimo”, dice Nil, a lo que Beatriz añade: “Las pocas compañías aéreas que operan saben de que la gente está desesperada por volver a casa y que muchos asumiremos el esfuerzo económico”. De hecho, la joven asegura que en el aeropuerto de Doha (Catar) había muchísimos españoles volviendo a casa y, por supuesto, los aviones iban totalmente llenos.

"Las aerolíneas se están aprovechando de la situación para inflar los precios"

¿Por qué Beatriz ha preferido volver a España? Su argumento es muy claro: No es momento para viajar. “No quise anteponer mi deseo de viajar al bien común al que se nos está llamando ahora. Además, interpreto esta nueva realidad como una llamada de atención a una sociedad que vive acelerada y a la que se le está obligando a parar. Es momento de estar en nuestros hogares con nuestras familias”, dice.

Beatriz Ortega en Estambul (Turquía), el pasado 14 de septiembre
Beatriz Ortega en Estambul (Turquía), el pasado 14 de septiembre

Por su parte, Nil permanece aún en la casa de Zahedan con los otros viajeros. Él ha asumido la situación de forma distinta: “Mi plan es esperar aquí y dejar de viajar por fuera para viajar por dentro. Asumir el reto que significa estar encerrado y aprovechar para hacer cosas que no haría; como aprender a cocinar, hacer ejercicio, meditar o aprender a hablar farsi (la lengua oficial de Irán)”.

Si algo está claro es que la crisis del Covid-19 ha alterado los planes de millones de personas. Si no fuera por eso, ahora Beatriz y Nil estarían recorriendo Pakistán y a punto de entrar en la India, donde tenían previsto llegar a mediados de abril. Su plan era viajar indefinidamente hasta quedarse sin dinero, algo para lo que aún faltaba mucho tiempo. Además, el miedo y la desconfianza han eliminado de la ecuación dos de las bases de su travesía: el autoestop y el 'Couchsurfing'. Sin embargo, la incertidumbre no les ayuda a tomar decisiones en estos momentos: “Ahora mismo es difícil saber si lo correcto es quedarse confinados en Irán, o si es mejor coger dos aviones para confinarse en España", concluyen.

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