En el Imperio Romano, hace más de 2.000 años, ya existían los 'perros miniatura' como animales de compañía, cuyo tamaño era similar al de algunas razas pequeñas actuales como el Pequinés o algunos tipos de Chihuahua.

Así se desprende de un estudio realizado por arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR) en el que han participado también científicos del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC de Granada) y el Instituto de Historia del CSIC (Madrid), según informó este lunes la universidad granadina a través de un comunicado.

El trabajo, que acaba de publicar la revista Archeological and Anthropological Sciences, presenta el estudio zooarqueológico, osteométrico, paleopatológico y de bioquímica de isótopos, relativo a varias inhumaciones de perros encontradas en la necrópolis romana de Llanos del Pretorio (Córdoba) y relacionados con cerca de setenta enterramientos humanos.

UGR - Archivo

La investigación ha permitido realizar una aproximación morfológica al aspecto de los canales existentes en las ciudades romanas del sur de Hispania y extraer al menos dos morfologías diferenciadas, una de tamaño mediano, similar al de distintas razas de caza y carrera de hoy en día y otra de tamaño muy pequeño.

Con respecto a esta segunda categoria, en particular destaca un perro de pequeño tamaño, de algo más de 20 centímetros de altura, con miembros acortados y morro “achatado” que los investigadores hallaron en una fosa próxima a enterramientos humanos infantiles, según precisó el autor principal de este trabajo e investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, Rafael Martínez.

Para el experto, el hallazgo constituye uno de los casos de perros micromorfos más antiguos reconocidos en el conjunto del Imperio Romano. Además, los expertos reconocieron que resulta “difícil” conocer el aspecto externo de este animal sólo por los huesos pero insistieron en que su estructura esquelética es “similar” a razas de pequeño tamaño actuales, como el Pequinés o algunos tipos de Chihuahua.

Además, “destacan especialmente” su morro achatado y su cráneo redondeado, “de aspecto sorprendentemente moderno”, según el investigador, que también mencionó sus patas proporcionalmente acortadas, a semejanza de tipos actuales como el Carlino o el Pequinés y una antigua lesión en una cadera así como “evidencias traumáticas” que, a su juicio, “apuntan a un sacrificio deliberado, por torsión cervical fatal”.

"La existencia de perros de pequeñas dimensiones como animales de compañía, objetos de afecto y especial consideración por sus dueños ya es conocida desde la Antigüedad clásica, hecho corroborado por textos, epigrafía e iconografía", señaló Martínez Sánchez.

Para el investigador, el hallazgo, entre otros ejemplares, de un animal de pequeñas dimensiones y cráneo braquicéfalo en una necrópolis de la primera mitad del siglo I d.C. en el sur de Hispania “abre nuevas interpretaciones” respecto al “papel" de este tipo de animales en las relaciones entre perros y humanos a inicios de nuestra era en el mundo romano occidental y sus "implicaciones simbólicas en los rituales funerarios”.