Germán Peces-Barba es neumólogo de la Fundación Jiménez-Díaz de Madrid y cada día acude a su puesto de trabajo con la esperanza de que sus pacientes superen el Covid-19, aunque reconoce que la situación es complicada y admite que tiene miedo a contagiarse aunque lo acepta como un "riesgo profesional".

Él, fundamentalmente, atiende a los pacientes por coronavirus que se encuentran ingresados en una "unidad de intermedios", es decir, aquellos que requieren cuidados semicríticos, con alto soporte respiratorio y quienes, asegura, son "extraordinariamente solidarios y colaboradores".

"Todos aceptan muy bien las condiciones duras que les imponemos", cuenta el neumólogo, que explica que no se permiten visitas "excepto situaciones muy excepcionales" porque es "muy peligroso romper las barreras de aislamiento" y en algunos casos pueden hablar por teléfono con los familiares o hacer videollamadas.

Son pacientes -la mayoría supera los 70 años- peculiares, asegura el doctor, y es que generalmente no tienen percepción de la gravedad de su situación. "No tienen ese agobio respiratorio, es verdad que respiran de otra manera pero están relativamente tranquilos para lo graves que vemos que están", incide.

Destaca con rotundidad que nunca había visto algo similar a lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus, "ni en los peores años de la gripe", porque la afluencia de personas en urgencias está siendo "enorme" y, además, son pacientes cuya evolución cambia en pocas horas.

Lo que se planea para las 12 de la mañana, ya no sirve a las dos de la tarde porque se agravan de una manera muy rápida.

"La situación es muy complicada, estamos incrementando de una manera insospechada la actividad. Esto ha supuesto un cambio enorme, el número de enfermos no para, tampoco el de ingresos diarios y no vemos el final de lo que va a pasar", reconoce Peces-Barba, que es vicepresidente de neumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Con esta situación de "alta demanda" los profesionales sanitarios prolongan su jornada, "echan horas de manera espectacular y muy solidaria, ejemplar, sin una queja".

Y a las jornadas interminables se une la dificultad de trabajar con los equipos de protección que son "agobiantes" porque el ambiente en el que trabaja él y el resto del personal sanitario de su planta es de contagio activo.

Miedo al contagio

Lamenta que ya haya habido casos positivos entre los compañeros y admite que tienen miedo al contagio: "pues claro, pero lo aceptamos como riesgo profesional. Ponemos todas las precauciones que están a nuestro alcance pero no dejamos de pensar en esa posibilidad, es inevitable".

Por eso y aunque constata que no ha visto a ninguno de sus compañeros atender a un paciente sin equipo, sí que afirma que se optimizan recursos y que estiran el uso de mascarillas o de gafas, por ejemplo.

Así, pide a las autoridades que protejan al personal sanitario pero que no lo hagan diciendo que "son los mejores o que son un ejemplo" sino con medidas que eviten el contagio.

Peces-Barba alaba y agradece a los "colegas" sanitarios chinos la perfección con la que han descrito la situación, por eso dice no entender cómo no se ha hecho antes el acopio del material necesario.

Comenta con una sonrisa que sale al balcón todos los días a las ocho de la tarde a aplaudir, como lo hacen miles y miles de ciudadanos, al personal sanitario: "yo me sumo, porque es un homenaje a los compañeros", subraya.

El neumólogo, que durante la pandemia se ha olvidado de poder conciliar en casa, espera que la maldita curva" se empiece a aplanar la próxima semana para que la situación cambie y todos podamos respirar.