Peluquería para los más vulnerables, coser mascarillas, consultas 'online'... el coronavirus desata una ola solidaria

Mascarillas que cose la diseñadora gaditana Ana Rufino para protegerse del coronavirus.
Mascarillas que cose la diseñadora gaditana Ana Rufino para protegerse del coronavirus.
A. F.
Mascarillas que cose la diseñadora gaditana Ana Rufino para protegerse del coronavirus.

De carteles en los portales a iniciativas digitales. De coser mascarillas a peluquería a domicilio para quienes lo necesiten. De norte a sur y de este a oeste. El confinamiento al que la sociedad se ve obligada por el coronavirus ha generado miles de propuestas solidarias para contribuir a que la situación sea más llevadera.

En días tan complicados, en los que es fácil sentir tristeza, miedo o ansiedad, en los que muchos tienen a familiares enfermos a los que no pueden visitar, un grupo de psicólogos y voluntarios ha creado por ejemplo una dirección de e-mail (superaremosestojuntos@gmail.com) en la que recibir historias y dar apoyo emocional. 

En línea similar, Sergio Alique forma parte de ese grupo de profesionales que se han ofrecido a atender de forma online consultas médicas urgentes pero inicialmente no tan graves como para acudir a los servicios sanitarios. Este dermatólogo y sus compañeros comenzaron actuando desde sus perfiles personales pero ante la avalancha de peticiones han abierto una cuenta común para ser más operativos. "La gente nos describe brevemente su historia clínica y en la mayoría de los casos nos hacemos una idea clara de la situación y logramos resolver por lo menos las dudas", explica. El objetivo es tratar problemas de la piel y piden que no se recurra a ellos para asuntos estéticos o de cosmética.

Tampoco actuarán para solventar cuestiones meramente estéticas los voluntarios de la Alianza de Empresarios de Peluquería de España. Su servicio de atención domiciliaria busca proteger la higiene y salubridad de la población más vulnerable. "No vamos a hacer trabajos de tratamiento de color, moldeados, forma… Hablamos de atender las necesidades básicas esenciales", apunta Santiago Ruiz Moliné, miembro de la Alianza y presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Imagen Personal, sobre una iniciativa planteada por el sector tras recibir aliviado la decisión de Sanidad de suspender finalmente su actividad. Ante la primera decisión de mantener estos negocios abiertos, el colectivo mostró su preocupación al tener que trabajar en una situación de alto riesgo y sin ningún tipo de distanciamiento social.

A la espera de coordinar el programa con la Administración y de tener un protocolo de actuación que garantice la seguridad del personal y de los usuarios, el sector ha lanzado una campaña de recogida de material. "Sabemos la necesidad que tienen nuestros sanitarios. Las peluquerías tenemos guantes, batas desechables, mascarillas..., que no vamos a poder usar al no abrir al público y es importante donarlos", agrega Ruiz Moliné. 

En paliar esa falta de mascarillas trabajan también costureras de toda España. Las suyas no son sanitarias, pero sirven para la población general. Uno de esos talleres de producción lo ha impulsado Ana Rufino en la localidad gaditana de Conil, junto a las alumnas de su curso de corte y confección y patronaje. "El Ayuntamiento nos ha suministrado tejido y elásticos y Protección Civil las reparte. Antes de empaquetarlas las desinfectamos incluso con la plancha muy caliente y aconsejamos que las laven bien después de tres o cuatro horas puestas", manifiesta la diseñadora.

A Athina Bosch le gustaría por su parte estar cooperando en un hospital pero acaba de empezar la carrera de Medicina. Como alternativa ha optado por apuntarse al programa de voluntariado para apoyar al personal sanitario en el cuidado de niños puesto en marcha por Yoopies, una plataforma especializada en asistencia a domicilio. "Entras, rellenas un formulario en el que pones tu disponibilidad y esperas a que una familia te contacte. La plataforma hace de intermediario", cuenta.

En solo cuatro horas la iniciativa tenía más de mil voluntarios, de la misma forma que en menos de un día Cristina Marín, cirujana del madrileño Hospital La Princesa, había recibido más de 35.000 cartas para entregárselas a los pacientes infectados por el virus. Una idea que inicialmente compartió con su familia a través de Whatasapp y que rápidamente sobrepasó el ámbito privado para llegar a una ciudadanía deseosa de poder ayudar. Porque esta es solo una muy pequeña representación de una gran ola solidaria.

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