Francisca Navarrete, de 91 años, fue ingresada el pasado miércoles en un hospital privado situado en Alcorcón al presentar un cuadro de gastroenteritis. Nada más entrar, los médicos le practicaron la prueba del coronavirus. Dio positivo y así se lo hicieron saber a sus familiares al día siguiente. Después de jornadas de aislamiento, su hijo recibió ayer la llamada del centro para comunicarle que habían decidido darle el alta, que aún no se ha materializado.

“La llevamos al hospital y enseguida le hicieron la prueba, al dar positivo hemos estado una semana sin poder verla o acercarnos y, de repente, nos llaman para decirnos que le van a dar el alta, que no tienen sitio”, denuncia María, su nuera.

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En una conversación con 20Minutos explica cómo le negaron desde el hospital la posibilidad de mantenerla allí durante más días por “falta de espacio” y los “consejos” que le dieron para tenerla en casa: “Nos dijeron que nos apañáramos, que nos achuchásemos en el sofá o la dejásemos aparcada en una butaca”.

Además, María también expone una situación en la que hay más factores: antes de ingresar, Francisca vivía en una residencia de ancianos de Móstoles, también privada, donde ahora no la dejan volver al haber dado positivo. “Nos quedamos sin opciones”, se resigna.

Mientras tanto, el Ayuntamiento de Móstoles ha intercedido a petición de la familia. Según fuentes municipales, la residencia sí ha confirmado al Consistorio que la recibirán aunque ellos siguen manteniendo lo contrario. En todo caso, desde la Administración local se han puesto de parte de los afectados. Más que nada, aseguran las mismas fuentes, porque la residencia habitual de la anciana es el centro de mayores, “que es quien tiene el deber acogerla de nuevo”.