Como buena activista, Greta Thunberg no quiere nada con los gobiernos. Tampoco con el español, a pesar de que incluso antes de llegar a España se ha convertido ya en la estrella de la Cumbre del Clima de Madrid, que ha organizado el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La joven sueca llegará previsiblemente este viernes a Madrid y, como ha ocurrido desde que se supo que la COP25 se trasladaría desde Santiago de Chile, las autoridades españolas no conocen con certeza cuáles son sus planes.
Thunberg ha rechazado la ayuda del Gobierno para llegar a España y el Ejecutivo no tiene conocimiento directo de cuándo y cómo llegará a Madrid ni cuáles serán sus planes aquí, más allá de haberse anunciado que este viernes participará en un acto en el centro cultural La Casa Encendida de Madrid y que después se pondrá a la cabeza de la “Marcha por el Clima”.
De la misma manera, la joven sueca ha hecho oídos sordos al ofrecimiento del Gobierno portugués, dispuesto a trasladarla a Madrid en coche eléctrico. Lo mismo hizo la Junta de Extremadura, sin haber tenido tampoco respuesta.
No porque no haya habido disposición oficial para ayudar o interés en conocer su agenda. Thunberg ha optado por ignorarlo. Además, el Gobierno ha dejado claro que ella es importante para la Cumbre del Clima y para concienciar a la sociedad de la necesidad de luchar contra el cambio climático.
El presidente en funciones hizo una mención especial a los jóvenes en la lucha contra el cambio climático durante la inauguración de la Cumbre de Madrid. Ante los delegados de todos los países del mundo, dijo que “deben ser escuchados”. Hilando más fino, la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, ha insistido es viernes en que los países del mundo tienen que escuchar “el mensaje que los jóvenes nos están transmitiendo, desde pueblos, ciudades y la mitad del océano Atlántico”, en alusión a la ruta que ha seguido Greta en su ruta desde la costa este de Estados Unidos a Madrid, navegando en un catamarán ecológico.
Ayuda para llegar a Madrid
Precisamente, el Gobierno ya vio que Greta no contaba con su ayuda al inicio de su travesía. El mismo día en que se conoció la decisión de la ONU de aceptar la propuesta de Sánchez y organizar en Madrid la COP25 que debía celebrarse en Santiago de Chile, la joven sueca lamentó vía Twitter que su camino se complicaba. Ella estaba viajando desde Nueva York -donde en septiembre participó en la Cumbre sobre la Acción Climática que convocó por primera vez el secretario general de la ONU- hasta Chile, adonde esperaba llegar a tiempo para la Cumbre del Clima.
Lamentaba no poder pasar por Bolivia y también pedía ayuda para llegar a Madrid. “Necesito encontrar la forma de cruzar el Atlántico en noviembre”, escribió la joven, que rápidamente recibió contestación por parte de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que respondió a su tuit con otro en el que aseguraba que al Gobierno le encantaría poder ayudarla y quedaba a la espera de que se pusiera en contacto con ellos “para hacerlo posible”.
Dear Greta, it would be great to have you here in #Madrid. You've made a long journey and help all of us to raise concern, open minds and enhance action. We would love to help you to cross the Atlantic back. Willing to get in contact to make it posible. https://t.co/hwuY1NtWSR
— Teresa Ribera /🌹 (@Teresaribera) November 1, 2019
Esto nunca sucedió. Greta nunca respondió a este ofrecimiento de la ministra y días después anunció que cruzaría el Atlántico a bordo de La Vagabonde, una embarcación propiedad de una pareja australiana.
Sin información
El grado de conocimiento del Gobierno de los planes de Greta no mejoró con el paso de los días. Este lunes, durante la jornada de inauguración de la Cumbre del Clima, fuentes del Gobierno afirmaban que todavía no tenían “ningún detalle”, más allá de que llegaría en los próximos días. Sin información
Este jueves, un día antes de que la joven haga acto de presencia en Madrid, seguían estando demasiado claros los planes de la joven. La ministra de Educación, Isabel Celáa, tiene previsto participar el lunes en un debate que organiza Unicef en Ifema, donde espera contar también con Greta Thunberg, pero sin que el Gobierno tuviera la seguridad total de que la joven también estará allí.
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