Los expertos, sobre la adicción al juego de los jóvenes: "Una persona es adicta desde que prueba la sustancia"

  • Un 7% de jóvenes de entre 14 y 17 años jugaron a juegos de azar en 2018 a pesar de ser ilegal. La cifra sube al 9% entre los de 18.
Local de apuestas.
Una imagen de archivo de un salón de juego.
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Local de apuestas.

El juego de azar en línea contó en 2018 con 1.465.129 jugadores activos y un gasto total de 17.250 millones de euros en actividades como apuestas, bingo, póker, casino o concursos, según la Dirección General de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Hacienda.

La industria del juego constituye en la actualidad algo más del 0.9% del PIB en España y, a pesar de tener siglos de antigüedad, el importante auge que ha experimentado en los últimos años, especialmente entre la población joven, preocupa a los expertos en la materia.

"Es un problema de salud pública que va más allá de la moda o de la proliferación de casas de apuestas", señala Juan Lama, director técnico de FEJAR (Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados), donde ofrecen tratamiento a gente que sufre la ludopatía, un trastorno que deriva directamente del abuso del juego. "Cada vez atendemos a gente más joven, incluso casos de menores de edad con trastornos patológicos" comentó Juan Lama.

Las principales causas que indican los expertos son el aumento de la inversión en publicidad, el aumento de casas de apuestas y la falta de control en el juego online, que permite a menores jugar utilizando los datos de un tercero.

En los dos primeros trimestres de 2019, entre enero y abril, la industria del juego invirtió 88.664 millones de euros, un dato significativamente superior a los 68 millones registrados durante todo el año 2013 o los 103 millones de 2017. "Las empresas utilizan a figuras deportivas y colocan locales cerca de institutos para fidelizar a los jóvenes", apuntó Juan Ramón Pereira, psicólogo de Triora, que aboga por enfrentarse al juego con prevención y restricción.

"Una persona es adicta desde que prueba la sustancia"

Juan Ramón Pereira
Juan Ramón Pereira
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¿Qué requiere un jugador de azar para que se le considere ludópata? Para considerar un caso de ludopatía, se analiza lo que denominamos dependencia y tolerancia. La dependencia genera un malestar a nivel de ansiedad e irritabilidad ante la ausencia del juego, un factor determinante para identificar la enfermedad. También importa la intensidad con la que se juega, en referencia a la tolerancia, porque puede que un ludópata no juegue todos los días pero, cuando lo hace, decide apostar cantidades desorbitadas.

¿A partir de qué momento podemos considerar a una persona adicta al juego? Una persona es adicta desde que empieza a experimentar con la sustancia, independientemente de si la experimentación deriva en dependencia o en rechazo. La adicción es continua, se puede tener en unos niveles iniciales o en un nivel grave y crónico. Un chico puede tener adicción incipiente si juega una vez al mes con amigos perdiendo 100 euros. Por otra parte, una personas con sueldo que se gasta más de la mitad del mismo en el juego sería un adicto grave o crónico.

¿Por qué se está observando un incremento de ludópatas jóvenes? Existen muchos factores que explican este fenómeno. En primer lugar, los jóvenes tienen acceso a internet sin apenas restricción. Según datos del INE, el 25% de los niños de diez años tiene acceso al móvil y a todo lo que implica -incluido el juego-, aunque la cifra es incluso más crítica entre los jóvenes de 15 años, ya que tienen acceso al móvil y a internet en un 94,8% de los casos.

También es fundamental el papel de las empresas dedicadas al juego, ya que utilizan campañas de publicidad dirigidas a los jóvenes utilizando figuras deportivas como Cristiano Ronaldo y facilitan la introducción al juego con la proliferación de casas de apuestas, especialmente aquellas cercanas a los colegios o institutos.

¿Cómo suelen actuar las familias ante esta situación? Suele producirse una ambivalencia, en la que un padre protege y minimiza el problema mientras que el otro se muestra más crítico y autoritario. También cabe destacar que muchos de los jóvenes en tratamiento están gracias a la insistencias de los padres, que, en la mayoría de los casos, pasan de una actitud más hostil a comprender la situación y pedir ayuda.

Juan Ramón Pereira

  • Es psicólogo y jefe de terapias de la clínica de Triora en Alicante.

¿Qué se debe hacer en lo referente a la legislación? ¿Se debe prohibir el juego o limitarlo? Lo que nos ha enseñado la prohibición, como por ejemplo con la ley seca, es que el problema no desaparece, sino que muta a ambientes más oscuros que no vemos pero que existen en entornos clandestinos y desregulados. Yo creo que se debería evitar que haya casas de apuestas tan cerca de los colegios, que no haya cinco por barrio, que exista un control estricto con la edad, que se enseñe a los padres cómo prevenir esta situación, etc.

¿Se puede solucionar el problema legislando? Legislar en sí no provoca cambios, se necesita una respuesta contundente y coordinada entre todos los agentes implicados que regule de forma eficaz. Con campañas de prevención y concienciación, junto a la voluntad política, de técnicos y legisladores, se pude reducir la tendencia.

"No es un problema de voluntad, porque un adicto no la tiene"

Juan Lama
Juan Lama.
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¿Cómo se origina la ludopatía? Como en todas las adicciones, la diferencia está en la pérdida de control. Los casos comienzan con la iniciación en el juego, seguido por la reiteración del uso, hasta la conversión del uso al abuso y, por último, el trasvase a una dependencia. Una persona no tiene que jugar un determinado número de veces para ser ludópata, depende del grado de dependencia que le genere y la pérdida de control.

¿Existe algún patrón o evolución en el desarrollo del trastorno? En primer lugar se experimenta la denominada fase de ganancias, donde se produce una gratificación y se ignoran las pérdidas por una ganancia inicial que suele ser grande. Después, se experimenta una fase de pérdidas donde se juega para recuperar lo perdido y las deudas contraídas. Por último, se evoluciona a la fase de desesperación donde las ganancias o pérdidas pasan a un segundo plano y se juega por una necesidad vital derivada de la adicción.

¿Cómo es el día a día de un joven ludópata sin ingresos propios? El poco dinero que tienen lo utilizan para apostar, además, experimentan altos niveles de ansiedad, aislamiento social y una autodestrucción progresiva fraguada en mentiras, excusas, endeudamiento e incluso robos a familiares o terceros. Piensa en cómo conseguir dinero para poder apostar y solucionar sus problemas con un pelotazo o golpe de suerte, pero, aunque le tocase, lo volvería a jugar, porque lo que realmente necesita es jugar, su vida gira entorno a buscar formas de seguir jugando.

¿Cuál es el mejor remedio para reconducir a alguien que sufre este trastorno? Lo que tiene que hacer es acudir a un centro específico de superación de la ludopatía para una intervención profesional, como los que tenemos en Fejar. La ludopatía no es un problema de actitud o voluntad, porque una persona adicta no tiene voluntad y necesita ayuda. Por mucho que se lo prometa, siempre volverá a caer.

juan lama

  • Director de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar)

¿Cuánto afecta el juego a la sociedad española? Según el Estudio de Prevalencia que realizó la Dirección General de Ordenación del Juego, el 1% de la población entre 18 y 75 años resulta afectada por un trastorno de juego. Este dato habría que multiplicarlo por 2 o 2,5 porque las familias también son afectadas directamente por el trastorno.

¿De cuántas personas estamos hablando? Hablamos de unas 470.000 personas afectadas si nos ceñimos al 1%, un problema de salud pública que va más allá de la moda o de la proliferación de casas de apuestas. La situación clínica es lo suficientemente significativa como para tomar medidas de prevención y de asistencia desde mi punto de vista.

¿Cuánta responsabilidad tiene la clase política en este asunto? La Administración tiene toda la culpa. De 45.000 millones que mueve la industria del juego, la Administración mueve directamente el 43% a través de loterías del Estado y de la ONCE. Además, del otro 57%, recauda con tasas e impuestos, por lo que ve en el juego el impuesto más dulce que pagamos los españoles, banalizando y minimizando cualquier enfoque clínico por intereses exclusivamente económicos.

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