Zafarrancho en Moncloa para la cumbre del Clima en Madrid

La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera (i), junto a la presidenta del PSOE y cabeza de lista del PSOE al Senado por Madrid, Cristina Narbona, a su llegada al Nueva Economía Fórum celebrado este lunes en el Hotel Westin Palace de Madrid.
La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, junto a la presidenta del PSOE y cabeza de lista del PSOE al Senado por Madrid, Cristina Narbona, en el foro Nueva Economía Fórum en Madrid.
 EFE/ Emilio Naranjo
La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera (i), junto a la presidenta del PSOE y cabeza de lista del PSOE al Senado por Madrid, Cristina Narbona, a su llegada al Nueva Economía Fórum celebrado este lunes en el Hotel Westin Palace de Madrid.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, busca ponerse al frente de la lucha contra el cambio climático mundial con un rápido movimiento que el jueves pasado le llevó a ofrecer al presidente de Chile, Sebastián Piñera, organizar en Madrid la Cumbre del Clima que debía tener lugar en Santiago del 2 al 13 de diciembre. Chile renunció a ella por las protestas y la Conferencia de la ONU para el Cambio Climático no tardó en adjudicársela a España.

En dos días quedó resuelto el nuevo emplazamiento de la Cumbre del Clima –continuación de citas tan importantes como las de Kioto o la de París– pero abrió una contrarreloj para tener lista en menos de un mes toda la logística de un evento al que la organización chilena calculó una asistencia de 25.000 personas diarias. Incluidos líderes políticos de entre los 197 países miembros del Pacto del Clima, más la UE. A la cumbre de Katowice (Polonia) del año pasado asistieron 40, Sánchez incluido.

El Gobierno asegura que está preparado para organizar una cumbre que seguirá presidiendo Chile y de la que España solo será anfitriona, con ayuda de Naciones Unidas. Precisamente hoy llegará a Madrid un funcionario de la ONU para ayudar con los trabajos que empezaron ya este fin de semana.

El mismo día que Sánchez hizo su ofrecimiento a Piñera, el Gobierno habló con los grupos parlamentarios y se aseguró de que en Ifema había disponibles instalaciones de 100.000 metros cuadrados. Aunque en funciones, el Ejecutivo afronta la cumbre "con mucha ilusión" y como "un desafío inmenso para activar todo en muy poco tiempo", dijo ayer la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. También dio por descontado el apoyo de la Comunidad de Madrid –que garantizó "leal colaboración" para que sea un "gran éxito"– y del Ayuntamiento de la capital, del PP. En principio, la idea fue una sede conjunta entre Madrid y Málaga, que habría hecho las delicias de su alcalde, Francisco de la Torre.

Este lunes se celebró en el Ministerio para la Transición Ecológica una reunión interministerial sobre una cumbre que también ha puesto en alerta a un gran número de altos funcionarios: les sitúa en la tesitura de organizar toda la logística que Chile tuvo un año para preparar.

De momento se desconoce el coste, aunque es previsible que la falta de tiempo impida buscar las ofertas más baratas. La última gran cumbre en España, la Iberoamericana, en Cádiz en 2012, costó cinco millones, de los que la mitad salieron de las arcas españolas. Esta será varias veces mayor. Este lunes, la presidenta del PSOE y exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, la comparó con la Conferencia de Paz árabe-israelí de 1991. En esta ocasión, no será tarea del Gobierno ni dotarla de contenidos ni, por ejemplo, gastos de traslado y alojamiento de los participantes. Como hizo Chile, se espera que los asistentes reciban información sobre cómo moverse o dónde alojarse. Por eso, ha sido muy bien vista por los actores económicos, como indican los mensajes que ha recibido el Gobierno desde el sábado. Sí habrá que organizar el espacio para una cumbre política, con numerosas mesas de trabajo y foros de todo tipo. Chile iba a ubicarla en lo que hasta 2006 era un aeropuerto. Había previsto 40 salas de reuniones e instalar 110 kilómetros de cable, 25 de fibra óptica, 3.000 puntos de conexión a internet o 50 cabinas de traducción.

Para el Gobierno la cumbre es cuestión "de Estado". El anuncio de que será en Madrid ha caído en plena campaña electoral y su celebración podría caer cerca de una eventual sesión de investidura, si se cumplen los planes de Sánchez de ser investido en diciembre. A pesar de ello, Ribera negó este lunes electoralismo. "Nos podíamos quedar indiferentes en un momento tan delicado", dijo, cuando la comunidad internacional necesita hacer cumplir en 2020 el Acuerdo de París de reducción de emisiones, con la oposición de Trump.

Tercera sede de una cumbre gafe

Madrid se ha convertido en la tercera sede de la Cumbre del Clima de 2019, llamada a celebrarse en principio en Brasil. Esa era la primera opción pero lo impidió la llegada al poder de su actual presidente, Jair Bolsonaro, que aprovechó que en junio de 2017 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó el Pacto de París –para reducir a un 2% las emisiones en 2020–, para desistir de ser sede. Esta edición correspondía a América Latina y tomó el relevo Chile, donde las protestas han impedido organizarla.

Greta Thunberg no responde al Gobierno

El Gobierno no tiene noticias de Greta Thunberg, a la que el sábado ofreció ayuda para llegar a Madrid desde América Latina, de camino a Santiago de Chile, donde en principio iba a celebrarse la cumbre. "Hemos mandado un mensaje y no ha contestado", dijo la ministra Ribera, sin descartar que la joven sueca llegue "por su cuenta".

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