Sánchez no presidirá la primera coalición pero es el primero en fracasar dos veces

El líder socialista español, Pedro Sánchez (izda), a su llegada al hemiciclo del Congreso durante la primera jornada del debate de investidura.
El líder socialista español, Pedro Sánchez (izda), a su llegada al hemiciclo del Congreso durante la primera jornada del debate de investidura.
EFE
El líder socialista español, Pedro Sánchez (izda), a su llegada al hemiciclo del Congreso durante la primera jornada del debate de investidura.

El martes pasado, justo antes de la primera votación de investidura que no superó, Pedro Sánchez tentó a la (mala) suerte en el Congreso. En su intervención final después de más de día y medio de debate, hizo un último intento para animar a los partidos a que votaran a su favor o se abstuvieran admitiendo que "corro el riesgo de ser el primer candidato de dos investiduras fallidas". Así fue finalmente. La segunda votación frustró el que podría haber sido el primer gobierno de coalición desde la II República pero se saldó con otro momento histórico, al convertir a Sánchez en el primer candidato que sale dos veces del Congreso sin ser investido.

Presidir la primera coalición es un récord que se ha quedado en el tintero dentro del catálogo de hitos de los últimos tres años. Desde 2016, la política española se ha estrenado en muchos frentes y no siempre Sánchez ha sido el protagonista. En realidad, la lista de situaciones inéditas la inició su antecesor, Mariano Rajoy, cuando por primera vez rechazó que el rey le designara candidata para someterse a una sesión de investidura.

Ocurrió en enero de 2016, un mes después de las elecciones del 20 de diciembre de 2015. Tras una ronda de consultas con el monarca y tras constatar que no tenía los apoyos suficientes para conseguir ser investido por segunda vez, Rajoy declinó el ofrecimiento de Felipe VI. "En este momento tengo una mayoría de votos en contra", dijo.

En este momento Rajoy no descartó volver a intentarlo. Sin embargo, se le adelantó Pedro Sánchez, que tras una nueva ronda de consultas con el Rey, fue designado por él en febrero de 2016 para presentarse como candidato a una sesión de investidura. Este es su primer momento histórico, porque por primera vez el líder de un partido que no había ganado las elecciones (las de diciembre las ganó el PP) se presentaba a una votación de investidura en el Congreso. Tenía solo 89 diputados. A cambio, fue el primero en ver su intento fracasar.

Intentó primero armar una mayoría que integrase a Ciudadanos y Unidas Podemos, que en una comparecencia ya histórica rueda de prensa, Pablo Iglesias le exigió a cambio una vicepresidencia e importantes competencias, como los servicios secretos. Sánchez rechazó el envite y Podemos votó en contra. Con Albert Rivera llegó a firmar un acuerdo de investidura y Ciudadanos fue de los únicos que votar que sí junto con el PSOE y Coalición Canarias, algo que fue insuficiente.

Con esta votación, en marzo de 2016, empezaron a correr los plazos hacia una nueva repetición electoral, que se produjeron ese año por primera vez. Con medio PSOE en contra, Sánchez intentó, también sin éxito, una mayoría alternativa con Podemos y partidos independentistas y nacionalistas. Pero tampoco los de Iglesias dieron su brazo a torcer y abocaron a España a su primera repetición electoral, los comicios de junio de 2016.

Ganó otra vez Mariano Rajoy y empezaron las presiones para que Sánchez diera su brazo a torcer y se abstuviera para que gobernara el PP. Es precisamente eso mismo lo que el socialista ha estado reclamando ahora al PP y a Ciudadanos, pero hace tres años fue el motivo de que fuera defenestrado de la secretaría general de PSOE y decidiera dejar su escaño antes de permitir con su abstención que Rajoy siguiera gobernado.

Estos acontecimientos, en octubre de 2016, fueron previos a que a finales de ese mes Rajoy fuera reelegido con los apoyos de PP, Ciudadanos y todos los diputados del PSOE menos 15. Fueron también el punto de partida de una nueva etapa en la vida política de Sánchez que tardaría poco en deparar otros momentos históricos.

Antes, hubo otro hito en la política española. La consulta independentista del 1 de octubre de 2017 provocó que a finales de ese mes el Senado aprobara por primera vez la aplicación del artículo 155 de la Constitución para intervenir una autonomía, en este caso, Cataluña. Las consecuencias del proceso soberanista catalán seguiría provoncando momentos inéditos, como el juicio por rebelión a sus responsables políticos, la primera vez que presos en prisión provisional se presentaban a unas elecciones (del 28-A) y la primera vez que tomaban posesión de su escaño estando en la cárcel, para ser después suspendidos.

Sánchez regresó al liderazgo del PSOE tras las primarias de mayo de 2017 un año después, a finales de mayo de 2018, tiene lugar otro momento histórico. Un día después de la demoledora sentencia de la Gürtel para el PP, el PSOE registró en el Congreso una moción de censura que en una semana triunfó por primera vez en la historia española y llevó a Sánchez a la Moncloa.

Su reelección fracasó esta semana en una investidura que, para seguir la estela de los últimos años, encerraba un momento histórico, en un sentido o en otro. Decayó la primera coalición y llegó el segundo fracaso.

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