Una tormenta solar impacta en la Tierra: podría estropear los GPS... y provocar auroras boreales en Londres

Tormenta solar.
Tormenta solar.
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Tormenta solar.

El Centro de Predicción Meteorológica Espacial (SWPC, por sus siglas en Inglés) y la Agencia Espacial Europea (ESA) han advertido de que entre el 15 y el 17 de mayo impactará contra la tierra una tormenta solar de una gravedad suficiente como que sean posibles algunas consecuencias de diversa consideración, mayoritariamente en la infraestructuras de telecomunicaciones y eléctricas.

Una tormenta solar, a grandes rasgos, es una variación temporal en el campo magnético terrestre provocada por un incremento en el llamado "viento solar", una emisión de partículas de la masa coronal solar desde la atmósfera de nuestra estrella. Estas emisiones, también conocidas como "eventos CME" por las siglas anglosajonas de Eyección de Masa Coronal, impactan contra la ionosfera terrestre, que nos protege de ellas, provocando las hermosas luces que conocemos como auroras boreales y australes, y que durante las tormentas solares pueden extenderse hacia el ecuador desde su habitual posición sobre los polos. En el caso de estos días de mayo, el SWPC ha anunciado que es posible que la aurora boreal pueda llegar a verse tan al sur como Londres, Nueva York o Michigan.

Mapa que representa la posible actividad de la aurora boreal durante la tormenta solar.  SWPC

En particular, las alertas emitidas alcanzan los niveles G1 (menor) y G2 (moderada, durante el día 16 en el que se producirá el pico de potencia del suceso), en función de una escala que mide la actividad geomagnética mundial y que va desde G0 a G5. Con estos niveles, el Servicio Geológico de Estados Unidos advierte de que pueden producirse variaciones súbitas de voltaje en las instalaciones eléctricas, particularmente notables en las latitudes más altas, que pueden llegar a dañar los transformadores de aquellos aparatos eléctricos que permanezcan conectados a la red. Este efecto puede también dar pie a que se produzcan apagones.

Sin embargo, y a pesar de que sí advierten de la posibilidad de que esto ocurra, el SWPC quiere enviar en esta ocasión un mensaje de tranquilidad asegurando que no se espera que se produzcan apagones ni daños significativos.

Posibles daños sobre satélites, GPS y otros sistemas

Uno de los efectos que tiene el viento solar es la deformación de la ionosfera terrestre. Esto provoca que determinados sistemas de comunicación que funcionan mediante reflexión en dicha capa de la atmósfera puedan fallar o, dependiendo de la latitud y la magnitud concreta del fenómeno geomagnético, volverse completamente inoperativos (aunque no se prevé en este caso se llegue a tal situación). Este tipo de sistemas incluyen el GPS y la radio de alta frecuencia.

Los satélites, igualmente, pueden sufrir especialmente las consecuencias de esta tormenta solar, ya que la distorsión de la ionosfera puede dificultar el control de la órbita al aumentar la inercia satelital. Por otra parte, sus sistemas electrónicos pueden sufrir picos de voltaje que también pueden dañar el equipo.

Efectos sobre la salud

En principio, una tormenta geomagnética de la magnitud de la que se prevé entre el 15 y el 17 de mayo no reviste riesgo para la salud de las personas sobre la superficie de la tierra, aunque existen algunas fuentes médicas que defienden que pueden producirse leves efectos en los sistemas cardiovascular y digestivo de algunas personas, por lo que recomiendan evitar comidas muy pesadas y hacer demasiado ejercicio.

Algo diferente es la situación para todos los astronautas en órbita y los pilotos de gran altura, que deberán tomar precauciones adicionales ya que el viento solar aumenta el grado de radiación al que se exponen.

Perturbaciones en las migraciones animales

Muchos animales migratorios se valen de sistemas internos que les permiten usar el campo magnético de la tierra para orientarse, por lo que su deformación en el marco de una tormenta geomagnética puede provocar perturbaciones en sus rutas y su comportamiento, según arrojó un estudio de 2017 llevado a cabo por la NASA en conjunción con el Buró federal de Administración de la Energía del Océano (BOEM) y el Fondo internacional para el bienestar animal (IFAW).

Un problema cada vez mayor

Hasta ahora, la humanidad no ha vivido tormentas geomagnéticas que hayan tenido consecuencias de gran gravedad, y los científicos aseguran que tampoco va a ser el caso en esta ocasión. (algunos de los casos más importantes son el llamado evento Carrington, en 1859, que es el nombre que recibe la tormenta solar más potente registrada hasta ahora, y la tormenta solar de 1989. En el primer caso, se produjeron cortes en la incipiente red de telégrafo norteamericana y en el segundo cortes de luz en la región canadiense de Quebec).

Sin embargo, y aunque se trata de fenómenos naturales con cierta periodicidad, las tormentas solares comprometen cada vez más infraestructuras y sistemas artificiales, al tiempo que estos son cada vez más centrales en la vida humana. Así, la razón de que estas perturbaciones geomagnéticas sean un motivo cada vez mayor de preocupación tiene que ver con la dependencia de los sistemas de telecomunicaciones, eléctricos y tecnológicos.

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